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ENTREVISTA. Jaime Bellolio, diputado UDI:

"La retroexcavadora se va al subterráneo con el motor apagado y las llaves perdidas"

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Paola Passig

"Ganamos por la clase media", sentencia el diputado Jaime Bellolio (UDI). "Yo esperaba que la diferencia fuera de 4%. Pensaba que Piñera iba a sacar 52% y Guillier 48%, y si uno suma los votos que sacó Piñera en la primera vuelta, más los de José Antonio Kast, vemos que se movilizaron 840 mil personas a favor nuestro", subraya.

- ¿A qué lo atribuye?

- Fue la clase media la que nos dio el triunfo. Mientras a un lado tenías a Alejandro Guillier con un discurso que era para atender a la élite de los partidos de la Nueva Mayoría (NM) y del Frente Amplio (FA), Piñera mantuvo siempre un discurso más preocupado de las prioridades de las personas. En salud, en seguridad, en educación, en trabajo. Ese sentido común de quién es el mejor Presidente para Chile fue lo que hizo que las familias de clase media optaran por Sebastián Piñera.

- Esa diferencia les permite estar seguros de la representatividad.

- Estas mayorías hay que tomarlas con tremenda humildad porque es una tremenda responsabilidad. En el mandato que se nos da lo primero es dejar la retroexcavadora en el subterráneo con el motor apagado y las llaves perdidas. Hacer un país mucho más unido, poniendo siempre a las personas por delante y no a los partidos políticos. No hacer sobreideologismo y, por lo mismo, tener la humildad suficiente para poder convocar a esa mayoría de chilenos a que no sólo sean una mayoría electoral, sino que una mayoría social.

- ¿Cuál es el sello de la UDI que le gustaría que se imprima en el futuro gobierno?

- Lo primero es que a los partidos hoy día los debe motivar una causa, y a continuación de esa causa, ver cuáles son los mejores para contribuir en esa causa. Creo que los partidos deben dejarle libertad a Sebastián Piñera para que se pueda convocar a personas que vayan más allá de Chile Vamos. Para mí, la causa que más me entusiasma es la de las familias de clase media. La UDI se distinguió del resto de los partidos a principios de los 90 porque trabajaba en los sectores más populares. Esos sectores populares hoy día son familias de clase media y para convocarlas hay que poner sus prioridades como nuestras prioridades. Eso tiene que ver con calidad de vida, tiene que ver con esa ansiedad o miedo hacia el futuro en materia de salud, trabajo. Para mí, ahí está el corazón. Algunos en mi partido piensan que a la UDI se le debe evaluar respecto a cuántas personas metieron al gobierno. Yo creo que esa es la manera equivocada de verlo. La forma correcta de verlo es cuál es nuestra causa como partido que queremos influir y luego ver cómo podemos influir en el gobierno y en el Congreso en esa agenda. Para mí, esa es la tarea.

- ¿Hay algún ministerio que le gustaría que quede en manos gremialistas? ¿Desarrollo Social, por ejemplo?

- O sea, sin duda si tuviera que escoger me gustaría que la UDI tuviera Desarrollo Social, Vivienda y Salud. Y probablemente también Economía por el ámbito del emprendimiento. Es ahí donde se puede concentrar el trabajo para la clase media.

- Con una oposición tan dispersa no será fácil gobernar. ¿Qué rol debiera asumir la UDI para lograr estos consensos?

- Vamos a tener mayoría al interior del Congreso en la medida que tengamos mayoría en la sociedad. Y lo que hay hacer es hacerles sentido común a las personas en torno a nuestras ideas. Y la UDI puede liderar esa sintonía con las familias de clase media. Siempre y cuando lo tome como decisión y que realmente crean que son las ideas las que movilizan. Yo veo que hasta ahora han surgido dos voces de tipos de oposición. Está la voz de Hugo Gutiérrez, que dice que quienes no piensan ni votan como él son idiotas y donde no hay ningún espíritu republicano y tampoco hay ningún contenido democrático en sus palabras. Y hasta ahora no he visto que el PC ni quienes se sienten cercanos al PC hayan salido a criticarlo o a decir que no comparten esa forma de hacer política. Por el otro lado, hay muchos del FA que han planteado desde ya que van a estar en oposición a todo lo que venga de Piñera, pero también se han destacado otros que dicen que van a ser oposición crítica, pero más republicana. A esos son a los que queremos ir a convocar. Y entre ellos hay decés.

- La DC está en una encrucijada. Debe definir si se queda en una coalición de centroizquierda o decide jugar el rol de partido bisagra que le permita cierta autonomía ideológica. También está un sector conservador, en el que resalta Mariana Aylwin. ¿Cree que ese sector de la DC puede sumarse a Chile Vamos?

- Mi expectativa no es que ellos puedan venir a Chile Vamos, pero sí que puedan tener un espacio ideológico en el cual se puedan sentir representados respecto de las políticas que estamos impulsando. En la mañana escuchaba una entrevista donde el diputado Fuad Chahín mandaba a callar a Mariana Aylwin. Le decía que por respeto a la memoria de su padre se quedara callada. Esa prepotencia, esa soberbia es la que hay que erradicar en el debate político. Cuando me tocaba hacer la lista de invitados en la Comisión de Educación, yo incluía a Mariana Aylwin porque el resto de la comisión, donde había un DC, no se sentía interpretado por ella. Lo mismo con José Joaquín Brunner. También tenía que ponerlo yo en la lista. Entonces, hay un mundo intelectual y un mundo que trabajó en la ex Concertación que no se siente parte y que está huérfano de liderazgo en la NM, y que fueron expulsados de la NM por no ser radicales de izquierda. Yo sé que les cuesta cruzar el río, pero sé que debe haber un espacio para convocarlos. Puede ser proyecto a proyecto, puede ser a través de algunas políticas específicas, pero hay que construir una mayoría social de centroderecha donde algunos que han estado históricamente en la centroizquierda, se puedan sentir identificados.

-¿Seduciéndolos con un proyecto corrido hacia el centro?

- Por eso es clave y por eso debe haber señales, porque los partidos no pueden tratar de ahogar a Sebastián Piñera de manera que no puede haber personas que trabajen en su gobierno que no sean de Chile Vamos. A mí gustarían que en el gobierno trabajaran personas que no son de Chile Vamos. O sea, claramente eso no va a ocurrir con cargos claves como ministros y subsecretarios, pero sería una grata sorpresa que hubiese un mundo independiente de centro o centro liberal que también pudiese sentirse representado en el gobierno de Sebastián Piñera.

- En el primer periodo se habló del gobierno de excelencia y finalmente terminó con un gabinete tecnocrático y donde varios desfilaron en tribunales. Ahora, Piñera ha señalado que será una mezcla de experiencia y capacidad. ¿Confía en ese criterio?

- Comparto que hoy es otra situación y, por lo tanto, lo primero que hay que dirimir es hacia dónde uno va y cómo uno va. La técnica es estrictamente importante para ejecutar las políticas justas, pero primero hay que definir qué política justa y eso es por antonomasia lo político. Tiene que haber ese equilibrio entre buenos políticos que a la vez sean muy buenos ejecutores. Y creo que los hay y que puedan convocar a este mundo independiente y que es más líquido.

- ¿Entonces Piñera no va a arrasar con las reformas?

- Ya lo dije. Tenemos que guardar la retroexcavadora y perder las llaves. Hay políticas que son muy dañinas para la clase media y las vamos a tener que arreglar, pero nunca retroexcavar lo que se hizo. Los países no empiezan cada cuatro años; se construyen en torno a su historia. Y por eso hoy día nuestro foco tienen que ser las injusticias que sufren los más vulnerables y las familias de clase media.

- ¿La reforma tributaria se modificará?

- Comparto lo que dice Sebastián Piñera que para converger a los impuestos que se pagan en la OCDE, o sea, bajarlos, no puede ser de inmediato, porque la cuenta que tenemos que pagar es alta y la casa está con deuda.

- Paradojalmente, fue el fin del binominal el que generó ahora un Congreso más diverso que va forzar a buscar acuerdos.

- En verdad esto requiere acuerdos, pero también podría llevar a que esa atomización se más conflictiva y que en vez de acuerdos haya desacuerdos. La prueba de fuego que va a tener el próximo Parlamento con este sistema es que en vez de que se construyan trincheras en cada uno de los movimientos, haya argumentaciones y haya Parlamento. Que no haya eslóganes ni piedrazos, sino que acercamientos.

"La gratuidad ayudó a que parara la campaña del terror de la izquierda cuando decían que si salía Piñera se iban a terminar los beneficios sociales. Y no funcionó porque los chilenos no están en esa lógica""