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Planificación participativa para el futuro de Valparaíso La ballena azul y la desconexión con los padres

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Jorge Sharp *

Esta semana hemos iniciado, con el apoyo unánime del Concejo Municipal y el respaldo de diferentes organizaciones sociales y ciudadanas, el proceso de estudio para la modificación del actual plan regulador, cuyo objetivo es contar con una nueva norma de altura para los cerros de nuestra ciudad.

Esta decisión descansa en la necesidad de proteger a nuestros cerros de la permisividad de la actual norma, en un breve tiempo, sin esperar la aprobación del nuevo Plan Regulador Comunal que se encuentra en proceso de construcción. No hacerlo de esta forma podría ser aún más tarde para Valparaíso. La Alcaldía Ciudadana asume como propia con esta medida la preocupación y demanda que en la última década diversas comunidades organizadas y movimientos ciudadanos han enarbolado en esta materia.

Pero no hay que perder de vista lo fundamental. El objetivo de la ciudad y de nuestro gobierno local ciudadano es contar con un nuevo Plan Regulador Comunal, el cual reemplace el que está vigente desde los años 80, que genere las condiciones de planificación necesarias para el desarrollo humano, social, productivo, económico, patrimonial, urbano y cultural de Valparaíso para las próximas décadas.

Este nuevo instrumento al menos contemplará definiciones en ejes como: garantizar el uso y acceso público al mar desde Caleta Portales a Laguna Verde; proyectar en quebradas la existencia de corredores biológicos; efectiva protección al patrimonio material para mantener y fortalecer la categoría de Ciudad Patrimonio de la Humanidad; respetar el patrón de asentamiento o el tipo de vida que se ha ido construyendo en nuestros cerros a lo largo de la historia de Valparaíso, lo que supone limitar las construcción en altura en dichos territorios; ordenar a la ciudad en materia de riesgos y prevención de catástrofes; planificar su proyección vial; permitir el desarrollo armónico de Placilla y Laguna Verde; establecer y proyectar más áreas verdes y parques de encuentro para la comunidad.

Me detengo de manera breve en uno de los ejes sociales que nos parecen primordiales a considerar por este nuevo instrumento. Valparaíso es una de las comunas con mayor cantidad de campamentos en Chile y cuenta además con un gran déficit de viviendas. Son miles de pobladores olvidados y excluidos que luchan, desde los bordes de la ciudad, día a día por su lugar en ésta. Por eso, la definición del destino del suelo en sitios vacíos, abandonados o eriazos en el plan y de diversos predios y extensiones de terreno en los sectores altos de la ciudad, será un paso importante para garantizar este derecho social, sin exclusión.

Nuestra convicción es que en la definición de estas nuevas reglas el actor protagónico es la comunidad y la ciudadanía en general. Es decir, somos los porteños y porteñas los llamados a construir la ciudad que soñamos. Por eso, pondremos especial acento en impulsar un proceso de deliberación público, transparente y participativo, al cual vecinos y vecinas de cerro a plan están convocados desde ya.

A este proceso democrático el actor inmobiliario está invitado. Sin embargo, la ciudad espera que en el marco de este debate dicho actor mire más allá de sus intereses particulares, dando señales claras en dicha dirección. En este sentido, resulta preocupante su silencio respecto a aquellos proyectos inmobiliarios que se encuentran en clara situación de ilegalidad, como el de Mirador Barón (según reciente dictamen de la Contraloría General de la República ) que ha generado gran conmoción en los vecinos del sector que han visto como su calidad de vida y su barrio ha cambiado radicalmente.

Nos encontramos ante el desafío histórico que por primera vez Valparaíso defina participativa y democráticamente su nueva planificación urbana. El diálogo y la deliberación social son componente fundamental en esta tarea. El futuro de la Ciudad Patrimonio de la Humanidad depende, una vez más, de los porteños y porteñas.

En las últimas semanas hemos visto cómo se propaga por las redes sociales información acerca de un juego que guía a los adolescentes a dañarse a sí mismos. Hemos visto gran revuelo en torno al tema. Miles de madres y padres publicando imágenes y noticias que hablan de la ballena azul (y por lo tanto publicitando el juego). Junto a las imágenes podemos ver comentarios acerca del nivel de inteligencia de quienes participan o del tipo de padres que estos niños tienen, poniéndonos fuera de la esfera de los posibles afectados. Sin embargo, todos quienes tenemos hijos podemos, en algún momento, vernos afectados.

Este tipo de actividades no es nueva, desde que surgen las redes sociales podemos encontrar páginas, blogs, instagrams, facebooks, tumblrs y un largo etc., que incitan a los jóvenes a hacerse daño de distintas formas (dejando de comer, vomitando, cortando su cuerpo, aislándose e incluso suicidándose). La aparición de este juego es muy peligroso para las familias, pero podemos verlo como una oportunidad para revisar nuestras prácticas de paternidad, revisar si nuestros hijos están en riesgo de ser atraídos por estas redes que los atrapan y los dañan, muchas veces sin que los padres se percaten.

Algunas situaciones que ponen en riesgo a los niños y jóvenes son el libre acceso a las redes sociales y la escasa compañía y supervisión de los padres en el uso de las mismas. Cuántos papás han sido expulsados del facebook de sus hijos adolescentes, cuántos papás conocen el historial de uso de internet de sus hijos. Existe la creencia de que la libertad y privacidad implica darles uso libre del ciberespacio, sin entrometernos en sus navegación, pero no debemos olvidar que los niños y jóvenes están aún en proceso de desarrollo y así como les guiamos en lo que hacen frente a nosotros también es función guiarles en lo que hacen o miran en internet.

Crear lazos de confianza facilitará que los jóvenes puedan contar a sus padres que están siendo acosados (en el colegio, en internet, etc.), que están tristes o que han pensado en quitarse la vida. Una forma de promover la confianza es escuchar y estar disponibles, no basta con estar en la misma habitación si estoy constantemente viendo mi celular, es necesario focalizarse en qué le interesa al que está a mi lado y mostrarle cuáles son mis intereses. Trasladar la relación desde los logros (académicos, deportivos) a los emocionales.

Muchos de los jóvenes que se ven involucrados en este tipo de actividades son personas que se sienten solos o aislados, los padres pueden proteger a sus hijos mostrándoles que a pesar de las dificultades que tengan en el proceso de desarrollo están ahí, dispuestos a acogerlos bajo cualquier circunstancia. -

Directora Centro de Atención Psicológica

UNAB

María José Millán