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Campos clínicos, viejo y nuevo debate

Se hace necesario que las autoridades ministeriales hagan realidad cuanto antes el proyecto de asignación de campos clínicos.
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Todo hospital de cabecera o centro asistencial primario debiera contar con los médicos necesarios. Y por eso es que frente a esta situación resulta imperioso el entendimiento entre las autoridades sanitarias y las universidades encargadas de formarlos. Por eso, en la medida en que ha ido en aumento el número de estos estudiantes, se ha hecho imprescindible regular mejor el uso de los campos clínicos, acción que es de exclusiva responsabilidad del Ministerio de Salud y de los Servicios de Salud en cada región y en la cual no tienen injerencia los decanos, quienes han sido citados erróneamente como negociadores de espacios clínicos en otros tiempos.

Hasta ahora, dicha cartera ha buscado resolver el dilema de la distribución de los cupos mediante llamados a licitación y firma de convenios específicos. La reciente situación derivada del reclamo de los alumnos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso, frente a la disminución de cupos en una especialidad, puso una vez más sobre el escenario la necesidad de respetar los acuerdos vigentes y, sobre todo, fue un nuevo llamado al Ministerio de Salud para que despache cuanto antes el proyecto de ley que busca regular el asunto y eliminar los incentivos monetarios que entregan algunas instituciones para obtener el acceso a un campo clínico, situación que para nosotros es imposible por ser instituciones estatales.

La señalada propuesta legal pretende terminar con tal situación al establecer el concepto de "asignación", que se alcanza mediante elementos académicos como la acreditación de las instituciones formadoras involucradas y elementos de retribución como son la habilitación de espacios docentes y la transferencia tecnológica, entre otros. Es decir, una decisión basada en la calidad de las instituciones formadoras. Este aspecto no sólo pretende regular la actividad al interior de los hospitales, sino también modificar el sentido de las discusiones. Si bien es cierto que en éstas aún domina el debate antagónico de lo público y lo privado, poco a poco los argumentos se están orientando hacia los deberes exclusivos, prioritarios o preferentes.

Si nuestro pensamiento se quedara anclado en el viejo debate, tendríamos que reconocer que apoyamos la idea de que la salud pública debe ser sólo estatal. Lejos estamos, sin embargo, de esa idea que algunos tildan -con cierta razón- de ideológica. Lo que sí apoyamos y defendemos es que la salud pública en Chile es un desafío y tarea a la que todos estamos llamados, tanto las universidades públicas como las privadas, pero siempre teniendo en mente la calidad de la formación y, sobre todo, el bienestar de los pacientes.

Por todo lo anterior, creo que se hace absolutamente necesario que las autoridades ministeriales hagan realidad cuanto antes el proyecto de asignación de campos clínicos y que, en el intertanto, las universidades respetemos los convenios vigentes, sin crear alternativas paralelas y manteniendo siempre un dialogo fluido y una actitud solidaria para así cumplir con una formación de calidad a los médicos que Chile necesita, como lo demuestra la historia de la educación médica en nuestro país.

Antonio Orellana Tobar

Decano Facultad de Medicina Universidad de Valparaíso

Procesos de transición

Vivimos en medio de estos procesos de transición sin darnos cuenta de manera profunda cómo nuestro transitar será tocado y también cambiará.
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Cuando hablamos de procesos de transición tendemos naturalmente a quedarnos con la sensación que ellos sólo pertenecen al ámbito político. Así ha sucedido con nuestra sociedad, aunque también con muchas otras, como la española o las experiencias variadas de la antigua Europa del Este. Sin embargo, el concepto lo podemos admitir como más amplio y rico en su gama de posibilidades. Podemos hablar de transiciones de orden económico, social y cultural, entre otros. Y tal vez el más importante, las transiciones que las personas experimentamos durante nuestra vida, las que tienen distintos sabores y efectos, en que hay siempre un aprendizaje sobre la naturaleza humana. Hay mucha investigación y desarrollos sobre los procesos de transición cultural que son parte del devenir de las naciones y de las personas concretas a nivel individual. Mucho se oye hablar de cómo todo parece tan diferente y de cómo la cultura, los usos y costumbres, el modo de vivir, cambian.

Palabras dominantes en los últimos tiempos son la globalización y la profunda transformación del conocimiento y los desarrollos tecnológicos. Basta ver el notable esfuerzo del Senado al organizar el Congreso del Futuro, del que usted probablemente tuvo la oportunidad de informarse por los medios o apreciar alguna conferencia. Sólo esos dos temas anclan la conversación y los debates, los odios y los amores, la pacífica y apasionada discusión y el ataque terrorista emergente, la esperanza de tener una respuesta y una oportunidad o alguna forma de exclusión.

Vivimos en medio de estos procesos de transición sin darnos cuenta de manera profunda cómo nuestro transitar será tocado y también cambiará. Miramos con horror o ya acostumbrados y sin asombro los sucesos del mundo, los seres humanos que caminan y nadan para salvarse o morir, como parte de nuestro escenario. Aunque sea necesario mil veces decirlo, nada nos es ajeno y seremos tocados por esta red de sucesos que habrá de activar nuestras transiciones, este pasar de un estado a otro con grados diversos de dolor y de esperanza.

Los paraísos que miramos desde aquí como tierras perfectas y prometidas no lo son tanto, pues también transitan. Lo alcanzaremos a ver. Nuestra mirada, prejuicios e ideologías que explican y protegen todo el mal provocado por el que admiramos y en que condenamos por el mismo mal a aquel del que discrepamos, contamina las travesías. Somos humanos y nuestra razón y sentimientos marcan todos los procesos. Nuestro propio país debemos mirarlo con ojos abiertos en su devenir, pues navegamos en medio de un mar cuyas aguas pueden ser impredecibles, con tantos creyendo tener en sus manos la respuesta definitiva, honorablemente asumida, aunque -a veces- mesiánica o que nos hablan para escuchar lo que deseamos, con palabras que construyen un futuro con suficiente ambigüedad. Pero parece ser un fenómeno más universal, veremos transiciones de tantos colores, tan fragmentadas, casi de la preferencia de múltiples pequeños dioses, cuyos efectos cuando no cumplen las expectativas de grandes conglomerados pueden abrir nuevos mares de transiciones personales o sociales que es complejo anticipar. En todo caso, lo que no podemos eludir es el transitar.

Bernardo Donoso

Profesor PUCV

Un verano que no da tregua a la seguridad

Robos a turistas argentinos, riñas con arma blanca en las playas y una serie de inseguridades en el borde costero, dan cuenta que falta mucho por mejorar. Algo está pasando en nuestras ciudades, y aunque los organismos policiales suelen minimizarlo como "casos aislados", la preocupación de la comunidad es cada vez mayor.
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La llegada de 300 Carabineros extras para cada uno de los meses del periodo estival, con el objetivo de reforzar los puntos más sensibles del litoral de nuestra región, así como la planificación y coordinación que realizan las policías con las autoridades encargadas de velar por la seguridad pública, parece no amilanar a los delincuentes. Así lo han demostrado una serie de acontecimientos registrados en las últimas semanas. Portonazos, una violenta riña con arma blanca en plena avenida San Martín, que enfrentó a chilenos y colombianos, sumado a los airados reclamos de residentes del sector Casino, quienes aseguran que "la situación ya es insostenible" en materia de incivilidades y delitos, son claros ejemplos de que algo no está funcionando bien en un área prioritaria, que se refleja en la percepción de temor de la ciudadanía. Mientras la Cámara de Comercio de Viña del Mar hace esfuerzos para que los miles de turistas trasandinos que llegarán durante el verano a la zona, adopten todas las medidas de resguardo para que no sean víctimas de delitos, para lo cual se les entrega un díptico con una serie de datos útiles para reducir al máximo los riesgos durante su estadía en la región, debemos lamentar la existencia de verdaderas bandas especializadas en atacar a los visitantes, ya sea a los que llegan desde el otro lado de la cordillera, como a los norteamericanos, europeos o asiáticos que desembarcan de los cruceros en Valparaíso, en una de las temporadas récor en materia de arribo de trasatlánticos. El propio fiscal de la Unidad de Focos de la Fiscalía Regional, José Uribe, da cuenta de la existencia de "profesionales" en esta materia, delincuentes que "perfilan" a sus víctimas según su procedencia para atacarlos. La alcaldesa de Viña del Mar, Virginia Reginato, también reconoció esta semana su preocupación por la problemática delictual y de inseguridad registrada en los últimos días en el borde costero de la Ciudad Jardín, producto de las riñas, ingesta de alcohol y comercio ambulante. La autoridad incluso no descarta clausurar la pasarela de 15 Norte, que une los principales malls del sector, debido a que se ha convertido en un punto de conflicto por el numeroso comercio ilegal. La gota que rebasó el vaso ocurrió a mediodía del viernes, cuando bandas rivales se enfrentaron a tiros en el sector de Forestal, disputa que se extendió por las calles de la ciudad bella hasta las afueras del hospital Gustavo Fricke, donde los pacientes, usuarios y funcionarios, huyeron despavoridos en medio de una infernal balacera. El saldo, tres personas baleadas, entre ellos dos implicados en el enfrentamiento, y decenas de transeúntes impactados por un nivel de violencia solo visto en las mejores series de televisión. Algo está pasando en nuestras ciudades, y aunque los organismos policiales suelen minimizarlo como "casos aislados", lo cierto es que la preocupación de la comunidad es cada vez mayor. Vivir bajo el temor que en cualquier momento nos pueden atacar es el síntoma claro de que, los esfuerzos realizados hasta ahora, no están dando resultados positivos en materia de seguridad.