Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
  • Vida Social
  • Espectáculos
ENTREVISTA. Aldo Lema, economista asociado del Grupo Security, analista y académico, sobre la economía chilena:

"Entramos en un período de optimismo que se puede extender, al menos, dos años"

E-mail Compartir

Las pruebas del repunte comenzaron a visualizarse en agosto del año pasado, cuando el crecimiento llegó al 2,4%, y derivaron en que el mercado subiera su proyección del Producto Interno Bruto (PIB) para 2018 de 3% a 3,2% y a 3,5% para 2019.

Algo que, a su vez, incidió en Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE), que elaboran Icare y la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, que en enero fue de 53,79 y se ubicó por primera vez desde abril de 2014 en terreno positivo, es decir, sobre el umbral de neutralidad de 50 puntos.

Confianza que también reflejó el Índice de Percepción de la Economía (Ipec), medido por GfK Adimark, que aunque tuvo una caída de 1,6 puntos en enero hasta los 51,5, se ubicó por segundo mes consecutivo en la zona de optimismo.

"El escenario externo fue desfavorable para el Gobierno de Bachelet y en algún sentido tuvo mala suerte. Pero eso era previsible, lo cual obligaba a adoptar políticas procrecimiento en vez de políticas anticrecimiento. La "mala pata" fue reforzada con malas políticas"."

Carolina Collins carolina.collins@mediosregionales.cl

Como un "nuevo ciclo de optimismo" califica el influyente economista asociado del Grupo Security, Aldo Lema, el período que inició el país durante la segunda mitad de 2017 y que, proyecta, se extenderá al menos por los próximos dos años, incentivado por las expectativas tanto de consumidores como de empresarios en el arribo de Sebastián Piñera a La Moneda el próximo 11 de marzo.

-¿Cómo se explica este vuelco en las expectativas tras el triunfo de Sebastián Piñera?

-Hay una combinación de factores. El primero es la expectativa de un Gobierno que va a priorizar el crecimiento con medidas que suban el potencial de Chile, con un gabinete cuyo equipo económico tiene la prioridad de estabilizar las cuentas públicas e impulsar la inversión. Paralelamente, se observó en estos últimos meses un mejor entorno externo, pese a la volatilidad de los mercados accionarios de esta última semana. Y por último, están las holguras que Chile tiene como para reactivarse durante al menos los próximos dos años.

-El ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, habló de "mala pata" por las proyecciones que hay de la industria del cobre para este año, que impulsaría el PIB hasta el 4% en el primer trimestre (sin que el gobierno de Bachelet se haya beneficiado de esto). ¿Tiene "buena pata" Piñera?

-Definitivamente, el escenario externo fue desfavorable para el Gobierno de Bachelet y en algún sentido tuvo mala suerte. Pero eso era previsible de antemano y muchos analistas lo alertamos hacia principios de 2014, lo cual obligaba a adoptar políticas procrecimiento en vez de políticas anticrecimiento. De alguna manera, la "mala pata" fue reforzada con malas políticas o no compensada con políticas procrecimiento y en ese sentido. Podemos tener "mala pata" todos en la vida naturalmente, pero tenemos que enfrentar esa adversidad sobreponiéndonos y reaccionando con mejores políticas, que fue lo que durante este Gobierno estuvo muy ausente, sobre todo en materia de crecimiento y de inversión. Efectivamente, el entorno externo empezó a mejorar hacia mediados de 2016; sin embargo, esa "buena pata" no necesariamente se reflejó en una recuperación plena de Chile. Recién en el segundo semestre del año pasado hubo señales incipientes de una reactivación que ahora, despejada la incertidumbre política, con señales más claras proinversión y crecimiento, empieza a capitalizarse en forma más contundente.

-Nuestros vecinos no han estado mucho mejor. ¿Qué se podría haber hecho o qué se hizo mal?

- Evidentemente que Chile, hasta 2016, siguió creciendo un poco más que América Latina; sin embargo, en 2017 Chile creció menos que América Latina, lo cual no ocurría desde principios de la década. Y en todo este período, a pesar del mundo que se desaceleró y creció menos, durante el cuatrienio la economía terminó creciendo casi la mitad de lo que creció el mundo. Por lo tanto, es cierto que el panorama externo fue desfavorable, pero también es cierto que la políticas internas reforzaron la desaceleración. Eso queda explícito en la caída en el crecimiento potencial, que está un poco más aislado de los fenómenos coyunturales. Lo que observamos en el último cuatrienio es una baja en el potencial de Chile de 4.5 a 2.5. ¿Qué se pudo hacer mejor? Ante la expectativa de desaleración, no haber subordinado el crecimiento a objetivos redistributivos, haber priorizado el crecimiento. Y, al mismo tiempo, el deterioro en las cuentas públicas, el aumento del déficit fiscal y del endeudamiento, consolidó una amenaza de nuevas alzas tributarias a futuro, lo cual comprometió más la recuperación de la inversión. A veces no se le da la importancia que tiene, pero es muy relevante estabilizar la situación fiscal en el sentido de comprometer un crecimiento de gasto público a futuro más acotado que dé señales, por ejemplo, de que no va a ser necesaria una nueva reforma tributaria que aumente la carga impositiva. Dar señales de invariabilidad tributara es un factor que ayuda también a la inversión y, al mismo tiempo, podría permitir recuperar la nota crediticia perdida con las clasificadoras de riesgo.

Por estos días, el Presidente electo, Sebastián Piñera, se reúne con sus ministros para afinar los últimos nombramientos pendientes de su futuro Gobierno y, al mismo tiempo, definir las prioridades que tendrá para su primer año.

-¿Qué desafíos tiene Piñera?

-El nuevo Gobierno tiene desafíos importantes para concretar a la brevedad: el primero es dar señales claras y concretas para subir el crecimiento potencial; el segundo es prepararse para manejar un supuesto boom de crecimiento que podría venir. La bonanza no está exenta de desafíos. Por supuesto que es mejor estar en un escenario de boom que en uno mediocre, pero igual tiene sus desafíos como, por ejemplo, la caída del dólar, el riesgo de inflación, la necesidad de subir las tasas de interés. Lo que también podríamos tener es un escenario externo que eventualmente se deteriore abruptamente. Esos cisnes negros de los que suele hablarse por hechos inesperados que no estén en el radar.

-¿Qué señales ya ha dado Sebastián Piñera antes de asumir?

- En materia económica, con el ministro de Hacienda, Felipe Larraín y el de Economía, José Ramón Valente, hay una definición clara de que la prioridad es estabilizar las cuentas públicas, acotar el déficit fiscal y promover la inversión. Ese es el sello que tienen esos dos ministros. Cuando uno agrega a ministros como el de Obras Públicas, Juan Andrés Fontaine, que claramente tiene la misión de remover todas las trabas en materia de concesiones para reimpulsar la inversión en infraestructura, o la ministra de Energía, Susana Jiménez, que también tiene la misma orientación, esas señales van en la dirección de ordenar las finanzas públicas y reimpulsar la inversión. Y eso se empieza a reflejar en las expectativas, como lo ha señalado el índice de Icare y también lo empiezan a reflejar los consumidores, como lo mostró el indicador de Adimark de enero. Por primera vez, desde marzo de 2014, ambos indicadores de expectativas de confianza están simultáneamente en zona de optimismo. Entonces, lo que cabe esperar ahora son cifras de actividad que van a seguir mejorando. Ya en el primer trimestre vamos a tener crecimiento sobre 4% y esa puede ser perfectamente la tónica, al menos, de este año y del próximo. Además debería venir una recuperación más fuerte tanto del empleo privado como de la inversión privada. De manera que, al menos por el bienio, el panorama se ve bastante mejor y eso se ve reflejado en las expectativas de los agentes económicos.

- El empleo informal en Chile ha ido al alza, ¿cómo se proyecta?

- La variable clave para el empleo y el crecimiento de los salarios reales es el crecimiento del PIB, el crecimiento económico. Lo que hemos tenido recientemente es un período en el que la economía chilena creció en el cuatrienio al 1,9% y eso se reflejó en una desaceleración en el crecimeinto del empleo, concentrándose en empleos por cuenta propia e incluso en una expansión del empleo público. Y el reflejo de esta economía mediocre que Chile tuvo durante estos últimos cuatro años es justamente el bajo crecimiento, primero, y luego la caída en el empleo asalariado privado. Por lo tanto, lo que deberíamos observar en la medida que la economía pase de crecer cerca del 2% a crecer sobre 4% es que va a haber una recuperación en el empleo asalariado privado y eso, evidentemente, está asociado con una mayor formalización en los puestos de trabajo, una menor dependencia del Estado y, al mismo tiempo, una moderación en el crecimiento de los trabajos por cuenta popia.

-¿Se puede, entonces, hablar de un "nuevo ciclo" en Chile?

- Estamos empezando un nuevo ciclo de crecimiento, eso se inició en 2017. Estamos entrando en un período de optimismo que se puede extender por dos años, al menos. La duda, que tiene que ver más con el panorama externo, es justamente si hubiere un deterioro a nivel internacional en las condiciones económicas que pudiera abortar este ciclo tempranamente. Por eso es importante preparar defensas para un eventual escenario adverso que pudiera venir cuando las tasas de interés en Estados Unidos lleguen a niveles que empiecen a ser realmente restrictivos. Por ahora las tasas de interés en Estados Unidos han venido subiendo en forma muy gradual. Hoy están en 1,5%, que es un nivel todavía bajo y no traumático para nuestras economías, para América Latina y para el propío Chile, pero evidentemente que un cisne negro puede irrumpir. En el pasado, eventos inesperados que no están en el radar aparecen y suelen estar asociados a períodos en donde la tasa de interés en EE.UU. alcanza un umbral que empieza a ser restrictivo.

- Entre los potenciales riesgos externos se podría mencionar la guerra comercial entre Estados Unidos y China y las elecciones presidenciales en Latinoamérica. ¿Qué otros peligros se vislumbran?

- Has mencionado dos: el riesgo de proteccionismo y el político en América Latina, cuyas consecuencias para Chile debieran ser menores. (De) los tres grandes riesgos, pasa uno por un aterrizaje duro de China que hoy se ve improbable. Eso tendría un impacto significativo para Chile, pero no parece muy probable hoy. El segundo, que tiene una probabilidad más alta, es que la inflación en EE.UU. empiece a sorprender al alza, se vea algún desborde inflacionario respecto a la meta del 2% y la Fed (el Banco de la Reserva Federal de EE.UU.) deba ajustar las tasas de interés más allá de lo esperado, que es llegar al 3% en un período de dos años. Un ajuste monetario de Estados Unidos mayor al contemplado -que corrija precios de activos, que desplome las bolsas, que desacelere a EE.UU. y a la economía mundial- es un riesgo que tiene mayor probabilidad de ocurrecia y tendría un mayor impacto en América Latina y en Chile. Ese es quizás el principal de los eventos que hay que monitorear. Hay un tercero, que es el geopolítico, que hubiera riesgos de enfrentamientos bélicos entre EE.UU. e Irán, por ejemplo, o con Corea del Norte, que pudieran desestabilizar este escenario de alto crecimiento mundial. Pero creo que tiene una probablidad baja de ocurrencia. Creo que esto pasa fundamentalemte por un desborde inflacionario en EE.UU. que suba las tasas de interés más allá de lo previsible o algún evento que no tengamos en el radar, como ocurrió con la crisis asiática.

nuevo Gobierno tiene desafíos importantes: el primero, dar señales claras para subir el crecimiento.