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Académico de la PUCV se adjudicó 67 órbitas de observación en el telescopio Hubble

CIENCIA. Nicolás Tejos, astrónomo del Instituto de Física del plantel porteño, realizará investigaciones respecto al estudio del medio intergaláctico que, según explicó, "es todo el material que existe entre galaxias".
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Rodrigo Navarrete N.

Con la impresión de que la pasión por entender el mundo y el universo no nace sólo en los científicos, sino que es "innata al ser humano", el astrónomo y académico del Instituto de Física de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Nicolás Tejos, reconoció la suerte que tuvo en lograr desarrollar su vocación científica, la que hoy lo tiene ad portas de uno de los desafíos profesionales más importantes de su vida.

Y es que a sus 33 años, este integrante del equipo académico de postgrado y licenciatura en Física mención Astronomía de la PUCV acaba de adjudicarse 67 órbitas de observación (alrededor de 54 minutos cada una) en el telescopio Hubble, que le permitirá llevar a cabo una serie de investigaciones sustentadas "en el estudio del medio intergaláctico, que es todo el material que existe entre galaxias", explicó.

"Cuando somos pequeños, todos nos hacemos preguntas, algunas simples y otras complejas, y tratamos de responderlas a partir de información de nuestro entorno. Sin embargo, cuando crecemos, por alguna razón la mayoría deja de cuestionarse el funcionamiento de las cosas. Yo tuve la suerte de que la llama de la curiosidad nunca se apagó. La naturaleza es siempre más asombrosa de lo que uno anticipa; entonces, cuando uno presta atención y aplica el método científico, el universo nunca deja de sorprendernos".

Aporte

Por lo mismo, agregó el científico de la PUCV, "como chileno me siento orgulloso de que mi propuesta de investigación haya sido considerada, porque el Hubble es un telescopio muy competitivo. Es el único capaz de realizar este tipo de investigaciones, pues la atmósfera absorbe más del 90% de los fotones ultravioleta, y por lo tanto, no se pueden hacer desde la superficie terrestre. Las imágenes de este telescopio han abierto las fronteras del conocimiento en astrofísica de manera considerable respecto a otros equipos similares".

Respecto a las investigaciones que llevará a cabo, el profesional aseguró que la posibilidad de ver, por medio del telescopio Hubble, el espacio intergaláctico permitirá entregar un aporte para mejorar "nuestro entendimiento del universo".

"El proyecto tiene dos componentes. Primero, es corroborar lo que creemos que entendemos y que se sustenta en una teoría que nos dice que el universo se conforma por un 4% de átomos, 26% de materia oscura y 70% de energía oscura. Segundo, considera un estudio del porcentaje de átomos en el universo, donde aún tenemos una pieza que no encaja y que está vinculada con los estudios comparativos del universo más lejano y el universo local, en el que hay un 50% de átomos que no encontramos y que sabemos que existen", precisó.

En esa línea, añadió que "nuestra hipótesis es que esos átomos están en un estado de temperatura y densidad que los hace transparentes o muy difíciles de observar, considerando las tecnologías existentes y que coincidirían con las características del medio intergaláctico. No tengo dudas de que si corroboramos esta hipótesis, la comunidad científica tendrá la tranquilidad de que nuestro entendimiento del universo va por buen camino".

- ¿Cuál es el desafío que tiene realizar estas investigaciones?

- Es el más grande en términos de "órbitas" que me he adjudicado como investigador principal y representa la continuación de varios proyectos más pequeños anteriormente desarrollados. Con estos datos esperamos poder decir algo concreto sobre el problema de los "átomos perdidos", que proviene del hecho de que hay un 50% de átomos en el universo tardío que faltan, respecto a lo que predice la teoría del Big Bang, y que, a su vez, se observan en el universo temprano. ¿Dónde está esta gran cantidad de átomos faltantes? Aquí estamos intentando responder una pregunta muy relevante para la astrofísica y cosmología y me llena de orgullo liderar esta iniciativa.

- ¿Cuáles son las expectativas de las investigaciones que desarrollarás?

- La primera es que los datos puedan ser tomados con éxito, dado que la continuidad del telescopio Hubble es incierta (por su antigüedad), por tanto, existe una posibilidad no nula de que la misión termine antes de que se ejecute nuestro proyecto, lo que sería una gran lástima. No obstante ello, una vez tomados los datos, la expectativa es poder realizar un análisis minucioso y exhaustivo. Si hacemos esto de forma correcta, entonces nuestras conclusiones (sean cuales sean) serán sólidas y estaremos aportando con información relevante al entendimiento de nuestro universo.

- ¿Cómo se desarrollará esta investigación? ¿Cuáles son los tiempos para ello?

- Hace poco me llegó un email de Space Telescope Science Institute, de Estados Unidos, entidad que está a cargo de las operaciones del telescopio Hubble, indicando que algunas de las observaciones de este proyecto han sido aplazadas y serían efectuadas recién en junio del 2019; por tanto, se puede inferir que este es un proyecto de largo aliento. Primero, tenemos que esperar al menos dos años para obtener los datos y luego viene todo el análisis. Por lo tanto, espero trabajar junto con mis colaboradores de manera gradual, continua y coordinada. Asimismo, espero involucrar estudiantes en aspectos del análisis, así como también en la toma de datos complementarios con telescopios terrestres (ubicados en Chile) para ayudar a confirmar o descartar hipótesis, y así informar mejor nuestras posibles conclusiones.

- ¿Qué beneficios tiene para el país el hecho que te hayas adjudicado la observación de estas 67 órbitas?

- Primero, es un beneficio para la astronomía nacional. Si bien Chile cuenta con los mejores cielos del mundo, así como algunos de los observatorios más grandes, la atmósfera terrestre sigue siendo una barrera natural para la calidad y cobertura de datos astronómicos. En particular, la atmósfera absorbe la gran mayoría de luz ultravioleta proveniente del sol y del espacio; sin embargo, para nuestro proyecto esta luz es esencial. O sea, de no ser por el telescopio no lo habríamos podido llevar a cabo. Esto demuestra que para hacer astronomía de frontera no podemos limitar a usar sólo los mejores telescopios en la Tierra. Al usar un telescopio espacial estamos, también, expandiendo un poco los horizontes de nuestra astronomía nacional.

- ¿Cómo analizas el actual escenario científico del país?

- Hace poco se aprobó en el Senado el proyecto de ley que crea el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Creo que es un paso en la dirección correcta; sin embargo, aún nos falta mucho para empezar siquiera a hablar de una sociedad del conocimiento. En particular, creo que nosotros, los científicos, tenemos que ser capaces de llevar la ciencia a la sociedad, en especial a los más niños. Ellos son el futuro de Chile y son justamente estos los que en su mayoría aún mantienen encendida esa llama de curiosidad y asombro por entender el mundo.

"Cuando crecemos, la mayoría deja de cuestionarse el funcionamiento de las cosas. Yo tuve la suerte de que la llama de la curiosidad nunca se apagó""

La clave para el desarrollo tecnológico

Si bien reconoció los beneficios que traería para el país el hecho de haberse adjudicado la observación de 67 órbitas, el académico de la PUCV, Nicolás Tejos, indicó que la ciencia básica es la clave para el desarrollo tecnológico. "Es un hecho que el método científico nos ha dado mucho como sociedad, respecto a otras formas de obtener conocimiento. La ciencia básica, en particular, es la clave para el desarrollo tecnológico más aplicado, nos permite responder preguntas fundamentales del ser humano: de dónde venimos, para dónde vamos y cuál es nuestro rol y lugar en el universo".

"Aún nos falta mucho para empezar siquiera a hablar de una sociedad del conocimiento. Tenemos que ser capaces de llevar la ciencia a la sociedad""