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ENTREVISTA. andrés soto, porteño, ingeniero mecánico del barco "Rainbow Warrior" de Greenpeace:

"Chile tiene que dejar de actuar a medias con el medio ambiente"

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Cristián Rodríguez F.

Casi 58 metros de eslora y un poco menos de altura en sus dos largos mástiles. A una velocidad de cinco nudos -poco menos de diez kilómetros por hora- y a 15 millas de distancia del límite costero entre las regiones de Coquimbo y Valparaíso. Por allí navegó desde lunes el barco "Rainbow Warrior III", en su primera visita a Chile desde que fue construido en 2011 a petición expresa de Greenpeace.

La embarcación tipo velero se encuentra en el país colaborando en la nueva campaña de la organización "Salvemos los mares del fin del mundo", con la que se busca que la empresa Mitsubishi -a través de su filial Cermaq Chile- desista de su idea de instalar alrededor de 300 salmoneras en la Región de Magallanes.

En ese marco fue que el viaje oficial en el país comenzó en el Puerto de Coquimbo, donde este Diario se embarcó por 36 horas hasta arribar en la mañana de ayer a Valparaíso. Allí permanecerá abierto al público a partir de mañana y hasta el domingo (ver recuadro).

El "Rainbow Warrior III" viene navegando desde Panamá con una tripulación de 17 personas, entre las que hay más de doce nacionalidades. Uno de ellos es chileno, y además porteño.

Ingeniero mecánico de profesión, Andrés Soto vive desde hace siete años en Valparaíso. En 2005 se unió a Greenpeace como voluntario y hace más de diez años que navega junto a la organización. En un principio seguía el régimen de la mayoría de los que están a bordo: tres meses navegando y tres meses en tierra. Pero hace tres años sólo se dedica a viajar una vez al año.

- ¿Llegas a Greenpeace por una decisión laboral o ya tenías una vocación por el medio ambiente?

- Mi ingreso a la organización fue netamente por razones medioambientales. Hace como 13 años entré de voluntario a la oficina de Greenpeace. Como había estudiado Ingeniería Forestal, ese tiempo ingresé en la campaña que se oponía a la tala ilegal de alerces en Valdivia. Era un tema que conocía. Y de ahí fui aprendiendo cada vez más de la organización hasta el año siguiente, cuando vino a Valparaíso un barco de Greenpeace. En esa oportunidad conocí a la tripulación y ahí fue cuando dije que me gustaría estar arriba de un barco. Empecé a estudiar Ingeniería Mecánica y a hacer los contactos hasta que me pude subir.

- ¿Por qué decidiste hace algún tiempo dejar de viajar cada tres meses y ahora sólo lo haces una vez al año?

- Por razones familiares. Me pasó que al navegar tres meses y descansar otros tres no puedes terminar muchos proyectos que tenías en casa y siempre estás dejando cosas inconclusas. Como que nunca haces planes a largo plazo por lo mismo. Y eso al final era lo que me hacía falta. Además, una de las otras razones fue que me empecé a construir mi casa. No podía estar navegando y dejarle la casa a los maestros...

- ¿Y a qué te dedicas el resto del año, cuando estás en "tierra"?

- Además de Greenpeace, trabajo para una compañía que realiza expediciones a la Antártica, que duran cerca de tres semanas o un mes. Salimos desde Ushuaia (Argentina) y cruzamos por el Paso Drake. Lo máximo que he estado en la Antártica son 40 días y lo mínimo dos semanas. Entonces son periodos más cortos, no de tres meses. Y además soy instructor de lanchas de velocidad. Me mandan a cualquier parte del mundo. Trabajo para una empresa que vende lanchas y cuando las compran voy yo a enseñar a usarlas. Con esos dos trabajo me mantengo haciendo cosas durante todo el año.

- ¿Qué te dijo tu familia cuando ingresaste a Greenpeace?

- Al principio estaban un poco sorprendidos porque ninguno de mi familia estaba relacionado con la organización ni con el mar. Pero ahora están súper felices. Me echan un poco de menos, por supuesto, pero ya están acostumbrados a estos diez años que llevo navegando.

- ¿Hay una concientización por el medio ambiente que compartes junto a tu familia?

- Claro, en nuestra casa tratamos de reciclar lo más que podemos. Mi casa, por ejemplo, la hice pensando en cuidar la energía y la construí de adobe. También recolectamos las agua lluvias y tenemos baños secos en la parcela. Como familia tratamos de por lo menos llevar una conducta medioambiental buena. Y siento que en Chile se ha notado bastante el cambio que ha tenido la sociedad en entender lo que es el reciclaje. Si bien creo que no están los mecanismos o las instituciones como para hacerlo de manera más efectiva, la gente sí está siendo más consciente. Tal vez, y así lo espero, en unos 15 años más la juventud ya venga con ese chip adentro.

- En tus diez años de navegación has estado en distintos países del mundo, ¿cómo ves a Chile en materia medioambiental?

- Creo que estamos muy atrás.

- ¿Por qué?

- Porque aquí sólo se privilegia lo económico, las ganancias, pero no el medio ambiente ni el cuidado de quienes viven en su alrededor. No hay una legislación que proteja el medio ambiente. Y la que hay está hecha solamente para obtener ganancias. Así es el modelo.

- ¿En otros países no es así?

- En otros países hay mucho más respeto... mucho más respeto. Por ejemplo, en términos generales, hace poco me comentaban que en Holanda hubo un ministro que se enriqueció y de inmediato quedó preso. Acá un ministro se enriquece y al otro día saca una ley que lo protege. Es así. Tengo compañeros de trabajo que son suecos y me hablan sobre las normas medioambientales de allá, que existen y se respetan.

- ¿Te ha tocado vivir alguna experiencia en ese ámbito?

- Hace un año -no con Greenpeace, sino que con la otra empresa en la que trabajo- estuve en Venezuela y estábamos cargando petróleo cuando se les cayó un poco al agua. No pasó nada. Las personas no estaban ni preocupadas. Extrañamente no les causó nada. En cambio en Estados Unidos o en Europa tú haces eso y te vas preso. Son distintas realidades.

- En Chile tenemos un ejemplo cercano, que son los derrames ocurridos en Quintero...

- Lo de Quintero es de lo que nos enteramos, porque muchas veces uno no se da ni cuenta de lo que está ocurriendo. Creo que como país deberíamos enfocarnos en no seguir utilizando combustibles fósiles, porque en cualquier momento hay un derrame y no hay nada que reparar. Son muchos años lo que se demora el mar en recuperarse. Además que un derrame en lugares tan cercanos a poblados, como ocurrió en Quintero, es sumamente peligroso.

- ¿Qué nos hace falta, entonces?

- Que dejemos de hacer todas las cosas tan a medias. Chile tiene que dejar de actuar tan a medias. Me gustaría que se pudiera hacer un mayor trabajo en torno al medioambiente. Pareciera que a la mayoría de las personas le están metiendo el dedo en el ojo, pero como siempre lo han hecho pareciera que eso ya no importa.

- ¿Cuál es tu evaluación de Valparaíso en esta materia?

- Creo que Valparaíso tiene un gran potencial, pero de alguna manera sí me gustaría que mejoraran más el manejo de la basura, de los residuos. Por ahí creo que debiese ser el camino. Es una ciudad que tiene mucho movimiento cultural. Siempre hay marchas por algún tipo de movimiento. Pero sí creo que el tema puntual, que afecta al medio ambiente y que es chocante para la gente que viene de afuera, es la acumulación de basura que hay.

- Desde el punto de vista afectivo, ¿cómo se logra conllevar tres meses de navegación?

- Creo que lo más importante es que la energía fluya, y eso parte con que en la mañana saludes a quienes ves. Emocionalmente, la navegación la llevo bastante bien. Trato de manejar mis horarios. Traigo mis libros y veo distintas películas para tener mi cabeza ocupada. Conversar harto con la gente para saber qué hacen en sus países también nos sirve bastante. Finalmente, para ser marinero tienes que tener un tipo especial de comportamiento porque tienes mucho tiempo muerto. Se trata de llevar una buena dinámica. Acá ha pasado que se han subido voluntarios que dicen que les cambió la vida a bordo del barco.

- ¿Cómo te ves más adelante?

- Creo que no voy a dejar nunca de navegar. Es un trabajo que me entrega una satisfacción bien grande. Si bien uno está fuera del sistema, llega en fechas distintas a casa y tienes una vida completamente distinta, no me arrepiento. Me gusta la vida que llevo.

"El país está muy atrás en materia medioambiental. En otros países hay mucho más respeto. Aquí sólo se privilegia lo económico, las ganancias...""

Participación en Médicos sin Fronteras

El año pasado, cuando no se encontraba navegando con Greenpeace, Andrés Soto viajó hasta la isla Lesbos -de origen griego, y que pertenece a un conjunto de islas cercanas a la costa de Turquía- para colaborar con la organización Médicos sin Fronteras en el transbordo de los refugiados sirios que escapaban de su país. "Me llamaron porque manejo lanchas rápidas, que era lo que se necesitaba. Tuve la 'suerte' de no encontrarme con nada trágico. A un compañero le tocó ver morir ahogado un niño, y a una mujer que se lanzó antes de llegar a la costa. Si bien uno siempre sabe dónde irá, nunca estás preparado para vivir una situación como esa", comentó Andres.

"Si bien uno como navegante está fuera del sistema, llega en fechas distintas a casa y tienes una vida completamente distinta, no me arrepiento. Me gusta la vida que llevo""

"Me gustaría que Valparaíso mejorara el manejo de la basura (...) Es un tema que afecta al medio ambiente y que es chocante para la gente que viene de afuera""


Cuatro días estará abierto al público el "Rainbow Warrior"

A partir de mañana y hasta el domingo 5 de marzo, el barco "Rainbow Warrior III" de Greenpeace estará en el Puerto de Valparaíso realizando un "Open Boat". Al igual que en Coquimbo, la organización recibirá de manera gratuita a quienes quieran recorrer cada una de las instalaciones de la embarcación. Se trata del barco más ecológico que posee Greenpeace y que fue construido en 2011. Está clasificado por Germanischer Lloyd, lo que les asegura haber cumplido con los más altos estándares medioambientales. Está registrado como "yate" debido a que un 80% de su navegación la realiza con sus velas desplegadas, alcanzando una velocidad máxima de 13 nudos. Entre sus principales funciones están el colaborar con las distintas campañas que Greenpeace desarrolla en el mundo, además de apoyar la investigación científica en los océanos. Un sistema de comunicación por satélite les permite incluso transmitir secuencias en directo.

3 meses son los que se navegan en un barco de Greenpeace. Andrés Soto abordó el "Rainbow Warrior III" el 3 de febrero en Panamá, y se desembarcará en Montevideo, en Uruguay.

10 años lleva el porteño navegando junto a la organización. En 2005 ingresó como voluntario, y tras conocer la tripulación de otro barco decidió estudiar Ingeniería Mecánica.

6 días permanecerá el barco en Valparaíso, de los cuales cuatro estará abierto a todo el público, a partir de mañana. Luego se dirigirá hacia Chiloé, para finalmente llegar a Magallanes.