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¿Fuegos artificiales?

Estando la amenaza instalada, ante los hechos, advertencias y nuevos conocimientos, los costos de una catástrofe continúan y pueden volverse inabordables.
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El incendio del segundo día del 2017 logró lo que el anterior del 2014 no pudo: generar un cambio de foco a nivel nacional de lo que significa una catástrofe de estas magnitudes, con una nueva agenda urbana local.

La deuda histórica de Valparaíso no tiene solamente que ver con el abandono de los barrios patrimoniales, sino que es mucho mayor. Tiene que ver con la falta de cuidado del Estado frente a la informalidad urbana. Un proceso invisible, con "buen lejos", en el que se advierte una falta de intervención estructural en la gran extensión de los barrios altos de Valparaíso y Viña del Mar.

Ha sido el clientelismo electoral, que tanto desprestigio ha causado a la política local, lo que ha construido la trama del borde alto metropolitano, ininterrumpidamente desde hace más de medio siglo. Una falta histórica de infraestructura que no sólo ha impedido una mayor cohesión social entre comunidades consolidadas con otras que han tenido que optar por el fondo de la quebrada; además -y lo hemos constatado-, ha impedido mitigar en el tiempo el impacto ambiental que significó para el ecosistema natural el tener que soportar esta extensión urbana sin control, la que hoy, a la luz del cambio climático, se ha vuelto insostenible.

El 2017, lugares como Pueblo Hundido (detrás de la parte alta, "al otro lado"), se levantan y nos recuerdan que nuestras urgencias son muchas, pero que en sectores como éste han sido desatendidas por completo. Mientras tanto, la reconstrucción avanza, es cierto, en varias zonas arrasadas por el incendio de 2014, pero el desafío va mucho más allá de reponer lo perdido. No podemos seguir con una administración de la pobreza como si fuese el ADN urbano nacional.

Para asumir esta nueva etapa se requiere algo más complejo que ideas y presupuestos contundentes o "compensaciones", porque no resuelven los problemas de fondo. Este es un tema de dignidad y seguridad pública, que requiere una visión de Estado diferente, con una coordinación y gestión decidida en acciones que hoy están en carpeta, lidiando con nuestra propia institucionalidad, aún reactiva.

Pero no podemos esperar a mejorar nuestra institucionalidad o cambiarla por completo, pues eso tomará demasiado tiempo, con la amarga certeza de que 2017 volverá a sumar otros incendios de estas características. Estando la amenaza instalada, ante los hechos, advertencias y nuevos conocimientos, los costos de una catástrofe continúan y pueden volverse inabordables. A su vez, se requiere por parte de los habitantes del Valparaíso metropolitano aceptar un cambio cultural, un compromiso mayor con el territorio. Esto puede concretarse en una nueva afinidad de liderazgos que vayan desde las alcaldías hasta la Presidencia.

Desde una visión local determinada y con una voluntad política central se puede construir una nueva transición desde la acción, que va desde lo comunal hasta lo central, donde claramente el liderazgo regional representativo es una clave de éxito en la acción más expedita.

Valparaíso se sustenta en la protección de su entorno y de quienes lo habitan, por tanto son cruciales las soluciones que nacen de un diagnóstico ya consolidado, con alternativas ampliamente conocidas, por lo que hay que abordar su implementación, que es donde se advierten los problemas. Debemos enfocarnos en ese tramo de acción para avanzar porque seguir teorizando en el diagnóstico o en las alternativas de acción nos extravía de nuestro obejetivo.

Liderazgo regional y comunal e implementación del Estado. Hay buenas razones para alentar al Gobierno Regional a articular una estrategia efectiva, en lo que le queda de Gobierno. Abunda el talento local para determinar acciones con los instrumentos actuales y lo aprendido de la catástrofe de 2014. Una parte de ese talento -creemos- se ha instalado en la alcaldía y se ha destacado en estas primeras semanas con el uso del sentido común. Una coyuntura que deja únicamente espacio para actuar con decisión e integralmente, entendiendo que los fuegos que se han vuelto importantes en Valparaíso, tanto para sus habitantes como para Chile y el mundo, ya no son precisamente los de artificio.

* Integrantes de Metropolitica

Gonzalo Undurraga y Alberto Texido *