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Científicos chilenos exploran zona más baja de la Fosa de Atacama

CIENCIA. Uno de los lugares más profundos del O. Pacífico reveló sus secretos con máquinas fabricadas en Chile.
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Valeria Barahona

Un grupo de investigadores chilenos llegó esta semana a una de las zonas más desconocidas del Océano Pacífico: los 8.081 metros que constituyen la Fosa de Atacama, es decir, las aguas más profundas de Sudamérica. Este hito ubicó al Instituto Milenio de Oceanografía (IMO-Chile) en la cima de la investigación marítima internacional, ya que, además de llegar al límite del mar, fue el mismo equipo el que diseñó el vehículo para la exploración.

El dispositivo de navegación Audacia fue creado por profesionales de la s universidades de Concepción, de Antofagasta y la Pontificia Universidad Católica, teniendo como principales características su alta tecnología y el relativo bajo costo, que permitieron al nanolander lograr tres inmersiones sobre los 8.000 metros de profundidad, durante la expedición Atacamex.

Audacia viaja actualmente a bordo del buque AGS-61 Cabo de Hornos, operado por la Armada de Chile, apoyado por fondos de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt, dependiente del Ministerio de Educación) y privados.

Logros

Uno de los principales logros de Audacia es haber realizado por primera vez mediciones y observaciones in situ bajo los 8.000 metros de profundidad, lo que es conocido, popularmente, como el océano profundo, en la Fosa de Atacama.

El nanolander, con esto, superó el registro histórico, situado en 8.065 metros, estableciendo una marca de 8.081 metros.

Audacia allí recolectó muestras de agua para conocer qué tipo de microorganismos habitan este límite del territorio, así como algunas propiedades químicas del agua de mar ultra profunda de esta región del Pacífico.

Los científicos, mientras conducían la nave desde el barco aparcado en la superficie, aprovecharon de obtener fotografías del fondo marino, donde aparecen algunos tipos de crustáceos que también fuero capturados para el análisis.

Fue "obtener por primera vez muestras de plancton desde los 5.000 metros de profundidad", dijo el biólogo Rubén Escribano.

Sensores

"Logramos acceder repetidamente al fondo de la fosa, incluso hasta una profundidad mayor a la reportada, y desde allí pudimos recolectar agua, organismos, imágenes e información hidrográfica. Las posibilidades de poner otros sensores, para hacer -por ejemplo- mediciones sismológicas o de corrientes- están allí. Con eso estamos señalando el camino que lleve a un programa nacional multidisciplinario para la exploración y el estudio científico de la Fosa de Atacama", afirmó el líder de la expedición, Osvaldo Ulloa.

"Con esta expedición se inició un viaje para empezar a construir una respuesta que tendrá un valor sistémico para nuestro país y el mundo. Además, sin duda, es una de las situaciones más emocionantes que me ha tocado vivir desde que estoy en Milenio", agregó la directora ejecutiva de la Iniciativa Científica Milenio, Virginia Garretón.

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