Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Vida Social
  • Deportes
  • Cartelera y Tv
  • Espectáculos
  • Clasificados

Reflexiones a raíz del "Bus de la Libertad"

El derecho de los padres a educar a sus hijos está limitado por el respeto de los derechos fundamentales de las minorías.
E-mail Compartir

Para comprender las identidades trans es necesario aclarar la distinción entre sexo como dimensión biológica (características anatómicas que nos diferencian en machos, hembras o intersex) y género como dimensión social (roles, atribuciones y expectativas construidas culturalmente como femeninas o masculinas). En términos generales, una persona transgénero es aquella cuya identidad o percepción subjetiva de género es diferente al asignado al nacer.

La existencia de otras identidades de género pone en evidencia que sexo no es lo mismo que género y que no nos definen sólo nuestros genitales y características biológicas. La confusión y el desconocimiento de estos conceptos son las causas principales de la invisibilidad de las personas trans y del trato discriminatorio del cual son víctimas.

Lo anterior justifica la necesidad de la educación en diversidad sexual y género, que dé cuenta de la variabilidad de la sexualidad humana entendida como un valor positivo para promover la dignidad y el respeto del otro. De lo que se trata, es de visibilizar todas las peculiaridades de la sexualidad en sus dimensiones biológicas, motivacionales y sociales. Por ende, la intención es formar a los niños para que valoren la diversidad y respeten al otro. ¿Qué padre podría estar en desacuerdo?

Si bien estimamos que los mensajes impresos en el "Bus de la Libertad" no implican un ejercicio abusivo de la libertad de expresión, creemos que lo relevante es su trasfondo discriminatorio, ya que su verdadera finalidad es obstaculizar la implementación de políticas públicas tendientes a la superación de diferencias arbitrarias.

Es tarea del Derecho establecer medidas que otorguen un trato diferenciado a las personas trans en favor de su inclusión e igualdad. Lo anterior es razonable en atención a la especial vulnerabilidad de estas personas. Por ejemplo, es necesario que se tutele su derecho al cambio de nombre, al acceso a un baño unisex o al uso del uniforme correspondiente a su género en el establecimiento educacional. Si el Estado no implementa normativas en tal sentido, la situación discriminatoria se perpetuará y continuará siendo desconocida por el resto de la sociedad.

Finalizamos con una reflexión sobre el derecho de los padres a educar a sus hijos. La mejor interpretación de este derecho debe tener en consideración que la finalidad de la educación radica en el pleno desarrollo del ser humano en respeto de los principios democráticos y los derechos fundamentales. Por ende, el derecho de los padres a educar a sus hijos está limitado por el respeto de los derechos fundamentales de las minorías. En este sentido, el enfoque de género no es una ideología, sino una fundamentación de derechos humanos específicos.

Por esta razón, el Estado tiene la facultad -e incluso el deber- de someter a los establecimientos educacionales a reglas mínimas que persigan la concreción de tales derechos. La neutralidad de la educación no peligra, dado que los derechos humanos son principios morales comunes que requieren un reconocimiento y una protección jurídica.

Pietro Sferrazza Taibi

Profesor de Derecho Internacional, UNAB

Anyelen Aliotta Allub

Psicóloga Fundación Selenna

Tiempo de pensar en el futuro de Valparaíso

El duro preinforme de Contraloría, dado a conocer esta semana, debe seguir su curso y las autoridades centrarse en cómo recuperar esta Ciudad Puerto. Valparaíso merece un mejor presente y para esto urge tomar decisiones, corregir lo malo y mantener lo bueno de lo que se ha hecho, reorientando políticas públicas que vayan en directo beneficio del porteño.
E-mail Compartir

Hace algunos años, cerca del mediodía y ante un marco importante de invitados que llegaron al museo Lord Cochrane, el alcalde de Valparaíso de aquella época le manifestaba a un recién electo Presidente de Chile la necesidad que tenía Valparaíso de contar con mayores recursos por parte del gobierno central, para poder así solucionar una serie de problemas que arrastraba el municipio. La respuesta fue inmediata y clara: "Primero debe mostrar gestión y después tendrá todo lo que quiera".

Casi una década después, y bajo una nueva administración comunal, la Contraloría General de la República evacúa un preinforme en el que detalla una serie de posibles anomalías de gestión y fiscalización que podrían significar la respuesta a la tan manoseada "deuda estructural" que tiene la Ciudad Puerto y que ha sido el argumento de varias autoridades comunales para explicar la falta de avance o desarrollo que ha tenido la capital regional -en relación a ciudades vecinas- durante estos años.

Aún queda conocer, por cierto, el documento definitivo del órgano contralor, tras la respuesta que le envió el municipio, para tener las conclusiones de este informe y las sugerencias que se harán para revertir o corregir eventuales anomalías en el manejo de contratos y recursos al interior del edificio de calle Condell. Mientras, según lo anunciado por el alcalde Jorge Sharp, los antecedentes fueron enviados al Ministerio Público.

Lo que ocurra de aquí en adelante debe seguir su curso. Eventuales sumarios, correcciones varias de procedimientos o posibles juicios de cuenta. Eso es parte de los efectos de estos informes.

Sin embargo, y tal como lo señalan distintas personalidades que tienen relación directa o indirecta con el puerto -publicadas hoy en el cuerpo de reportajes de este Diario-, bueno es comenzar a fijar la mirada en la ciudad que se quiere y cómo se logrará llegar a ese objetivo, considerando a todos los actores. Valparaíso no aguanta más discusiones políticas alejadas de la ciudadanía o disputas sin sentido por un pedazo de la torta de poder o, como ha ocurrido en el pasado, que vengan desde Santiago a señalar lo que es correcto o no para una ciudad que lleva demasiados años sin contar con una visión de futuro clara y consensuada.

Valparaíso merece un mejor presente y para esto urge tomar decisiones, corregir lo malo y mantener lo bueno de lo que se ha hecho, reorientar políticas públicas que vayan en directo beneficio de la calidad de vida del porteño, tomar en serio la recuperación patrimonial y sentar las bases para que la inversión privada vuelva a la ciudad, que en algún tiempo pretérito fue ejemplo de desarrollo para el país.

El preinforme y todo lo que venga respecto a esas responsabilidades debe seguir -insistimos- su curso administrativo, judicial o lo que corresponda, pero ya no debe ser lo principal. Hoy la ciudad y su gente requiere de mayor atención, y para eso se deben sentar ahora las bases de cómo lograr un crecimiento armónico que perdure en el tiempo y donde todos tengan un espacio.

Un significado sublime

¿Será posible que en medio de las circunstancias nazca una palabra que exprese el llamado al respeto, a deponer las armas del odio?
E-mail Compartir

Hay palabras que son intraducibles y que contienen un significado que alcanza un carácter sublime. Esto sucede especialmente en algunas culturas. Días atrás, uno de mis alumnos -con ancestro japonés- escribió en su prueba de fin de semestre la palabra "komorebi", para ilustrar su respuesta sobre comunicación. Esa sola palabra significa "los rayos de sol que se filtran a través de las hojas de los árboles". Despertada mi inquietud busqué para entender mejor y hablé con mi alumno para recibir la calidez de su interpretación. Entonces, cerrando los ojos, pude ver mejor los rayos de luz cruzando las hojas, casi en un juego que llama a la admiración. Lo comenté con un profesor amigo, más sensible y entendido, y él me agregó otra palabra: "wabi sabi", también del japonés, que se refiere a "la belleza de la imperfección"; más aún, al aprecio por lo sencillo, de cómo lo viejo nos cuenta historias, de cómo tras la imperfección de un objeto hay una persona. Así, entonces, podríamos iniciar la búsqueda de palabras intraducibles, porque dentro de ellas hay un poema, una descripción, una historia, un cruce de experiencias, hay tiempo.

No estamos hablando de modismos, ni de formas de pronunciación, sino que de una frontera lejana y superior. ¿Será posible que en medio de las circunstancias de un pueblo en tránsito cultural, con quiebres y desencuentros, con intolerancias, con degradación del diálogo, nazca una palabra que exprese el llamado al respeto, a deponer las armas del odio, el desprecio y el dogmatismo, así como un rayo de sol cruza la oscuridad de las hojas del bosque? Esa única palabra que contenga dentro de sí la amistad cívica, la empatía y tantas otras que sirven al bien común y a la paz. Una sola palabra chilena que sea intraducible, bella y significativa, sublime.

Una palabra que, citando el poema Si de Rudyard Kipling, escrito en 1895, nos oriente al oír: "Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor la han perdido y te culpan a ti. Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti, pero también aceptas que tengan dudas. Si puedes esperar y no cansarte de la espera; o si, siendo engañado, no respondes con engaños, o si, siendo odiado, no incurres en el odio." Mas todavía, en el mismo poema "Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso, y tratar a esos dos impostores de la misma manera". "Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud".

Una palabra que represente el jardín de Chile, que cuidemos con esmero, dándole el agua necesaria y alimentando la tierra que sostiene las raíces de los arbustos y plantas que entregan la diversidad de sus colores. Una palabra que contenga el trabajo esmerado de sus abejas que transportan la vida futura en su aporte a la naturaleza. Una palabra que tenga los sonidos del silencio de la conversación del alma de aquellos que saben que su paz pasa por el mismo camino de la paz de los otros. Este puede parecer un desafío sin sentido para algunos, una ociosidad dirán otros. Sin embargo, el desafío puede contener una sutil delicadeza del alma que busca un sonido breve, una articulación para vivir más fraternalmente, con sentido de lo posible amparados en sueños.

Bernardo Donoso Riveros

Profesor PUCV