"En el entorno de Wanderers se está creando un clima de odiosidad que me parece peligroso"
El doctor en sociología Manuel Antonio Baeza tiene una opinión bastante clara sobre el complejo momento que vive Santiago Wanderers y los responsables de lo que califica como una "crisis institucional y futbolística", culpando de ella a la "muy deficiente gestión" de la sociedad anónima que concesiona al club, "carente de un proyecto deportivo acorde a las necesidades de la historia caturra y con una visión en donde el tema económico es lo que manda en el día a día, tanto dentro como fuera de la cancha".
Según el académico de la Universidad de Concepción y socio del club porteño, para entender el presente de los verdes resulta clave tener claras las razones por qué políticos y empresarios liderados por Joaquín Lavín y Nicolás Ibáñez, desembarcaron en Valparaíso sin saber de la historia y raíces de los caturros en sus 125 años de vida.
"Parte de la clase política nacional supo de la importancia de controlar un deporte tan masivo como es el fútbol. Esta 'pasión de multitudes' es, desde el punto de vista del poder, el 'pan y circo necesario para la toma de decisiones delicadas. La era de la entretención masiva tomó, desde hace algunos años, un nuevo giro. En dictadura esta orientación fue flagrante, con un salvavidas financiero aportado en su momento a Colo Colo, pero también con la creación incluso de un nuevo club como Cobreloa, con los suficientes dineros destinados a generar un equipo estelar. Tras el retorno a la democracia, las ventajas de esta intromisión siguieron siendo evidentes en un momento en que, además, la política empezó a concitar cada vez menos interés, al elector había que llegar de otra manera, sin discursos programáticos, pero sí con pasatiempos", sostiene el profesor universitario.
- A Santiago Wanderers llegó un sector político claramente identificable.
- La UDI distribuyó su gente en distintos clubes convertidos en sociedades anónimas deportivas. Apellidos amplia o medianamente conocidos, vinculados de cerca o de lejos a ese partido, como Ruiz-Tagle, Yuraszeck, Valdés, Ibáñez, Bejide, Lavín y otros, empezaron a figurar en los directorios, como en el de Santiago Wanderers, y a convertirse en socios mayoritarios.
- Usted es muy crítico del proyecto implementado en Valparaíso.
- Es que acá nunca hubo un proyecto deportivo. O si en algún momento lo hubo, hoy está totalmente fracasado de manera estrepitosa, tanto fuera como dentro de la cancha. Ibáñez, Bejide y Lafrentz nunca entendieron, o no quisieron entender, que el éxito económico está ligado de manera estrecha al logro de éxitos deportivos. Además, no se puede intentar manejar indefinidamente el club de espaldas a la ciudad y a su gente, porque hay toda una historia detrás de la institución y su relación con Valparaíso. Y finalmente, la idea de buscar subsistir con la venta de talentos formados en casa es un objetivo mediocre, ya que no hay ninguna ambición ganadora y eso en toda práctica del deporte es imposible y también azaroso en la medida que no se puede tener una fuente de ingreso constante.
- Parece evidente que usted no está de acuerdo con el sistema de sociedades anónimas deportivas.
- Yo fui bastante hostil a la gestión de Reinaldo Sánchez. Era de los que pensaba en la necesidad de un cambio para la institución, pero jamás sospeché de este secuestro. La configuración de las sociedades anónimas no ha sido la más feliz, en el sentido de establecer una relación asimétrica entre una concesión y una corporación. Por ejemplo, hoy Santiago Wanderers está reducido al imperio de la concesión, en donde hay accionistas mayoritarios que, en el fondo, son voz y ley.
- Usted habla de "secuestro", un concepto que también utilizó el abogado y juez Mario Cortés Cevasco.
- Totalmente de acuerdo con ese concepto, y lo he utilizado en varias ocasiones, incluso en algunos foros y debates. Me parece que son concesiones demasiado largas, con la existencia de condiciones leoninas y con una corporación muy desamparada. ¿Cómo puede ser que el contrato sea prácticamente inobjetable? Acá hay una especie de "sociedad secreta" en donde, por ejemplo, Nicolás Ibáñez cumple con un rol de máximo accionista, pero también de prestamista.
- Es difícil entender por qué un empresario como Nicolás Ibáñez ha puesto tanto dinero en el club sin ser hincha de Wanderers. Da la impresión que tampoco le gusta demasiado el fútbol.
- Insisto, él no está en Santiago Wanderers por materias deportivas, sino que su presencia tiene que ver con la intromisión de la política en el fútbol. Acá hay una intención inicial que no tiene que ver con el lucro en el negocio, sino con el lucro electoral.
- ¿Cuál es su opinión del rol que ha tenido Jorge Lafrentz como presidente del Decano?
- Que se trata de un presidente de papel, que no ha cumplido ningún rol importante, de resguardo o acercando la sociedad anónima a una sensibilidad con la historia, el fútbol o los hinchas de la institución.
- Uno de los fenómenos que se ha dado en el último tiempo es el distanciamiento entre el club y los hinchas, lo que ha quedado en evidencia con las pobres asistencias a Playa Ancha. Al último partido con Colo Colo llegaron apenas cuatro mil personas.
- Es que no hay ninguna atención hacia la gente, han existido algunas políticas de precios rebajados que no han rendido frutos. Pero la verdad es que yo he visto las redes sociales y me parece que en torno al club se está creando un clima de odiosidad que me parece peligroso.
- Un fenómeno que también se da en medio de varias restricciones por parte de la autoridad en el tema de los aforo de los estadios.
- Pero eso me parece que no es sólo un problema de la autoridad política. Me parece que la autoridad siempre va a querer reducir los aforos para evitar supuestos problemas, pero tampoco desde las instituciones, incluido Wanderers, tampoco se ha realizado una presión importante en el sentido de ser capaces de cambiar esta medida.
- Usted tiene una visión pesimista del futuro.
- Así como está, el futuro de Santiago Wanderers es muy negro. Estamos en un estado agónico y, en lo personal, ello me es muy doloroso, porque lo vivo desde fuera de Valparaíso.
- ¿Cuál debiese ser el camino a seguir para evitar el colapso?
- Sociológicamente, no me gusta hablar de la opinión pública, pero sí la posibilidad de la masificación de la voces del pueblo verde. En sus manos está, quizás, el único camino para la rectificación de todo esto.
- Pero en concreto, ¿qué significa la masificación de las voces?
- Interpelar masivamente, quizás a través de la reunión de firmas o buscar algunas instancia de diálogo, aunque tengo claro que esta gente no se caracteriza por ello. La masificación de las voces tiene que ver con meter más presión a las autoridades de la concesionaria, porque no son las del club, y nadie puede olvidar que ellos son sólo concesionarios y no dueños. Me da la impresión que hoy la concesionaria no siente la presión de los wanderinos.
- ¿Y en ello la Corporación es una herramienta?
- Sin duda que la Corporación es una herramienta. Mario Oyer da garantías como para seguir pensando que la Corporación es una herramienta muy válida. Pero yo también hago un llamado solemne a gente como Avaro Salas, al profesor (Agustín) Squella, a Francisco Vidal, a Ernesto Ottone, entre otros, para que tomen parte de esta crisis y entren al debate.
"Él (Nicolás Ibáñez) no está en Santiago Wanderers por materias deportivas, sino que su presencia tiene que ver con la intromisión de la política en el fútbol" "Yo fui bastante hostil a la gestión de Reinaldo Sánchez. Era de los que pensaba en la necesidad de un cambio para la institución, pero jamás sospeché de este secuestro" "Así como está, el futuro de Santiago Wanderers es muy negro. Estamos en un estado agónico y, en lo personal, ello me es muy doloroso porque lo vivo desde fuera de Valparaíso""