Programa de Piñera
En el cuerpo de Reportajes del día domingo (5 de noviembre), el intendente regional, Gabriel Aldoney, nuevamente se refiere a sus declaraciones acerca del programa presidencial del candidato Sebastián Piñera y enfrenta las respuestas que recibió de diversos partidarios del abanderado de Chile Vamos, calificando de "insulto" -a propósito de sus dichos- mis expresiones de intervencionismo grotesco.
En este sentido, debo aclarar que según el diccionario de la RAE, los términos "intervención" y "grotesco", tienen diversas acepciones, siendo las pertinentes "tomar parte en un asunto", en el caso del primero, y "ridículo y de mal gusto", en el segundo. Cuando Aldoney acusa de centralismo al programa de gobierno de Sebastián Piñera, critica la no inclusión de la extensión de Merval a la Calera, así como la ausencia de soluciones para la congestión de la zona, resulta evidente que "toma parte" en la carrera presidencial y, por lo tanto, interviene en ella. Pero, además, lo hace con afirmaciones que demuestran falta de comprensión lectora de un programa de 195 páginas, dado a conocer el mismo día en que emitió sus juicios.
De este modo, el capítulo IV del texto: Un Chile que progresa con la fuerza de la libertad, la justicia y la solidaridad, analiza y propone medidas específicas para diversos ámbitos, uno de los cuales se refiere a la infraestructura, que persigue la construcción de rutas que mejoren, precisamente, la conectividad regional y, en especial, la integración de las rutas viales estructurantes con las capitales regionales, junto con el impulso de la construcción de trenes urbanos e interurbanos en el Gran Valparaíso y entre Santiago y Valparaíso.
En consecuencia, las afirmaciones del intendente efectivamente resultan también de mal gusto o grotescas, por cuanto el programa de gobierno de Sebastián Piñera se preocupa en forma expresa de lo que erróneamente Aldoney afirma se encuentra ausente, sin que naturalmente y atendido su significado, a las expresiones de "intervencionismo grotesco" pueda atribuírsele el carácter de insulto.
Raúl Celis Montt
Candidatos
Especialmente por los indignados con los políticos, se debería renovar el Congreso, es decir, votar por los candidatos más jóvenes y que no hayan ejercido cargos políticos y olvidarse de aquellos que llevan tres o más periodos de "trabajo" y que nunca supimos cómo financiaron sus campañas. Sería bueno ver caras nuevas en ambas cámaras. Hay que renovarse o morir.
Alfredo Salas H.
Decadencia política
En este siglo XXI la política es Arte y Ciencia. Arte en su responsabilidad de gobernar y dirigir asuntos públicos con inteligencia, destreza y prudencia. Ciencia en cuanto a su misión de estudiar la realidad objetiva de un país determinado y posibilitar el desarrollo integral de esa sociedad.
Se infiere, por tanto, que los actores políticos deben ser líderes de honestidad, genuinos y transparentes. Su gestión individual debe orientarse a la satisfacción del bien común y a la solución de los problemas reales de las personas, procediendo siempre con sujeción a las normas jurídicas y morales de la nación.
Lamentablemente, en Chile el quehacer político y sus diversas manifestaciones sociales se observan decadentes. En el día a día es relativamente manifiesto y cotidiano el observar deformaciones conceptuales y desplazamiento de objetivos que entorpecen la paz interna, retrasan el progreso social e impiden el desarrollo sustentable de los chilenos.
No puede ser, a menos que se pretenda un caos, que el centro equilibrado se desdibuje, se desvíe y se mezcle con los extremos de la política, sólo por un desmedido afán de algunos de tomar el poder por el poder.
Deberíamos aprender, como enseñan las matemáticas, que todo lo que no es totalmente correcto en definitiva está mal y algún daño grave provocará.
Jaime Salazar Rojas
Redondeo
Quisiera manifestar mi desacuerdo con la regla de redondeo que plantea el Banco Central, puesto que contraviene con lo enseñado en el sistema escolar no sólo en Chile, sino a nivel mundial, incluidos países líderes en educación, como Singapur.
Hubiese sido una estupenda oportunidad para que los niños aprendieran un contenido de manera vivencial, ya que en el colegio les cuesta mucho conectar lo aprendido con la vida real.
A modo de ejemplo: en países en los que las monedas tienen decimales, a los niños no les cuesta nada aprender decimales porque los usan todo el tiempo en su diario vivir.
En los colegios se enseña que un número se redondea hacia "arriba" cuando este termina en 5, 6, 7, 8 o 9, de esta manera 1.465 se redondearía a 1.470. En cambio, según la regla que propone el Banco Central, ese mismo número quedaría como 1460, ya que el 5 redondearía hacia "abajo".
Nuestro país no puede sacar adelante una buena educación si no se piensa como país y todas sus instituciones apoyan la educación. Entiendo que debe haber una regla económica y de beneficio a los consumidores, supongo, pero también apuesto a que las grandes cadenas del comercio se las arreglarán para que sus redondeos vayan siempre hacia arriba.
Francisca Rodríguez Welden