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DATOS. El 30% de los menores de entre dos y 17 años sufre alteraciones en su biorritmo al contar con más opciones y menos restricciones para permanecer despiertos hasta tarde en la noche.
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Para los niños y adolescentes las vacaciones de verano son un período largamente anhelado.

Por fin liberados de las obligaciones que durante gran parte del año les suelen imponer las rutinas del hogar, las salas de clases y las tareas, la mayoría de ellos dispone en esta época de casi todo el día para entretenerse en casa, jugar al aire libre, salir a divertirse o viajar en compañía de sus padres, hermanos, familiares y amigos.

Pero el incremento de tiempo disponible también trae aparejado una serie de cambios en sus hábitos y conductas, los cuales, si no se advierten y corrigen en forma adecuada, puede derivar en alteraciones importantes de su biorritmo y afectar, de manera considerable, su salud física y mental.

Es bien sabido que muchos niños y adolescentes tienen una fuente casi inagotable de energía, y más durante los meses estivales, cuando se oscurece tarde y cuentan con más opciones y menos restricciones para permanecer despiertos y en actividad hasta bien entrada la noche.

En efecto, entre las alteraciones más recurrentes que en la actualidad registran los menores de entre 2 y 17 años de edad figura el cansancio por falta de sueño, anomalía que hoy padece entre el 30% y el 40% de ellos a nivel mundial.

Cuestión de hábito Las investigaciones médicas son claras: mantener una adecuada "higiene del sueño" es uno de los factores que asegura el crecimiento y desarrollo normal de los jóvenes, como parte integral de un estilo de vida que al mismo tiempo debe incluir una alimentación balanceada y actividad física constante.

Por eso, el psicólogo Alejandro Fernández Vásquez, magíster en Psicología Cognitiva y profesor de la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso, recomienda no modificar de gran manera en vacaciones el horario establecido durante el resto del año para que los niños y adolescentes se vayan a la cama a descansar, ya que debido al exceso de adrenalina y a la hiperactividad ellos dejan de sentir sueño.

"Primero que todo hay que remarcar que es necesario y sano que los padres les fijen a sus hijos un horario para irse a dormir, el cual deben mantener durante todo el año, con el propósito de inculcarles el hábito de acostarse temprano e ir generando así las condiciones progresivas de inducción al sueño. Fijar una hora precisa para irse a la cama -y también para despertar- es algo positivo, sobre todo en la infancia temprana, porque así se establece una costumbre que más tarde facilitará la autorregulación del sueño, la cual ejerce positivos efectos sobre todas las etapas del dormir: inicio, mantención, despertar y vigilia. Y eso vale de igual manera cuando al día siguiente no tengan que levantarse para ir al colegio", afirma el profesional de la UV.

Síntomas

Los síntomas más característicos de un sueño de mala calidad en niños y adolescentes suelen ser somnolencia permanente, desánimo, decaimiento e irritabilidad.

En situaciones más prolongadas pueden surgir, además, cuadros de inquietud, desconcentración, déficit de memoria, desmotivación y apatía, los cuales terminan por afectar sus relaciones interpersonales y el rendimiento escolar.

Y en casos más extremos existe evidencia de que la falta de sueño es capaz de generar cefaleas intensas, disminución de los reflejos, propensión a las infecciones y trastornos como el síndrome de las piernas inquietas, que pueden terminar por afectar el neurodesarrollo de quien los sufre, si estos no son tratados en forma oportuna.

"En la actualidad, el exceso de trabajo, las responsabilidades familiares y el estrés constante hacen que estar despiertos hasta tarde se haga una costumbre y se nos olvida que acciones como dormir ocho horas diarias y mantener el sueño sin sobresaltos ni despertares durante toda la noche contribuye a que nuestro cuerpo y cerebro descansen, como parte de un proceso natural y necesario para las personas, en especial para los niños y adolescentes", enfatiza Alejandro Fernández.

Recomendaciones

Existen varias medidas destinadas a que los niños y jóvenes adquieran y mantengan un buen patrón de sueño.

Para los menores de cinco años, por ejemplo, los especialistas recomiendan establecer media hora de siesta como complemento al sueño nocturno, dado que ellos duermen un promedio de diez horas diarias. En el caso de niños más grandes y adolescentes, los consejos apuntan a evitar que se acuesten con hambre, exceso de líquido o consuman alimentos ricos en grasas o azúcares y, menos, que vean televisión, utilicen el celular, jueguen con videoconsolas o realicen actividad física excesiva en la hora previa a irse a la cama.

"Tampoco se deben potenciar la angustia o los miedos, aludiendo -en el caso de los más pequeños- a fantasmas o monstruos si no se duermen. Con los más grandes tampoco hay que asociar comida ni castigo o rechazos al acto de irse a dormir. Por el contrario, los padres o adultos a cargo les deben transmitir seguridad y tranquilidad y hay que crear para ellos entornos acogedores junto a su cama, con baja intensidad de luz y sin elementos distractores, en especial aparatos electrónicos o audiovisuales, entre otras cosas. La lectura (incluso de cómics) y el cumplimiento progresivo de actos como disminuir la iluminación pueden ir propiciando la inducción de sueño", asegura el docente de la Escuela de Psicología de la UV.

El Instituto del Sueño Neurodiagnos nació hace 20 años como uno de los primeros centros privados en Chile dedicado a la clínica y al estudio científico de las alteraciones del dormir. Es un centro especializado en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos del sueño y enfermedades cerebrales relacionadas.

http://www.institutodelsueno.cl/


Cómo lograr que los niños y jóvenes mantengan


una buena "higiene del sueño" en las vacaciones

Alimentos restringidos

Se ha observado que el sueño satisfactorio se relaciona con un estilo de vida y hábitos alimenticios específicos. Esto rige de manera especial para los niños, para quienes el consumo de chocolates o alimentos ricos en calorías es desaconsejable. En el caso de los adolescentes, sustancias como el café, las bebidas energéticas, el tabaco o alcohol tienen efectos nocivos sobre el sueño y sobre la propia salud en general. Asimismo, deben evitar coman frituras, platos especiosos, cítricas y bebidas carbonatadas, ya que causan indigestión, y mantener una regularidad en los horarios de las comidas.


CAPSI-UV

La a Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso, cuenta con un centro de atención que ofrece a la comunidad el servicio de psicoterapia y psicodiagnóstico. El CAPSI atiende a niños y adultos, parejas y familias, ofreciendo atención psicológica para una amplia gama de problemáticas clínicas, excepto atenciones de urgencia.

http://psicologia.uv.cl/

vida y salud

en la web

Alejandro Fernández

Vásquez, psicólogo

Profesor de la Escuela de

Psicología de la Universidad de Valparaíso.