"Pido perdón a los afectados por hechos involuntarios en que pude haber participado"
Este lunes se archivó la investigación contra el fundador de la Universidad del Mar, Héctor Zúñiga, y los controladores Sergio Vera y Mauricio Villaseñor, quienes fueron formalizados en septiembre del año pasado por el delito de estafa reiterada en perjuicio de cerca de 2 mil estudiantes del plantel, principalmente del área de la salud.
Tras conocer la decisión de no perseverar del Ministerio Público, Zúñiga comentó el proceso, sus responsabilidades y pidió perdón a los afectados por "hechos involuntarios".
- ¿Qué le parece el cierre de la investigación?
- Hay un sentimiento contrapuesto.
- ¿Por qué?
- Por un lado hay satisfacción para mi familia y quienes han estado conmigo al conocerse definitivamente la verdad después de tanta información y tanta confabulación periodística y por internet. Por otro lado, hubo un daño ocasionado por actitudes de activistas universitarios que, pretendiendo proteger a los estudiantes, crearon una bola de nieve que arrasó con un proyecto educativo.
- ¿Confabulación periodística?
- La confabulación periodística yo la expongo en mi libro "Yo acuso" y trata por una parte del circo o juzgamiento en la plaza pública de personas públicas maltratadas para causar noticia por los medios.
- ¿Usted dice que la culpa es de los medios?
- Definitivamente. Y esta aseveración se ha ido confirmando con lo que hoy día se llama el concepto de posverdad.
- ¿Cuál sería la posverdad en este caso, según usted?
- Ha quedado en la mente de la mayoría de los ciudadanos que el proyecto de la Universidad del Mar es abusivo y sin aporte al desarrollo de la educación. Y también la imagen que se ha generado respecto a los fundadores que contrariamente a lo que se dice, se prepararon con doctorados en educación para poder realizar un proyecto que contribuyó a la más enorme movilidad social que haya transcurrido en pocos años en nuestro país.
- ¿Hubo lucro con los dineros de la universidad o la corporación?
- Definitivamente, no. Nosotros lucramos con proyectos inmobiliarios paralelos a la universidad que se desarrollaron no con recursos de las colegiaturas, sino que por emprendimientos inmobiliarios.
- ¿Cuáles?
- Están a la vista. En Viña las 4 torres del cerro Placeres, cercanas a la plaza de Placeres, donde en su tiempo funcionó la Universidad del Mar, que se realizaron en una alianza con un gran gestor inmobiliario que valoró un terreno en 10 UF el metro cuadrado, habiéndolo comprado a 0,8 UF es un ejemplo de eso.
- ¿Qué gestor?
- El gestor inmobiliario prefiero omitirlo, pero es conocido. Otro ejemplo, tiene usted el desarrollo que hay en el sector de Casablanca, en el desvío de la Ruta 68 hacia la variante Quilpué, donde hay una industria que compró el terreno a cuatro veces el valor al que nosotros lo habíamos comprado. Tenemos la parcelación del fundo Ojos Buenos, de Olmué, que se loteó y la valorización reportó 6 veces el monto invertido. Y así le podría nombrar en Iquique, el edificio que se construyó para la Universidad del Mar y que fue comprado por la Universidad Arturo Prat a 5 veces el valor invertido. Y podría citarle muchos casos más, porque nuestra visión de contribuir a Chile con un proyecto educativo diferente no limitó nuestra mente de emprendedores.
- ¿Cuánto fue el capital que se logró alcanzar?
- Preferiría hablar del aumento del capital que generamos en la propia universidad. La corporación sin fines de lucro Universidad del Mar se originó con un capital de $ 13 millones y cuando yo me retiré de la universidad tenía un capital de $40 mil millones.
- ¿Eso se reinvirtió en la universidad o se usó para otro tipo de proyectos?
- Esos $ 40 mil millones estaban invertidos, unos 10 mil millones en activos y el resto en acreencias de alumnos a quienes se les entregó crédito sin intereses o con tasa de interés cero.
- Al comienzo usted criticó a estudiantes y supuestos activistas, acusándolos de que habían arrasado con el proyecto educativo. ¿Por qué dice eso?
- Porque dirigentes irresponsables que terminaron parapetados en la sede principal, conviviendo de manera casi incestuosa en esa propiedad. Levantaron las banderas de la gratuidad, del antilucro ideológicamente.
- ¿Y qué tiene eso de malo?
- Lo malo de aquello es que puso este eslogan en el corazón de familias que con mucho sacrificio y esfuerzo venían cumpliendo un deseo de progreso, estimulando el no pago de lo que, en ese momento, era absolutamente lícito, como es pagar por un servicio que se otorgaba a satisfacción de los estudiantes que realmente estaban en sus aulas, y por supuesto no de aquellos otros que en la calle pretendían no sólo cambiar el sistema educacional, sino que cambiar el modelo de desarrollo del país.
- ¿No cree que la decisión de dejar de pagar nació al conocer cómo operaba la institución y tras la decisión del Gobierno de cerrarla por lucro?
- Hay una parte importante de trabajadores y alumnos que tuvieron esa reacción, pero los instigadores del desplome, dirigentes universitarios y activistas inscritos en partidos políticos que encendieron la mecha en La Serena dando cuenta de falsedades en el Parlamento, lo iniciaron mucho antes de la denuncia del rector Raúl Urrutia.
- ¿Qué le pareció esa carta de renuncia en 2012? ¿Cree que tuvo como consecuencia el fin de la universidad?
- Yo ya no estaba en la universidad en esa fecha, sin perjuicio de que me mantenía informado de todo lo que ocurría. Sobre la actuación del rector Urrutia, tengo la impresión que es concordante con lo que hacía en el Consejo de la Transparencia, dar prioridad a transparentar sus observaciones respecto a hechos irregulares. Pero en este caso no tuvo la información completa para razonar con más prudencia y claridad, y se generó un desconcierto e imagen respecto de presuntas filtraciones de dinero que originaron la auditoría financiera del Ministerio de Educación y una auditoría de funcionamiento por no encontrar sustento relevante de lo que se imaginaba el inconsciente colectivo.
- ¿Dice que se equivocó Urrutia?
- Obviamente que se equivocó, y hay aspectos de su equivocación que él reconoció a los 15 días en televisión. Señaló que los $600 millones a los que se refería se habían pagado directamente o indirectamente a los 3 controladores que quedaban de la universidad, entre los cuales no estaba yo, y que correspondían a pagos dentro de un presupuesto de 6 meses que tenía una magnitud de $18 mil millones. Y pregunto: ¿Qué representatividad tienen $600 millones pagados en arriendos frente a gastos globales de $18 mil millones? Ninguna magnitud tal que pudiese haberse desprendido este concepto de regadera de plata que señalaron los medios.
- Todos esos antecedentes fueron suficientes para tomar la decisión de cerrar la universidad, proceso que aún está en desarrollo.
- Pero el cierre de la Universidad del Mar no se ajusta en absoluto a derecho. Y esto lo explico también en mi libro.
- ¿Por qué no se ajusta a derecho?
- Porque la ley de universidades se sustenta en cuanto al cierre de corporaciones sobre las mismas causales que el Ministerio de Justicia puede cerrar cualquier corporación que se funde con un objetivo determinado. Y nunca el Ministerio de Justicia ha elaborado un procedimiento de cierre de alguna institución porque supuestamente esté funcionando con falta de estándares, como ocurrió con la Universidad del Mar cuando ya yo no estaba, cuando le habían cerrado el ingreso de recursos de pagos de las colegiaturas por el sistema de crédito a los alumnos. Es más, se justificó el acuerdo de cierre con el incumplimiento de los objetivos cuando para el Ministerio de Justicia en las corporaciones sin fines de lucro dejar de cumplir el objetivo significa cambiar el giro de sus actividades. Me explico: si una corporación se crea para ayudar a niños huerfanitos y cambia su objetivo para ayudar a ancianos, corresponde el cierre, lo que no ocurrió con la Universidad del Mar, pero no supieron defenderla del cierre quienes estaban en ese tiempo a cargo de ella.
- ¿Qué hará ahora que se terminó de investigación y su arresto domiciliario?
- Sólo pedir perdón a quienes han sido afectados por hechos involuntarios en que pude haber participado y agradecer a todos quienes confiaron en mis valores. Quiero decir a todos aquellos docentes que se comprometieron y sacrificaron por un proyecto emblemático que comprendo su desazón cuando fueron presionados por la bola de nieve que les mostraba que éramos unos ladrones.
"Nosotros lucramos con proyectos inmobiliarios paralelos a la universidad que se desarrollaron no con recursos de las colegiaturas, sino que por emprendimientos inmobiliarios""