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ENTREVISTA. pablo sánchez, entrenador de Everton repasa su proceso en la banca oro y cielo:

"Dirigir a un equipo que venía

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En Everton pueden haber varias razones para explicar el cambio futbolístico que los tiene hoy luchando en lo alto del Torneo de Clausura. Sin embargo, hay una realidad: todo comenzó cuando Pablo Sánchez llegó a la banca oro y cielo en septiembre de 2016.

Oriundo de Rosario, "Vitamina" debutó profesionalmente como volante a los 20 años en Rosario Central, club del que es hincha. Ahí ganó la Copa Conmebol en 1995. También pasó por Feyenoord (Holanda), Deportivo Alavés (España), Gimnasia de La Plata y terminó su carrera en Quilmes a los 32 años por una lesión en su hombro.

"Tenía que operarme y, entre eso y el regreso, me demandaba unos cuatro o cinco meses, ya veía que no estaba rindiendo a los niveles que lo venía haciendo y siempre fui de la idea de que no quería que nadie dijera que estaba robando en el fútbol. Aparecieron un par de oportunidades, pero eran equipos que estaban peleando el descenso, entonces calculé que no iba a tener muchas posibilidades de jugar", recuerda el técnico.

- Usted tenía un buen nombre en Argentina como jugador.

- Sí, porque jugué muchos años y siempre en Primera División. Fue una carrera normal, no fue una maravilla, pero fue estable y no me lesioné casi nunca, salvo al final. Tenía un nombre, pero a mí no me alcanzaba con eso, yo quería brindar una prestación deportiva que yo ya veía que había decaído.

- ¿Alguna vez tuvo la posibilidad de jugar en Chile?

- Sí, hubo una oportunidad. Me llamó Harold Mayne-Nicholls cuando él trabajaba en Universidad Católica, pero justo tuve la opción de ir a Europa, ahí me generó algunas dudas, tenía unas opciones para irme afuera y preferí partir hacia allá.

- Y el apodo "Vitamina", ¿cuándo nació?

- Como futbolista, en inferiores. Como era muy delgado, el doctor se asomaba al vestuario y decía "Sánchez, venga a ponerse la vitamina". Era un complejo vitamínico y era todos los días, entonces quedé como "Vitamina" Sánchez.

- ¿Cuándo tomó la decisión de ser entrenador?

- Tomé la decisión mientras jugaba, comencé a hacer el curso cuando tenía 30 años. El técnico que terminó de convencerme de que me hubiera gustado ser entrenador es Menotti. En los otros veía cosas interesantes, pero cuando César me dirigió (en Rosario Central) fue el que me dio más cosas, conceptualmente, como técnico y en aquel momento pensé que ojalá pudiera ser algún día entrenador y transmitir alguna de esas cosas.

- Dirigió a Banfield y Rosario, también en Bolivia, ¿cómo recuerda su paso en esos clubes?

- Banfield fue normal. Yo sabía que terminaba el contrato y me iba, ganamos más de lo que perdimos, y en Central me fue mal, dirigí nueve partidos y no me fue bien. En 2009 llegué a Bolivia y dirigí un año a Oriente Petrolero, fue una experiencia hermosa. Bolivia es un país donde no se trasciende, te puede ir bien o mal y nadie se entera, yo lo tomé como un aprendizaje personal porque es una liga complicada.

- Antes de llegar a Everton, tuvo buenos pasos por Universidad de Concepción y O'Higgins. Incluso llegó a ser opción para la banca de Santiago Wanderers.

- Sí, pero nada concreto, no se comunicaron conmigo y no hubo un vínculo como para ofrecerme el equipo. Suele pasar que cuando se va un entrenador salen a buscar y suenan los que han trabajado en el medio, a los que medianamente les ha ido bien. Recuerdo que sonó mi nombre, pero no hubo contacto. No me acuerdo si fue cuando llegó o se fue Alfredo Arias.

- ¿Hoy dirigiría a Wanderers?

- Son cosas medio complicadas, cuando uno se empieza a sentir identificado con un club es complicado pensar en pasar al otro. Uno ve tan lejana esa posibilidad.

- Tomó a Everton en un difícil momento, ¿cómo estaba el plantel por los malos resultados?

- Un poco golpeado, era uno que se habia rearmado con muchos jugadores que habían llegado a préstamo. Creo que Héctor Tapia no tuvo el tiempo necesario para que las piezas empezaran a ensamblarse, siempre digo que un entrenador necesita una serie de partidos para ir encontrando el equipo ideal y nosotros acertamos en algunas cosas.

- ¿Cómo fue la experiencia?

- Fue una experiencia difícil y hasta era nuevo para mí el dirigir a un equipo que venía último, pero por suerte el equipo empezó a escalar rápidamente en la tabla de posiciones, salimos de los lugares incómodos y hoy la historia es totalmente diferente.

- ¿Se imaginó este presente?

- Uno se ilusiona y estoy más que satisfecho. Si me hubieran dicho que íbamos a estar en este momento, casi a mitad de torneo, a dos puntos del líder, invictos y aún teniendo la posibilidad de recibirlos... la verdad es que estamos en una linda situación.

- De ganar el título, quedaría en la historia del club.

- Sería genial, estamos siendo competitivos, que es lo más importante para nosotros. Ahora tenemos un desafío bravo que es Cobresal, después jugamos con Iquique, y en el medio Sudamericana. No es fácil, pero obviamente sabemos que sería un sueño.

- ¿Se ve como campeón?

- No, todavía no. Nosotros vamos paso a paso, pero sí nos ilusionamos, tenemos la permanente ilusión de poder ser competitivos y pelear hasta el final. Si llegamos a falta de tres fechas, ahí uno le va a meter con todo, no dejaríamos pasar la posibilidad.

- ¿Cómo ve poder competir en un torneo internacional?

- Ojalá nos vaya bien y que O'Higgins siga por el buen sendero, sobre todo para cambiar esta mala imagen que tiene Chile, de que no es capaz de estar a la altura en torneos internacionales. Me alegra que a Católica le esté yendo bien en la Libertadores.

- ¿Y la relación con el Grupo Pachuca? Dirigir a Everton abre la opción de ir a México quizás.

- Yo tengo contrato con Everton, no con el Grupo Pachuca, pero puede entenderse que es prácticamente lo mismo, Everton pertenece al Grupo Pachuca. Yo siempre estoy a disposición, cuando empecé a tener las charlas con la gente de Everton, a través de Ignacio Hierro, siempre se pensó en Everton y nada más.

- ¿Le gustaría pasar de un club a alguna selección?

- No me vuelvo loco. Si se da algún día la posibilidad lo tomaría como un lindo desafío y quizá lo aceptaría, pero no lo proyecto.

- Los últimos cuatro técnicos de la Roja han sido argentinos.

- Todavía estoy lejos de la Selección, Chile tiene muy buenos entrenadores que están haciendo las cosas muy bien y quizás sean merecedores de una posibiidad el día de mañana.

Fuera de las canchas

- ¿Qué hace cuando no piensa en fútbol?

- Trato de distraerme en el gimnasio, descargo energías entrenando casi todos los días, me gusta leer, especialmente a Carlos Ruiz Zafón, ver series, un poco lo que hace todo el mundo. Aprovecho para compartir mucho con mi cuerpo técnico, somos casi todos argentinos, hay un chileno, entonces terminamos siendo como una familia.

- ¿Vive solo en Viña del Mar?

- Yo vivo solo, mi familia viene cada un mes y se instala unos diez días, lo disfruto mucho. Obviamente los extraño cuando no están. La comunicación y el internet hacen que uno pueda estar todo el tiempo viéndose cara a cara, pero no es lo mismo.

- ¿Tiene hijos? ¿Comparten su amor por el fútbol?

- Sí, tengo tres hijas. No se vuelven locas, no miran siempre los partidos porque sufren mucho, entonces van viendo en Twitter. Son un poco reacias porque me ven sufriendo a mí y se ponen mal, entonces ellas prefieren enterarse del resultado después. Me apoyan mucho, pero no ven los partidos todo el tiempo.

- ¿Es creyente?

-Sí, pero no soy practicante. No soy de ir a misa los fines de semana, también hay que tener en cuenta que nosotros generalmente jugamos, pero sí creo. Soy católico.

- ¿Reza antes de los partidos?

- Siempre le digo a los jugadores que a la misma hora que estamos entrenando y sacrificándonos, el rival está haciendo lo mismo. Nos encomendamos a Dios para que no haya ninguna tragedia en el estadio. El partido lo ganará el que mejor juegue y cometa menos errores, quizás por momentos el que más suerte tenga.

- ¿Y qué le parece Viña del Mar para vivir?

- Es hermoso, estoy feliz. De hecho estoy pensando en comprarme un departamento , no se si para quedarme a vivir, pero sí como una inversión. Viví en Concepción, que es una hermosa ciudad, cuando dirigí a O'Higgins me quedé en el Monasterio Celeste, así que no vivía en Rancagua, pero esta ciudad es por lejos la más linda.


último fue una experiencia difícil"

"Como era muy delgado, el doctor se asomaba al vestuario y decía 'Sánchez, venga a ponerse la vitamina'. Era todos los días, entonces quedé como Vitamina""