Simonetti: "El principio paterno era mucho menos aprehensible"
LITERATURA. El autor habla de las complicaciones que le generó escribir "Desastres naturales", una novela donde habla de la relación padre e hijo.
"Por mucho tiempo, desde el punto de vista literario, postergué la figura del padre", reconoce al teléfono el escritor Pablo Simonetti. Es así como en sus novelas, el personaje "estaba, generaba muchos efectos sobre las relaciones, pero no entrábamos en su intimidad ni en su sicología".
Eso cambia en "Desastres naturales" (Alfaguara, 2017), libro que se centra en Marco, un hombre que tras sufrir un accidente vascular leve comienza a reflexionar sobre la relación con su padre, desde el viaje por el sur de Chile en 1971 -único momento en que se sintió conectado con su progenitor-, hasta la distancia que se creó entre ellos, pasando por su despertar sexual.
Las complicaciones
El autor cuenta que la novela partió con ese recuerdo del viaje al sur, aunque "yo no sabía bien porqué lo quería contar. Así que sencillamente me senté y me puse a escribirlo y en el camino me di cuenta que estaba hablando de ese momento porque había tenido una relación cercana con mi padre en unas circunstancias muy excepcionales, expedicionaria y peligrosa, y que me había sentido querido, integrado, cómplice, protegido, querido y valorado por mi padre. Ahí decidí que iba a escribir una novela de la relación de un hijo con su padre".
Confiesa que no fue un proceso fácil. "Me costó, primero, porque cuando empecé a escribir el viaje y ese tiempo en el sur, no sabía por qué lo estaba escribiendo y eso produce mucha incertidumbre literaria, como que uno dice por qué estoy escribiendo esto, para dónde va… cuando ya descubrí que se trataba del padre se me hizo un poco más fácil. Pero ahí dije bueno pero cómo sigo".
"Me costó un tiempo largo encontrar este camino de contarlo a través de la muerte del padre y los efectos que tiene sobre el resto de la familia", añade. Cree que esta fórmuila "un poco" la heredó de su anterior trabajo, "El jardín": "Tiene un parentesco con 'El jardín' en ese sentido, qué se hace con la herencia del padre".
Pero las decisiones no acabaron allí. "Tuve que componer todo ese tramo medio entre la infancia y la muerte del padre", y fue allí que se decidió a contar "todo el proceso del desarrollo sexual del hijo, cómo el padre se va alejando, cómo cada vez se les hace más difícil hablar el uno con el otro, como sencillamente no logran romper este círculo vicioso de distanciamiento".
Confiesa que en esta parte "también enfrenté dilemas", porque el principal cuestionamiento era "cuánto contar", sobre todo a la iniciación sexual del protagonista con un compañero de colegio. "Me decidí a contarlo sin velos, porque me parece que es importante darse cuenta de lo que significa el desarrollo sexual en ese grado de encierro, de furtividad, de todas las humillaciones y abusos que se puedan producir a propósito de estar sometido a un prejuicio negativo como el que existe", comenta.
Según dice, esta estrategia de partir "escribiendo una cosa sin saber que estaba hablando de él" y tras entenderlo buscar formas de contarlo, fueron "formas periféricas de abordar el personaje, porque antes siempre me había costado entrar en el padre. Quizás porque había muchas cosas de él que no me gustaban".
Por lo mismo, confiesa que "'Madre que estás en los cielos' es una novela que puede escribir en primera persona femenino desde el punto de vista de una madre. Así el principio materno era cercano y estaba toda esa gama de complicidades que permitía incluso apropiarme de una voz, de una voz de otro tiempo, con otra cultura, con otra edad, con otro género. Mientras que acá, a pesar de ser un hombre, del mismo género, me costaba mucho, porque el principio paterno era mucho menos aprehensible que en el caso de la madre".
Masculinidades
Desde esta perspectiva, considera que "ésta es una novela que también uno lo podría pensar como una de género, como una de masculinidades". "Hay muchos hombres en la novela, todos distintos, todos con maneras de ser hombres diferentes. Los principales por supuesto -el padre y el hijo- que son dos masculinidades incluso antagonistas, pero también están los hermanos, los boteros, los compañeros de curso, los tíos y así", comenta.
Y añade: "Estamos viendo un panorama de la masculinidad", uno "que se vio muy atacado culturalmente por la idea de género que se estableció durante la dictadura". Ello porque gran parte de la trama transcurre entre la Unidad Popular, el Golpe de Estado y la dictadura. Respecto a este último periodo, Simonetti explica que "existía esta idea del hombre fuerte y la mujer doméstica durante 17 años a través de los medios, a través de los colegios, a través del control de las universidades (...) O sea, el hombre tenía que ser hombrecito, y la mujer tenía que ser mujercita. Y este hombrecito y esta mujercita eran modelos de género militares, de campamento militar digamos".
A ello se suma que el protagonista venía de una familia católica practicante. "Para Marco no había un lugar, no había palabras, no había espacios, no había salida. Hoy día, por lo menos, para los jóvenes, para muchos, la puerta está abierta y para muchos otros, por lo menos, es un sendero estrecho pero logran salir al aire y respirar. Mientras que en ese momento no había ninguna salida, ni en una película, por último", explica Pablo Simonetti.
La figura del padre
"Uno respira después que lo termina y yo me sentí contento porque creo que la novela se cierra sobre sí misma. La metáfora de la novela alcanza su expresión, alcanza sus límites", asegura el autor de "La soberbia juventud", agregando que "en ese sentido estoy satisfecho como escritor de haberla escrito con todas las complicaciones" ya mencionadas.
Pablo Simonetti también se da un tiempo para reflexionar sobre la figura del padre. "Me pasa que con la vida, y es lo que le pasa a Marco, uno empieza a generar valoraciones sobre la relación con el padre que antes no existían. Por ejemplo, yo he llegado a comprender que mi padre me heredó la poca valentía, pero valentía al fin, de poder publicar mis novelas y exponerme de esa manera. Eso se lo debo a él", comenta y puntaliza que "es una cosa que yo, hasta cierto punto, también como que quise honrar con esta novela".
-¿Fue una forma de reconciliarse con el padre? ¿De tratar de enteder las cosas que hacía?
-Yo creo que tratar de entenderlas es una buena expresión. No es exculparlo, no es inculparlo, no es culparme yo… yo no me siento una víctima de mi padre, para nada. Pero entenderlo, eso me parece bien. No sé si reconciliarse, porque es una palabra demasiado grande.
"Lo que sí llegué a percibir -continúa el escritor- es que la distancia que se produjo, la responsabilidad de la distancia que se creó, la tuvo él, pero también la tuve yo. Y esa comprensión yo creo que me cambia el punto de vista".
Según dice, la responsabilidad que le compete es "por todos estos efectos culturales que estoy hablando: la época, la cerrazón que existía, la estrictez de los modelos de masculinidad, y todo eso influyó para que yo me encerrara en mí mismo y me alejara completamente de mi padre, y que supusiera que me iba a exiliar de la familia al saber que yo era gay. Por ahí, yo creo que hay una comprensión que uno entiende mejor y que las responsabilidades también son compartidas".
Por el momento, Pablo Simonetti está entregado a asistir a librerías a firmar libros. Lo que incluirá visitas a otras ciudades, incluida, una a Viña del Mar el próximo 28 de junio donde inaugurará el ciclo "Viña lee".
"Estoy satisfecho como escritor de haberla escrito con todas las complicaciones"
Pablo Simonetti, Por su novela "Desastres naturales""
de junio Pablo Simonetti presentará su nuevo libro en la Sala Aldo Francia del Palacio Rioja, Viña del Mar. 28