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ENTREVISTA. aldo valle, rector de la Universidad de Valparaíso e hincha de Wanderers, critica la estructura de propiedad de la S.A. caturra:

"Los clubes deportivos no deberían tener controladores en el sentido que lo tienen las sociedades mercantiles"

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Luis Cabrera del Valle

Aldo Valle nació en La Cruz, entre Quillota y La Calera. Y pese a los 60 kilómetros que separaban a su hogar de Valparaíso, desde niño viajaba todos los días en tren hasta el Puerto para cursar su educación secundaria en el liceo Eduardo de la Barra.

Su relación con la ciudad siguió y se acrecentó cuando estudió Derecho en la sede porteña de la Universidad de Chile.

Por eso no extraña la filiación wanderina del rector de la Universidad de Valparaíso.

Valle no es hincha de estadio cada fin de semana, pero sí incorpora al club caturro como parte de su identidad. Y por eso reconoce que se siente "preocupado" por la crisis deportiva y económica que vive el Decano.

"Reconozco en Santiago Wanderers una institución social, no solo un club deportivo", reflexiona el académico respecto al rol que cumple el equipo en la ciudad.

Y le da mayor densidad a su postura asegurando que "un club puede no ser necesariamente una institución en el sentido de representar una tradición con un vínculo afectivo, social y cultural tan marcado con la ciudad de Valparaíso, lo es también porque nos comunica un sentido de comunidad, algo más bien extraño en estos tiempos de atomización y anulación de toda tradición de pertenencia a una organización colectiva".

-Desde su posición como wanderino informado, ¿qué opinión le merece el momento por el que atraviesa el club verde?

-Ciertamente es preocupante y debe provocarnos impaciencia ciudadana a todos. Wanderers es una institución centenaria, y representa como nadie la identidad de la ciudad y sus habitantes. Por eso, es lamentable que esté pasando por un mal momento deportivo, pero sobre todo por una delicada situación económica, producto, probablemente, de malas decisiones, que finalmente repercuten en el desarrollo de la institución y obviamente en sus resultados. Wanderers es sinónimo de Valparaíso, y por ello sus victorias son siempre una alegría para la ciudad y sus habitantes, especialmente para la gente que habita en los cerros, que vive con tantas dificultades. Wanderers tiene la particularidad de dar a todos ellos no solo un momento de alegría, sino además un cierto orgullo de vivir en Valparaíso. A mí me impresiona ver como en los cerros siempre flamea la bandera de Wanderers en distintas casas. Es un sello de identidad muy potente, que creo no ocurre en otras ciudades.

- ¿Qué opina del ingreso del lucro en temas que aparentemente estaban reservados a la pasión, como el fútbol? ¿Cuál es el parangón que se puede establecer con la educación?

- No se puede negar que el fútbol requiere de financiamiento, pero no al extremo de convertirlo en una actividad que se base en el interés lucrativo. Vivimos una época en que, lamentablemente, se ha impuesto una mirada economicista de la sociedad, donde todo se hace en función de obtener ganancias, colonizando espacios que en otras épocas habría sido simplemente impensable verlos sometidos al interés lucrativo. Hemos dicho que el lucro en la educación es definitivamente una distorsión que puede alterar sustancialmente el sentido de una relación social como la tarea de formar personas y desarrollar capacidades, virtudes y valores. Pero en nuestro país el lucro en educación es visto como algo natural, avalado y promovido una y mil veces. Más allá de la retórica de quienes ostentan posiciones de poder, al final del día, cada año, lo que vemos es que se transfieren cuantiosos recursos a una oferta que carece de regulaciones mínimas para garantizar los fines públicos. Podríamos decir lo mismo del fútbol. Es cierto que el fútbol debe generar recursos para que quienes ejercen la profesión puedan vivir y recibir el adecuado pago por su esfuerzo, y para que los clubes se mantengan, pero cuesta entender que un deporte, finalmente, sea sinónimo de un negocio. Entonces eso que usted llama la pasión del hincha, queda relegado a los intereses de quienes buscan rentabilizar a costa de un club. Ahora, también diría que más allá de lo que ocurre con Wanderers, asimismo resulta complejo ver las grandes cantidades de dinero que se manejan en el mundo y en nuestro país a propósito de este deporte. Cuando hay quienes viven en medio de tantas necesidades a veces resultan chocantes las cifras que se mueven en transferencias y sueldos de algunos futbolistas.

- ¿De qué manera ve la irrupción de personajes como Nicolás Ibáñez en el fútbol, que provienen de áreas tan aparentemente lejanas al deporte y a las canchas?

- Todos sabemos en Valparaíso que el señor Ibáñez es un conocido empresario, pero no sé qué relación pueda tener con el fútbol. Un empresario tiene desde luego el derecho a participar en un club como Wanderers, especialmente si es además hincha del mismo. Mi opinión, en todo caso, es que los clubes deportivos no deberían tener controladores en el sentido que lo tienen las sociedades mercantiles.

-¿Piensa que la identidad típicamente porteña de Santiago Wanderers puede verse amenazada por la experiencia que está viviendo hoy el club, con su base social muy descontenta con la forma en que se maneja desde la dirigencia?

-Como dije antes, para mí Wanderers es sinónimo de Valparaíso, y espero que la situación que atraviesa el club no afecte la relación con la ciudad y su gente, y también con aquellos que no viviendo en ella siguen a Wanderers desde la distancia. En todo caso creo que es de la esencia de los porteños sobreponerse a las situaciones complejas, y por tanto sé que los seguidores de Wanderers harán y debemos hacer lo posible porque el club no se aleje de sus raíces, aunque ello suponga ir contra la corriente. Son estos momentos también los que pueden generar coyunturas de inflexión, que si se canalizan de manera adecuada, con el empuje y tesón de sus hinchas, pueden permitir un cambio. Creo que estamos viviendo un cambio social que debe animarnos en el sentido de que sea posible concebir que instituciones como Wanderers pueden ser de un modo distinto a como se han desarrollado en las últimas décadas.

-¿Considera que el principal aporte social de un club como el porteño debe ser entregarles desayunos a sus jugadores cadetes?

- No conozco cómo opera la relación del club con sus jóvenes, pero imagino que si una institución, cualquiera sea su carácter, trabaja con niños y jóvenes, la relación tiene que ser integral y debe abordar en un sentido amplio la formación. Creo que es un tema muy delicado y al que quizás no se le ha prestado la debida atención. Un niño o un adolescente es alguien que está en pleno desarrollo, no solo desde el punto de vista biológico, pues también está en un proceso de socialización fundamental, por tanto debe tener una atención especial, que conjugue debidamente el aspecto deportivo con el desarrollo de la persona, porque finalmente los clubes no solo están formando a un futbolista, están siendo parte del proceso educativo de un individuo como sujeto social y cultural. Creo que el Estado debiera preocuparse de esta relación, da la sensación de que hoy tal dimensión se halla en tierra de nadie, y dada la importancia que tiene para la formación de una persona lo que ocurre en cierta edad, no puede esto quedar al arbitrio sólo de quienes dirigen un club deportivo.

-La Universidad de Valparaíso ha sido en algún momento socio comercial de Wanderers. ¿Cree que esa relación los ha favorecido?

-Nosotros no hemos sido socios comerciales de Wanderers, hemos estado presentes en un espacio de publicidad durante los partidos en Playa Ancha, porque nos interesaba proyectar nuestra relación con la ciudad a la que Wanderers representa.

-¿Cuáles son sus ideas para vincular de mejor forma al club con la ciudad desde el punto de vista social y cultural?

- Creo que la ciudad tiene un vínculo constitutivo con Wanderers, es decir, si Valparaíso dejara de tenerlo perdería parte de sí mismo. En ese sentido, creo que es importante que exista de parte de la institución y de todos quienes la conforman -lo que incluye por cierto a todos los hinchas- un esfuerzo porque Wanderers sea capaz de transmitir aquellos valores que de un modo u otro son comunes al club y a la ciudad. Siempre se dice que los porteños la pasan mal -y Wanderers también- pero todos sabemos que por lo mismo tenemos la capacidad de sobreponernos a las dificultades. Aunque no tengo las fórmulas específicas, tanto las instituciones públicas como privadas, incluidas las empresas y otras organizaciones de la sociedad civil deberíamos dar lugar a una vinculación distinta, con una relación más directa y fluida con Santiago Wanderers. Tal vez podría haber un Consejo permanente que integrara su estructura orgánica y estatutaria, que fuera representativo y tuviera una participación transparente, diversa y plural, sujeto al control de la ciudadanía wanderina, pero sin una función económica. La fortaleza de esta institución pasa también por tener, desde luego, un desempeño decoroso en el fútbol nacional, pero también porque las políticas públicas promuevan una integración del fútbol al desarrollo cívico y cultural del país, especialmente de nuestra juventud.

"Sé que los seguidores de Wanderers harán y debemos hacer lo posible porque el club no se aleje de sus raíces, aunque ello suponga ir contra la corriente""

"Más allá de lo que ocurre con Wanderers, también resulta complejo ver las grandes cantidades de dinero que se manejan en el mundo y en nuestro país a propósito de este deporte""

"Vivimos una época en que, lamentablemente, se ha impuesto una mirada economicista de la sociedad, donde todo se hace en función de obtener ganancias, colonizando espacios que en otras épocas habría sido simplemente impensable verlos sometidos al interés lucrativo""