Chilenos pulen método para medir la masa de los agujeros negros
ASTRONOMÍA. Este hallazgo permitirá mejorar la detección y estudio de estos gigantes cósmicos y estudiar cómo se relacionan entre sí.
Durante décadas, los agujeros negros supermasivos han sido considerados como uno de los misterios más grandes del Universo. Sin embargo, un equipo de chilenos perfeccionó una técnica para conocer con más detalle a estos gigantes cósmicos.
Científicos de la Universidad de Chile y el Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) comunicaron ayer los resultados de un estudio que permitirá mejorar la detección y estudio de los agujeros negros supermasivos, y cómo estos se relacionan entre sí. Según anunciaron ayer a través de un comunicado, el trabajo completo será publicado el próximo 20 de noviembre en la prestigiosa revista Nature Astronomy.
La investigación, realizada por Julián Mejía, doctor en Astronomía en la Universidad de Chile, y Paula Lira, académica de la misma institución e investigadora del CATA, tiene como objetivo "corregir y reducir significativamente los errores del cálculos de masas" de los agujeros negros.
Hasta ahora, el método más usado para estimar la masa de estos fenómenos consiste en analizar la radiación proveniente de las nubes de gas que se formas en las inmediaciones del disco que alimenta al agujero negro, el cual, puede llegar a brillar "tanto como todas las estrellas de la galaxia en la que se encuentra".
Sin embargo, la exactitud de este método depende en gran medida de la forma en la que las nubes de gas están distribuidas, información que casi siempre es desconocida.
40 cuásares
Para solucionar este problema, el trabajo realizado po Mejía y Lira consistió en estudiar 40 cuásares (fuente astronómica de energía electromagnética, que incluye radiofrecuencias y luz visible) usando el espectrógrafo X-shooter del telescopio VLT ubicado en Cerro Paranal del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés), cerca de Antofagasta.
Este instrumento es capaz de abarcar un rango muy amplio de longitudes de onda - desde el ultravioleta hasta el infrarrojo cercano - de manera simultánea, lo que permitió medir la emisión de los "discos alimentadores" de los agujeros negros observados.
"Nuestros datos nos permitieron calcular de dos maneras distintas la cantidad de materia contenida en estos agujeros negros" indicó Mejía, a través de "la forma en que el disco emite la radiación" y mediante el estudio de "la emisión de las nubes de gas".
"Cuando comparamos ambas masas encontramos una manera simple de corregir notablemente los valores de las masas obtenidos a partir de la información de las nubes de gas, que es el método más comúnmente usado por los astrónomos" explicó el investigador.
El estudio, que se publicará completamente el lunes, se realizó con la colaboración del doctor Benny Trakhtenbrot del Instituto ETH en Suiza, el doctor Daniel Capellupo de la Universidad de McGill en Canadá y el académico de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, Hagai Netzer.
Según Netzer, "el nuevo método puede ayudar a desentrañar las conexiones entre los agujeros negros y las galaxias huéspedes cuando el universo era joven, esto es, cuando tenía menos de 4.000 millones de años".
"Encontramos una manera de corregir notablemente los valores de las masas obtenidos a partir de la información de las nubes de gas"
Julián Mejía, Autor del estudio"
Entendiendo los agujeros negros
Según la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, más conocida como NASA (por sus siglas en inglés), un agujero negro es una región en el espacio donde la fuerza de gravedad es tan fuerte que nada, ni siquiera la luz, es capaz de escapar. La gravedad es tan poderosa porque la materia ha sido exprimida en un espacio diminuto. Como la luz no puede escapar de la gravedad de los agujeros negros, estos no son visibles a los ojos. Estos gigantes cósmicos se forman cuando el centro de la galaxia de una estrella muy masiva colapsa en sí misma. Este colapso también causa una supernova, una explosión estelar.