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Aguerrido, directo y goleador

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El 3 de diciembre de 1961, Santiago Wanderers visitaba a San Luis y en Quillota los locales le propinaron un duro 6-1 a los porteños de José Pérez, quienes en ese partido alinearon al hoy controvertido dirigente Miguel Nasur como portero titular. Tres de las anotaciones fueron de un joven Juan Álvarez, quien con 19 años impresionó a "Gallego", al punto que el técnico pidiera a los dirigentes que lo contrataran para la siguiente temporada, lo que se facilitó luego que el Decano vendiera a Armando Tobar a Universidad Católica poco antes del Mundial de 1962.

Ese fue el punto de inicio para una historia que aún no termina, pero que ya tiene al exdelantero nacido en Mejillones como el máximo artillero de Santiago Wanderers luego de haber anotado 84 goles en partidos oficiales de Primera División.

En lo futbolístico, Álvarez era un verdadero "Tanque". Un delantero fuerte, quizás sin mucho talento con el balón en los pies, pero que de cabeza marcaba una diferencia enorme respecto de los zagueros rivales.

En la cancha se transformaba. En los partidos era un jugador incansable, peleaba todos los balones, iba al choque con los rivales y no era sencillo que abandonara el terreno de manera anticipada, mientras que en el día a día se trataba de un tipo de muy bajo perfil y hasta tímido.

El 20 de abril de 1975 fue también el primero en anotar un gol en el antiguo Pedrero, hoy estadio Monumental, durante un partido preliminar entre Santiago Wanderers y Santiago Morning.

No hay dudas que se trató de un emblema de Los Panzers. Un jugador cuyo fútbol identificaba a los hinchas. Aguerrido, directo y goleador, la mezcla perfecta para un atacante que protagoniza quizás las más importantes páginas del Decano.

Patricio Leal

Comentarista de radio Portales

Santiago Wanderers: el "Tanque" Álvarez, como en la cancha, sigue dando la pelea

FÚTBOL. El máximo goleador en los 125 años del Decano, descansa en su hogar de Olmué aquejado de una enfermedad que día a día le arrebata sus mejores recuerdos.
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Hablar de Juan Silvestre Álvarez Rubiño es referirse a la historia goleadora de Santiago Wanderers, una institución que al cumplir 125 años de vida, parece haber olvidado al hombre que con su camiseta le entregó a los hinchas más alegrías que ningún otro para transformarse en el máximo artillero del club.

Alejado de los aplausos y las luces de su querido Valparaíso, el "Tanque" hoy descansa en su hogar del paradero 29 de Granizo, en Olmué, acompañado de su esposa e hijos, en una casa que si bien no tiene muchos recuerdos de su pasado como futbolista, sí sabe de un sinnúmero de anécdotas, risas y orgullo, pero también de una enfermedad degenerativa que en el último tiempo quiere derrotar al hombre más fuerte de Los Panzers y arrebatarle sus recuerdos de un glorioso pasado.

Conversar con Juan Álvarez es un privilegio para quien lo escucha. Su hijo, del mismo nombre, pone atención y cada cierto tiempo participa de un diálogo que no es sencillo, pero sí enriquecedor para entender la relación que mantiene con el Decano.

El nacido hace 74 años en la ciudad de Mejillones habla de Santiago Wanderers como si la camiseta se hubiese quedado para siempre pegada a su piel, aunque su última experiencia con los caturros no fue de las mejores.

Su hijo cuenta que hace un par de años su padre quiso ir a la sede de calle Independencia para visitar a Alicia Gaete, histórica secretaria de la institución verde, sin saber que ella había fallecido un par de años atrás.

"Entramos y nadie lo reconoció", recuerda con resignación Juan Alvarez hijo, explicando que un funcionario llegó hasta donde estaban y les pregunto si necesitaban algo.

"Mi padre se quedó mirando uno de los cuadros en la muralla y le dijo 'ese de ahí soy yo'", relata.

La anécdota se interrumpe con la sonrisa del "Tanque", quien sabe que más allá del desconocimiento de algunas personas, los aficionados sí le recuerdan.

"Hace un par de meses, cuando fuimos a Valparaíso, me acerqué hasta un kiosco a comprar el diario y la persona que me atendió se quedó mirándome. Yo no supe lo que estaba pasando y por qué no me quería vender el diario, hasta que me preguntó si yo realmente era Juan Álvarez, el 'Tanque' campeón con Los Panzers. Y me lo regaló", cuenta el otrora goleador.

"En la calle, los hinchas sí se acuerdan de él", agrega el menor de sus hijos, mientras le pide a su padre que muestre el carnet entregado hace varios años por el Decano y que atesora como el mayor de los regalos.

"Con este carnet puedo ir al estadio", explica el artillero histórico de los caturros, aunque se trata de un documento tan antiguo que ni siquiera tiene la estrella por el título conseguido en el año 2001, y que al no poseer un código de barras seguramente tampoco le permitiría ingresar a Playa Ancha.

"Ahora muestra el otro", le solicita su hijo, revelando que hace un tiempo un par de dirigentes de San Luis de Quillota, institución en que el exdelantero debutó como profesional, llegaron hasta su hogar en Olmué para reconocer su paso por el club y regalarle un pase liberado al nuevo estadio Lucio Fariña Fernández.

Desde Wanderers nunca lo han invitado a ceremonia alguna, acusan en su familia.

Pasión verde

Juan Álvarez llegó a Santiago Wanderers proveniente de San Luis en 1962 a un equipo que cuatro años antes se había coronado campeón por primera vez en el fútbol nacional, para brillar en una década marcada por un Decano que comenzaba a ver crecer a esa generación que más tarde sería conocida como Los Panzers.

Fueron 84 los goles marcados que con el paso de los años le convirtieron en el máximo artillero en los 125 años de la institución que defendió en dos períodos, entre 1962 y 1968, y entre 1974 y 1975.

El "Tanque" intenta recordar la mayor cantidad de nombres del plantel que formó junto a Los Panzers, aunque lamenta que "ya pasaron tantos años y mi memoria no es de las mejores", agradeciendo de inmediato que hace unos meses fue visitando por la agrupación de exjugadores que lidera Eduardo "Hualo" Herrera, y en donde tuvo la posibilidad de reencontrarse con "viejos amigos del fútbol".

"Espero que me vuelvan a ver", admite, quizás sin saber que ya se prepara una nueva excursión de sus excompañeros para compartir con quien se define como "un wanderino de corazón".

"Cuando mi padre nos trajo desde Mejillones a Limache nos dijo que nos sacaba de allá porque no quería que fuéramos pescadores", explica, sin saber que tras sus estudios en el instituto Rafael Ariztía y un breve paso por San Luis, su vida personal y profesional se entrecruzaría con Valparaíso, sus cerros y Santiago Wanderers.

"Fueron tiempos muy bonitos, con estadios llenos y en donde no se podía perder en Playa Ancha. Yo sigo siendo un Panzer", dice con la mirada clara.

Un hijo de Mejillones

Con el mismo orgullo con que se declara wanderino, Juan Álvarez habla de su natal Mejillones, recordando que cuando en 1973 le tocó defender al Bolívar de La Paz, en el país altiplánico le decían que por haber nacido en esa localidad de la Segunda Región él no era chileno, sino boliviano. "En esa época la rivalidad era muy grande", sostiene, antes de referirse a la alegría que le significó que la comunidad mejillonina lo homenajera bautizando un nuevo y moderno complejo polideportivo con su nombre. "Me llamó el alcalde, me vinieron a buscar a la casa y me llevaron en avión", explica con llamativa humildad, aunque reconociendo con especial nostalgia que la ciudad en que vivió hasta los 12 años "ya no es la misma de hoy".

"Fueron tiempos muy bonitos, con estadios llenos y en donde no se podía perder en Playa Ancha. Yo sigo siendo un Panzer"

Juan Álvarez, Goleador de S. Wanderes"

la temporada en que Juan Álvarez se sumó por primera vez al plantel de Santiago Wanderers. 1962

goles convierten al "Tanque" en el máximo artillero en los 125 años de historia del Decano. 84