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Parque público, muelle para cruceros y una bodega de cristal entre ideas para sector Barón

VALPARAÍSO. Arquitectos debaten sobre el destino del predio, tras decisión de Suprema sobre proyecto de Mallplaza. CASO MALL. Cámaras del Comercio y de la Construcción lamentan la sentencia. Todos dicen amar a Valparaíso, aunque la verdad es que cada cual está enamorado de su particular visión de la ciudad y enteramente cerrado a considerar cualquier otra mirada.
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Cristián Rojas M.

La sentencia de la Corte Suprema que declaró ilegal el permiso de edificación del proyecto mall Puerto Barón abrió un debate en torno a qué construir en ese extenso paño de terreno en reemplazo del malogrado centro comercial. Muchas son las voces que han planteado que en el sector que comprende la bodega Simón Bolívar y el entorno del muelle Barón debiera desarrollarse una o más obras portuarias, como un muelle de Cruceros, o lisa y llanamente concretar allí la expansión portuaria, trasladando a ese sector el Terminal 2 TCVAL.

Por otra parte, están quienes proponen la creación de un paseo público que incluya también espacio para el comercio, aunque a menor escala que un mall. Entre estos últimos está el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, y algunos urbanistas.

Uno de ellos es el arquitecto Boris Ivelic, académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), quien el año 2014 hizo una contrapropuesta al proyecto mall Barón, alternativa que volvió a presentar en la reciente Bienal de Arquitectura de Valparaíso y que consiste en "abrir un canal interior, generando una playa de un kilómetro de largo y canales interiores protegidos. Se conserva la bodega Simón Bolívar, cuyo valor es su estructura interna, de manera que nosotros la convertiríamos en un edificio con vidrio para que haya transparencia y no sea un muro que tape el mar".

Además, la propuesta considera "un gran centro cultural que podría, eventualmente, en un subterráneo abierto al canal que abriríamos, tener un sector comercial, no como mall, pero sí que se pudiera tener un comercio menor, aunque no por ello menos importante para la ciudad. Junto con ser un espacio de utilización marítima, navegación deportiva, se contempla, además de los cruceros, dos marinas, una pública y otra privada, un parque de área verde de tres o cuatro hectáreas, etc.", detalló.

Para Ivelic, con la sentencia de la Corte Suprema "ya hay un paso ganado: la no destrucción de la ciudad y no perder un patrimonio natural magnífico frente al borde costero, para una empresa particular. Entonces, en ese sentido ya hay una batalla extraordinaria ganada y ojalá se puedan llevar a cabo otras alternativas que consideren el espacio público esencial, recuperar el borde costero que Valparaíso perdió hace 70 años e incluso más".

Al respecto, Ivelic hizo notar que "en cambio, Viña, Reñaca, Concón, abrieron el borde costero y son ciudades que están a la vanguardia, mientras Valparaíso, lamentablemente, no tiene borde costero, el bien patrimonial más importante".

En cuanto a la posibilidad de desarrollar en el sector Barón obras portuarias, el académico de la PUCV, con un magíster mención Náutico y Marítimo, comentó que "el proyecto nuestro contempla un terminal para embarcaciones turísticas y cruceros. Si se hacen las obras adecuadas, por supuesto, pero en las condiciones actuales no es posible porque ese sector es abierto al Pacífico, no tiene ninguna protección. El muelle, de hecho, nunca fue bien usado porque es peligroso al estar en una de las zonas de mayor oleaje".

Considerando aquello, cree que trasladar el T2 a ese sector o desarrollar otro tipo de expansión portuaria no es factible, porque "es un mal lugar, tendrían que hacer un enorme molo, eso no va a resultar".

Debido a ello, agregó, "nosotros planteamos que el gran puerto debiera estar en la boca del Aconcagua, como lo hacen lo europeos, que se refugian. Además, es un costo gigantesco hacer obras en un mar abierto, de manera que la gran solución es esa. Nosotros también propusimos una alternativa al T2, que fue presentada en abril de este año en la Municipalidad de Valparaíso".

El arquitecto Iván Poduje, magíster en Desarrollo Urbano, coincide con su colega en que "lo que hay que hacer ahí es un espacio público abierto a la ciudad, que contemple paseos, actividades comerciales, restaurantes, como ocurre en Barcelona, en Guayaquil, en Nueva York. Acá no hay que inventar la rueda, porque lo que hay que hacer es lo que han hecho las grandes ciudades en esos casos que admiramos, y eso incluye actividades comerciales, restaurantes, tiendas, ojalá acuarios, porque esas actividades comerciales llevan más gente y permiten cuidar el espacio, por lo tanto, esperemos que eso prospere".

Por otra parte, Poduje precisó que "acá se han perdido 15 años sin que ocurra nada en este lugar, es una vergüenza que no exista un proyecto alternativo y que ahora que está paralizado esto veamos qué es lo que hay que hacer. Yo esperaría, que es lo mínimo para los habitantes de Valparaíso, que hubiera una idea, al menos trabajada, por parte de quienes han liderado este asunto. Creo que eso no está".

En cuanto a las propuestas de desarrollar ahí obras portuarias, como construir un terminal de cruceros o trasladar el T2 a ese sector, Poduje afirmó que "lo segundo, descartado; es un lugar muy urbano, que tiene un potencial turístico muy relevante, así que en ningún caso trasladar el Terminal 2. Lo que sí me parece atendible, y que ocurre también en Barcelona, por ejemplo, es que tú tengas un muelle de cruceros. Eso es perfectamente compatible con una actividad de espacio público, totalmente".

En tanto, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, sostuvo que la sentencia "constituye una tremenda posibilidad para la ciudad, porque el debate que se abre es ¿qué hacemos en ese lugar? Ya la Corte Suprema nos dijo claramente que un proyecto de las características que se proponía en ese lugar no va a tener nunca la posibilidad de llevarse a cabo".

"parque barón"

A su juicio, "un proyecto de características distintas puede cumplir de mejor manera los requisitos de acceso público al borde costero, de generación de empleos, potenciar el comercio local, abrir paso al turismo, de tal manera que hago un llamado a la Empresa Portuaria de Valparaíso, al Gobierno de Chile, a la Presidenta de la República: tenemos una oportunidad para poder pensar en un futuro distinto en la ciudad".

En ese contexto, Sharp subrayó que "como alcaldía estamos completamente abiertos a abrir los espacios de diálogo, a articular a todos los actores de la ciudad en torno a esta decisión. Nosotros hemos planteado, por ejemplo, la posibilidad de tener en ese lugar un parque, el llamado parque Barón, pero es una idea que ponemos a disposición de la ciudad para poder discutir. Creemos que si la ciudad se involucra en esto, va a surgir un proyecto mucho mejor, que produzca más empleo, que abra públicamente el borde costero, que permita que los porteños vuelvan al mar, con cosas concretas y no con promesas".

Dudas sobre recursos

Por su parte, el intendente, Gabriel Aldoney, hizo notar que "lo que está en cuestión aquí es si para el proyecto que se quiere llevar a cabo allí existen los recursos públicos, porque una cosa es tener una idea y otra cosa es cómo esa idea se concreta, y además de dónde salen los recursos, porque es fácil imaginarse ideas sin comprometer los recursos que cada uno tiene en su propio bolsillo. Yo creo que ese es un desafío para el propio municipio".

Para el jefe regional, lo ideal es materializar un proyecto "que aporte al desarrollo de la ciudad, o sea, que genere empleo (...), que sea un lugar autosustentable. La experiencia en muchos países del mundo en que se han tomado decisiones -que ya no se toman- de dejar espacio en el borde costero sin actividades permanentes, como a través, por ejemplo, de paseos, de parques, etc., han terminado siendo puntos negros en la ciudad".

Asimismo, el jefe regional sostuvo que "si somos capaces de plantear un proyecto para Valparaíso que implique el soterramiento de la línea de Merval, liberando esos espacios del borde costero, creo que es una muy buena oportunidad que las partes deberían usar para concordar un proyecto de esta naturaleza".

Alianza con privados

No obstante, Gabriel Aldoney subrayó que "el tema es que si queremos tener posibilidades de obtener los recursos para que esto se haga, yo creo que es bastante difícil que se logren por vía de aportes del Estado, dadas otras necesidades. Valparaíso tiene muchas otras necesidades de inversión de recursos públicos, particularmente en los cerros, donde todavía hay sectores que tienen problemas no resueltos de condiciones básicas, como alcantarillado, por ejemplo. Y por lo tanto, si se quiere buscar recursos en esto, obviamente hay que plantearse la alternativa de que los recursos provengan, en parte, del sector privado, y para eso hay que dar condiciones que le den certeza a los proyectos".

El escenario judicial si Plaza usa resquicio

A raíz de la sentencia en su contra, Mallplaza anunció que van a "evaluar los pasos a seguir". Y sobre el escenario judicial que podría abrirse si la empresa busca algún resquicio legal, el director jurídico de la Municipalidad de Valparaíso, Nicolás Guzmán, explicó que a Mallplaza la última carta que le quedaría es "un recurso de queja (contra uno o más de los ministros de la Corte que votaron en su contra), lo cual es sumamente improbable que se acoja". A su vez, el alcalde de Valparaíso, el abogado Jorge Sharp, hizo notar que el fallo "deja claro una cuestión que puede, eventualmente, tener impacto a nivel nacional, y es que los actos administrativos de carácter ilegal, como el que fue decretado por la Corte Suprema en sentencia de Casación, no otorgan a estos proyectos derechos adquiridos, y eso es sumamente importante".

"Como alcaldía estamos completamente abiertos a espacios de diálogo, a articular a todos los actores de la ciudad en torno a esta decisión"

Jorge Sharp, Alcalde de Valparaíso"


Gremios piden certeza jurídica y reglas claras en nuevo Plan Regulador Comunal

Los gremios del comercio, turismo y de la construcción lamentaron la decisión adoptada por la Corte Suprema respecto al proyecto mall Puerto Barón.

El presidente de la Cámara Regional del Comercio de Valparaíso, Pier-Paolo Zaccarelli, señaló que "creemos que es muy preocupante la sentencia, dada la incerteza jurídica que genera, aumentando de esta forma la incertidumbre para los inversionistas y provocando menor interés para el desarrollo de proyectos que tanto necesita la ciudad".

Asimismo, sostuvo que "creemos que Valparaiso requiere de proyectos de inversión armónicos con el ambiente, la ciudad y su comunidad, que aporten al desarrollo, generando empleos de calidad, mejorando la infraestructura y conjugando todas sus características de ciudad patrimonial y costera, sin olvidar que hoy estamos en un proceso cierto de abandono y deterioro que necesita revertirse".

Reglas claras para dom

Por su parte, el presidente regional de la Cámara Chilena de la Construcción, Juan Armando Vicuña, indicó que "abogamos por tener reglas claras y métodos de solución temprana de los conflictos. Y eso pasa por contar con instrumentos reguladores modernos y propositivos. Por ello hemos insistido permanentemente en la urgencia de que Valparaíso cuente con su nuevo Plan Regulador Comunal (PRC), que entregue certidumbre tanto a la comunidad como a constructores y autoridades".

En esa línea, Vicuña subrayó que "las disposiciones y normativas del PRC tienen que ser muy claras y dejar el menor espacio posible para interpretaciones o discrecionalidad en la DOM (Dirección de Obras Municipales), porque ahí se incuban los conflictos".

Además, sostuvo que "hacemos votos porque se estudie un posible nuevo proyecto o darle un nuevo destino al sector, para generar un espacio público de calidad y atractivo para porteños y turistas. Lo importante es que se recupere ese espacio y se ponga en valor un sector que ofrece oportunidades para un desarrollo urbano moderno, que además genere la actividad y el empleo que tanto necesita Valparaíso".

En tanto, la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile todavía alberga esperanzas de que el proyecto se pueda retomar, tal como lo indicaron en una declaración pública en la que señalan que "lamentamos el fallo de la Corte Suprema, pero lo respetamos. Hacemos un llamado a la autoridad y a todas las partes interesadas a buscar una solución que permita la construcción del Mall Puerto Barón, un proyecto que beneficiará de manera importante a una ciudad que requiere de forma urgente de nuevos proyectos de inversión".

" Hay que hacer ahí un espacio público abierto a la ciudad, que contemple paseos, actividades comerciales"

Iván Poduje, Arquitecto"

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"Ya hay una batalla ganada y ojalá se puedan llevar a cabo otras alternativas que consideren el espacio público"

Boris Ivelic, Arquitecto y académico de la PUCV"


Valparaíso


en tribunales

De un tiempo a esta parte suelo decir que Valparaíso no tiene remedio, algo que también afirmo de mí mismo, aunque no por ello dejo de prestar atención a las cosas que me pasan y que podría mejorar. De manera que con Valparaíso hay que hacer exactamente lo mismo: admitir que no tiene remedio y, sin embargo, estar determinado a mejorarlo, a ayudar a mejorarlo, a hacer lo que esté al alcance de uno para que las cosas de la ciudad, que desde hace mucho tiempo marchan mal, vayan en el futuro lo mejor posible. Valparaíso es abrumador. Al menos para mí, Valparaíso se ha vuelto abrumador. Aquí todos están enojados con todos y nadie funciona desde otro sentimiento que la desconfianza. Desconfianza en las autoridades, desconfianza en el puerto, desconfianza en los inversionistas, desconfianza en los turistas, desconfianza en sus habitantes, y es de esa manera que parecemos haber perdido toda posibilidad de entendernos unos con otros, replegándose cada cual en sus propios prejuicios e intereses. Como pasa en los pueblos chicos, nos hemos ido poniendo cada vez más testarudos y mal pensados, con el riesgo de caer en el estado a que conduce siempre la desconfianza: la inmovilidad.

Valparaíso ciudad puerto riñe con Valparaíso ciudad habitada, Valparaíso ciudad habitada se muestra hostil con Valparaíso ciudad turística, Valparaíso ciudad patrimonial muestra los dientes a cualquier inversión inmobiliaria de cierta importancia, y es de esa manera que los representantes de todos esos Valparaísos van diciendo cada uno por su lado que tienen un sueño para la ciudad -su propio sueño, que excluye por cierto a cualquier otro- y lo que queda al fin es una suma de pesadillas. Todos dicen amar a Valparaíso, aunque la verdad es que cada cual está enamorado de su particular visión de la ciudad y enteramente cerrado a considerar cualquier otra mirada.

Es tal nuestra incapacidad de diálogo y acuerdos que asuntos relevantes de la ciudad están pasando ahora a los tribunales de justicia, de manera que tendrán que ser los jueces quienes decidan aquello que las autoridades y demás agentes públicos y privados se han mostrado crónicamente incapaces de resolver. No se debe temer a los desacuerdos ni a que de ellos se pase a los conflictos, puesto que aquellos y estos son inseparables de toda vida en común, ya sea de un país, de una región o de una ciudad. Pero resulta patológico que una ciudad -y tal es el caso de Valparaíso- haga su deporte local esto de empujar los desacuerdos al estado de conflictos. Queda poco para que todos los Valparaísos antes mencionados queden radicados el resto de sus días en los mesones de juzgados y cortes, mientras la mayoría de los habitantes de la ciudad continuará viviendo en malas condiciones y observando sin esperanza que las cosas puedan mejorar algún día. Viña del Mar no lo hace mejor en este sentido y muchos de sus problemas urbanos y patrimoniales están acabando también en manos de los tribunales. Nadie parece darse cuenta de que la consideración de distintas visiones y una leal disposición para llegar a soluciones de compromiso es el único camino para hacer frente a problemas, cuya complejidad supera el punto de vista de cada agente particular.

Es complicado vivir en estos dos lugares. De alguna manera, porteños y viñamarinos hemos llegado a ser hombres de dos ciudades, pero de dos ciudades en declive y ahora judicializadas. Las sucesivas postergaciones de las obras en la vía que une ambas ciudades -la avenida España- es el mejor símbolo de ese doble declive. En el caso de Valparaíso, hay conflictos e indefiniciones que se arrastran por más de 10 años, y ahora empiezan a agregarse otros nuevos. Que el proyecto Puerto Barón, que el desembarco de pasajeros que llegan en trasatlánticos, que la ampliación de los terminales portuarios, que el proyecto parque Pümpin, que la inmobiliaria Mirador Barón, todo en tribunales. Hasta un festival de tambores provocó recursos ante la Corte de Apelaciones local. ¿Será también esa Corte la que acabará dictaminando cuánto deberíamos gastar en los fuegos artificiales de la noche de Año Nuevo o cuántos containers son tolerables de tener a la vista para los habitantes de una ciudad puerto?

Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales

Agustín Squella