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Un estudio demuestra que la discriminación es aprendida

ANÁLISIS. Investigadores de la Universidad de Columbia Británica llegaron a esta conclusión tras observar el comportamiento de guaguas.
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Matías Jullian Velásquez

Un nuevo estudio afirma que la discriminación en contra de personas diferentes es una característica aprendida y no natural en los humanos. Investigadores de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver, llegaron a esta conclusión luego de observar las reacciones de guaguas interactuando con personas que hablaban distintos idiomas.

Según lo analizado, cuando los infantes tienen un año, creen que las personas que hablan el mismo idioma que sus padres son "buenas", pero, al mismo tiempo, aseguraron que los niños pequeños no tienen ningún tipo de expectativas, ni positivas ni negativas, con respecto a aquellos que hablaban un idioma desconocido.

"sin predisposición"

"Claramente, nacen sin la predisposición de esperar cosas malas de ciertas personas", asegura uno de los autores del estudio que viene a complementar los hallazgos de una investigación previa que arrojó que, cuando los niños tienen tres años, tienden a discriminar a las personas diferentes, concluyendo así que la discriminación es un acto adquirido durante los primeros años de vida.

La líder de la investigación, Anthea Pun, señaló que "la constante discriminación y la presencia de conflictos entre culturas ha llevado a los psicólogos a preguntarse si estamos naturalmente inclinados a que nos agrade gente similar a nosotros y a rechazar a los que son diferentes o si se nos enseña a ser de esta manera".

"Estos hallazgos sugieren que ambas opciones son correctas: el hecho de que nos agraden personas similares a nosotros parece ser una predisposición innata, pero rechazar a los que son diferentes es algo que aprendemos más adelante", agregó.

El estudio

Para realizar al estudio, los investigadores condujeron seis experimentos en los que participaron 456 guaguas de entre 8 y 16 meses. Se examinó qué tan rápido los infantes se aclimataban o habituaban a personas que hablaban su idioma nativo y a las que no. Estos oradores fueron presentados a través de shows de marionetas en los que se les obligó a caracterizar a dos tipos de personalidades: sociales y antisociales.

La habituación analiza cómo los infantes procesan distintos estímulos, como imágenes y sonidos. Cuando esta información es acorde a las expectativas de los pequeños, su atención disminuye rápidamente. Al medir los tiempos de habituación a idiomas tantos familiares como no familiares, los investigadores pudieron determinar si las guaguas se formaron una predisposición negativa o positiva.

En todos los experimentos realizados, los autores del estudio concluyeron que, cuando los niños tienen un año, no sólo tienden a pensar que las personas que hablan su idioma nativo son buenas, sino que esperan que tengan una personalidad sociable. De hecho, acotan, se veían sorprendidos cuando un hablante de su idioma nativo incurría en comportamientos antisociales.

Sin embargo, a esa edad, tampoco tenían ninguna expectativa, tanto positiva como negativa, de los hablantes de un idioma desconocido. Esto sugiere que el negativismo hacia grupos étnicos, culturales y/o racialmente distintos al propio es un comportamiento adquirido después del primer año de vida.

"Este estudio proporciona una visión crítica sobre los orígenes del sesgo en grupos sociales, permitiendo entender cómo la positividad y la negatividad hacia los grupos se desarrolla de forma independiente", cerró Andrew Baron, el coautor de la investigación.

año de vida. El estudio sugiere que la discriminación entre grupos sociales e individuos se aprende luego de este periodo. 1

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