A sólo días de que comience oficialmente el periodo de propaganda electoral, luego que los candidatos Alejandro Guillier y Sebastián Piñera pasaran a segunda vuelta el 19 de noviembre pasado, bueno es mirar, observar, lo que ha ocurrido durante estos días y poner en dimensión lo que realmente debiera ocurrir en este periodo previo al 17 de diciembre, fecha en que los votantes elegirán al gobernante que regirá los destinos del país por los próximos cuatro años.
Queda claro que los primeros esfuerzos se han centrado, por parte de ambas candidaturas, en sumar los suficientes votos (aliados) que les permitan llegar a La Moneda, a través de guiños -directos e indirectos- al Frente Amplio, la Democracia Cristiana, el PRO, independientes, entre otros partidos o movimientos políticos. Algunas manifestaciones con más éxito que otras, pero que al final del día quedarán en el secreto del voto personal al momento de sufragar.
También se han visto modificaciones programáticas, tanto por parte de Guillier como de Piñera, asumiendo ideas o proyectos de otros excandidatos presidenciales como propios, de manera de mostrar un renovado plan de gobierno en el caso de obtener el triunfo en dos semanas y media más.
Ambas estrategias, conseguir renovados apoyos y sumar nuevas ideas a sus planes para el país, están dentro de las reglas y cada votante deberá definir cuál le parece mejor para Chile. Sin embargo, existe un aspecto que necesario es evaluar y se relaciona con la falta de debates de ideas por sobre las descalificaciones emanadas desde las candidaturas e, incluso, desde los propios candidatos. Aquí es donde debe reinar la serenidad y la altura de miras. Ambas campañas deben dar un giro hacia mostrar las propuestas que tienen para mejorar la calidad de vida de los chilenos y cómo harán frente a éstas, por sobre la pelea pequeña y que en nada beneficia a la gran política.
Espacios para que esto ocurra existen y deben ser aprovechados. Una campaña con debate le hace bien a Chile, a sus habitantes y a la política toda, y conocer las posturas de ambos presidenciables es bueno para el votante, personaje que lamentablemente es cada día más escaso a la hora de sufragar.
Desde este 3 de diciembre, y hasta el 14 del mismo mes, comienza la propaganda electoral, fecha que debe ser el punto de partida para que tanto Alejandro Guillier y Sebastián Piñera muestren sus cartas, sin letra chica ni ambigüedades, sobre su mirada país. Con respeto y una discusión de nivel. Así se parte ganando una elección, no con ataques o descalificaciones. Así se logrará, además, que el votante acuda a la urna de manera masiva. Así gana Chile.