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El año 2000 según una predicción de 1933

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*Gonzalo Serrano del Pozo

El 6 de agosto de 1933, el diario La Unión de Valparaíso publicó un artículo de Pierre Devaux en el que anticipaba qué iba a pasar el año 2000, es decir, hace casi 18 años. Las proyecciones de Julio Verne, anticipaba el subtítulo, serían cosas de la antigüedad.

El artículo iniciaba anunciando cómo serían los hogares. Las paredes serían de vidrio, divididas en su interior por tabiques móviles que permitirían cambiar las piezas constantemente. Se iba a tratar de tabiques que bloquearían el ruido y, por supuesto, incombustibles. Lo más interesante, iba a ser el material con que estaría hecho el piso: "su consistencia nos recuerda la de un neumático bien inflado, de manera que todos los pasos son silenciosos. Dejemos caer un vaso frágil y rebotará sin romperse". Las puertas se abrirían solas frente a nuestra presencia, anticipándose a los sensores de movimiento. Y, en el baño, en reemplazo del jabón existiría un lanza niebla, 90% de aire comprimido y 10% de agua tibia en una bruma impalpable. La cocina poseería innumerables aparatos de pasta o níquel alineados cerca del toma corriente, de manera muy similar a lo que sucede ahora. Y, a través de ondas eléctricas, se lograría determinar el grado exacto de la madurez de la fruta y de las legumbres.

Afuera del hogar, se mencionan las novedades de los automóviles: "Nada de motor ruidoso bajo el motor de nuestro coche que marcha ya a 250 kilómetros por hora con una habilidad perfecta, la energía es enviada bajo forma radioelétrica por estaciones lejanas movidas por las radiaciones solares (...) En la delantera, un paragolpes hidráulico permite soportar alegremente los más formidables choques". A estos se agregarían otros vehículos más modernos con hélices que les permitirían surcar los cielos.

Uno de los grandes cambios de lo que iba a suceder el año 2000, según la proyección que se hacía en 1933, estaba en la industria alimenticia. La cría de ganado estaría, prácticamente, suprimida y reemplazada por un cultivo artificial de injertos de carne viva en laboratorio. El hombre renunciaría a criar pollos para no comer más que la pechuga y las alas. Un mundo feliz para vegetarianos y veganos.

No obstante, la verdadera revolución se produciría en la salud: YA NO SE ENVEJECE, decía el diario. Supuestamente, iban a desaparecer las enfermedades epidémicas y bacilares: tifus, cólera, peste, enfermedades aniquiladas en unos pocos años por el uso generalizado de "bacteriografos". Para esos años, la tuberculosis y el cáncer habrían sido vencidos. La medicina iba a estar enfocada, de manera principal, en la prevención de las enfermedades. Las cirugías, los injertos de miembros y órganos serían cosa corriente: "Se compra un nuevo estómago o un pulmón nuevo cambiable en caso de funcionamiento defectuoso!". Y, por último, sobre este punto, destaca: "El estado sanitario es, por consiguiente, infinitamente mejor en todas las clases sociales".

Se trataba de una mirada tan optimista como ingenua. Los adelantos del año 2000 fueron, en algunos ámbitos, similares a los planteados, por ejemplo, parachoques formidables y el control sobre la tuberculosis. Por otra parte, algunas de las suposiciones como el piso flotante de las casas o carne artificial todavía no han llegado o, en realidad, jamás llegarán a suceder. Mientras que los más increíbles, como los adelantos de la computación alcanzados a fines del siglo XX, no pudieron ser siquiera imaginados.

Visto en perspectiva, el 2000 aparecía tan lejano para los hombres de 1933 como nos puede resultar para nosotros el 2050, aunque esté, en términos coloquiales, "a la vuelta de la esquina". Los adelantos han alcanzado una velocidad extraordinaria y van trastornando nuestra vida a tal punto, que nos cuesta imaginar un mundo sin whatsapp, celulares o internet. La pregunta fundamental es si estos adelantos realmente han mejorado nuestra calidad de vida.

* Doctor en Historia, Facultad de Artes Liberales en Universidad Adolfo Ibáñez

Veterinario llama a no medicar a las mascotas por la pirotecnia

AÑO NUEVO. Especialista advierte que peligro está en "conductas de escape".
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Frente a recurrentes dudas de qué hacer con las mascotas en Año Nuevo con el fin de ayudarlas a estar tranquilas mientras se lanzan los fuegos artificiales, Gonzalo Chávez, académico de la Escuela de Medicina Veterinaria de Universidad Santo Tomás sede Viña del Mar, asegura que hay ideas efectiva para evitar o aminorar el pánico generado por la pirotecnia.

El especialista en Etología aclara que el principal problema tiene que ver con las "conductas de escape" y no tanto con problemas de salud que se pudieran generar por este episodio traumático.

"Es poco probable que a un perro le dé un paro cardiaco, por ejemplo; el riesgo está en que al intentar escapar de este sonido que viene de distintas fuentes, el animal puede atravesar un ventanal, saltar de un segundo piso, correr sin destino y ser atropellado o arrancar y luego no encontrar el camino de vuelta". Indica que lo primordial es "ofrecer una zona segura al animal", es decir, un lugar que él conozca y se sienta cómodo. Si el perro se quiere meter en el closet o debajo de la cama, hay que dejarlo".

Finalmente, advierte que lo peor es medicar a la mascota con productos de uso humano. "Muchos fármacos pueden tener contraindicaciones para perros y gatos.