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Confech anuncia primera marcha para el 11 de abril

EDUCACIÓN. Los universitarios sumarán fuerzas con secundarios y docentes para rechazar la Reforma a la Educación Superior.
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Belén Velásquez Neracher

Con la llegada de marzo, la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) realizó ayer su primera reunión formal del año lectivo 2017, la cual tuvo como punto de encuentro la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). Lugar donde se analizó el escenario que se proyecta para los siguientes meses.

Los estudiantes acordaron que se trabajará, principalmente, en dos aristas: el fortalecimiento de los movimientos sociales frente a un año electoral y el rechazo a la Reforma de la Educación Superior que ha planteado el Gobierno, donde los universitarios sumarán su desaprobación al cierre de la Universidad Arcis como ejemplo de la crisis que el área vive. Hechos que se darán a conocer a la comunidad en la primera marcha por la educación fijada para el 11 de abril.

"Entendemos que la Reforma hoy no se hace cargo de la crisis de la educación superior. Esta crisis la vemos materializada en el cierre que está viviendo la Universidad Arcis, la que podría vivir la Universidad Iberoamericana, y además el dejo y el abandono que tienen muchas de las universidades del Estado", aseguró Daniel Andrade, vocero de la Confech.

Agregó que "en ese marco, planteamos ampliar el rechazo a la reforma y explicarle a la ciudadanía el porqué de esa decisión, por lo que planificamos una movilización para el 11 de abril, a la que convocaremos como Movimiento Social por la Educación, ya que no sólo estarán los universitarios, sino que también los secundarios y los profesores". Posteriormente, tras el encuentro sostenido en el Puerto, los universitarios decidieron fijar una segunda movilización para el mes de mayo, cuya fecha aún no está definida porque se tratará de coordinar, al igual que en la de abril, con el Colegio de Profesores.

"Se quiere instaurar la necesidad de una reforma profunda y de un programa que piense en la educación en su conjunto y no sólo en las universidades, ya que también pensamos que se deben incluir a los colegios, tanto primarios como secundarios. Los objetivos están en ampliar el rechazo a la reforma de educación superior que no se hace cargo de la crisis y de visibilizar un proyecto que sea coherente con las demandas que se han levantado por lo movimientos sociales", agregó el dirigente estudiantil.

Respecto al cierre de la Universidad Arcis, Andrade indicó que "más que una práctica negligente, es una práctica premeditada para poder cerrar esa universidad que parte con las declaraciones malintencionadas de la ministra (de Educación) y que sigue con el administrador provisional que asiste sin abogado al juicio de quiebre".

No obstante lo anterior, el vocero de los estudiantes aseguró que se mantendrán abiertos al diálogo con el Ministerio de Educación y con los parlamentarios, a pesar que consideran que ellos no han sabido implementar la reforma educacional que pidió la ciudadanía. En todo caso, la prioridad serán los movimientos sociales, según aseguró el vocero de la Confech.

Derechos y deberes universitarios

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La condición de profesor universitario no se adquiere en virtud de un simple contrato de trabajo o del nombramiento que cursa una autoridad. Esa condición, salvo en aquellas universidades que improvisan docentes, se alcanza dando clases, realizando investigación, participando en actividades de extensión, e involucrándose, si cabe, en alguna tarea de gestión. Por su parte, la condición de estudiante universitario no se adquiere llenando un formulario de matrícula, sino estudiando, esto es, participando activa, regular, crítica y responsablemente en las actividades de formación de un plan de estudios. Por tanto, ser profesor universitario o ser estudiante universitario no sin simples determinaciones que se toman en un momento de la vida, sino metas que alguien se propone alcanzar con perseverancia y esfuerzo.

Vale la pena recordar todo eso en el caso de los profesores, puesto que la premura por hacer carrera académica suele producir impaciencia, cuando no ansiedad, por alcanzar prontamente jerarquías que, además de una obra, exigen un tiempo de ejecución de esta. Y en el caso de los estudiantes vale también la pena hacerlo porque, llegados a la universidad con apenas 17 o 18 años, están recién en el punto de partida del largo camino que los llevará a una licenciatura o título profesional y, a continuación, a cursos de especialización, diplomados y, acaso, a grados de magister o de doctor. Para profesores y alumnos no hay atajos ni tampoco vías rápidas. Por ponerlo en términos deportivos, en ambos casos se trata de carreras de fondo y no de pruebas de velocidad.

La actividad universitaria supone también derechos y deberes para profesores y estudiantes. Unos y otros deben estar al tanto de los primeros y ejercerlos cada vez que corresponda, y deben también tomar conciencia de sus obligaciones para cumplirlas cabalmente.

Espacios de libertad, las universidades son también lugares para la responsabilidad. Llegar a ser profesor universitario o estudiante universitario es algo que depende en mayor medida de quienes se proponen esas metas que de factores ajenos o externos.

Con su habitual y punzante ironía, Oscar Wilde decía de los deberes que es algo que tienen los demás. Uno tendría solamente derechos. Pero sabemos que las cosas no funcionan de ese modo, al menos no en la universidad. De manera que no hay ninguna contradicción en combinar la feliz era de los derechos en que vivimos con la conciencia y cumplimiento de nuestros deberes.

Premio nacional de humanidades y ciencias sociales

Agustín Squella