"Cuando uno lee la ley de migración, que es del 70, la verdad es que se avergüenza"
Benito Baranda es psicólogo y trabajó en el Hogar de Cristo por más de 20 años, además de otras organizaciones sociales, por lo que es una de las personas que más sabe de cómo funciona ese segundo Chile. También en América Latina a través de la Fundación América Solidaria, desde donde se trabaja para ayudar a los sectores más excluidos del continente, con obras en Haití, Nicaragua, Colombia, Bolivia, entre otros países. Por eso, tras inaugurar el año académico en la Escuela de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Viña del Mar, recalcó la importancia de una nueva ley de migración, reconociendo que es de los años 70: "Me avergüenza", dice.
- ¿Qué le parece la división del Sename con dos departamentos nuevos?
- Bueno, eso no es ninguna novedad porque es un proyecto de ley que se viene discutiendo desde el primer gobierno del Presidente Piñera. La novedad va a ser el hacerlo, ahí va a estar el gran trabajo de la Subsecretaría de Infancia y todos vamos a tener que colaborar mucho para esta modificación. Esa división de servicios ya se discutió en la década de los 90, hoy está en la definición de los nuevos proyectos de ley que ya se aprobaron y el Congreso ya ha trabajado en torno a ello hace años, algunos parlamentarios que están aún en el Congreso y otros que ya se fueron, y siento que el Presidente le tiene que dar continuidad a ello y ojalá que Hacienda entienda de una vez por todas que esto es algo prioritario para Chile y no ocurra como en el gobierno anterior de Piñera que esto no era algo prioritario. Este es el cambio que se debería haber realizado hace mucho tiempo y no fuimos capaces de hacerlo, de entregar los recursos para ello ni hacer las reformas que correspondían, no le pusimos el sentido de urgencia en décadas pasadas y lo estamos haciendo tardíamente, pero hay que hacerlo.
- ¿Cómo se debería abordar el tema de los niños fallecidos en el Sename?
- Es una gran demagogia eso. Hay muchas muertes por causas naturales, muchos de los niños que ingresan a la red Sename que vienen ya con problemas muy graves, por ejemplo, niños con problemas físicos y también de discapacidades más profundas. Muchos de los niños fallecidos en Coanil, que hacen un gran trabajo, inevitablemente iban a fallecer y lo más probable es que se retrasó su fallecimiento gracias a la intervención de los equipos de Coanil o de Salud. Por eso, para no ser demagogos, hay que discriminar: ¿qué fallecimientos en la red Sename se pueden imputar a causas humanas, a descuidos y cuáles no? Y seguramente se van a reducir fuertemente. Esa cifra generalizada ofende gravemente a quienes trabajan en estos organismos del Estado y los organismos colaboradores del Sename, porque los trata casi de asesinos. Hay que identificar con claridad dónde ha ocurrido, para como Estado intervenir con una política distinta para evitar la mortalidad de estas personas. Yo que llevo años trabajando en esto, tengo casi 60 años, recuerdo que en mi primer tiempo muchos niños fallecían en la red Sename y muchas de estas muertes se debían a causas naturales y otras también se debían a inoperancias y problemas de dejación de quienes los tenían a su cargo, y otros también a la falta de recursos.
- Justamente se anunció mayor subvención para la red del Sename. ¿De qué manera influye en la atención de los funcionarios con los niños la falta de recursos para los trabajadores?
- Hay un tema de condiciones de trabajo. El Presidente dijo que se va a mejorar la calidad de los servicios en la capacitación de las personas y en la selección. Cuando subes la subvención habrá tres efectos positivos: tienes mejores condiciones físicas porque mejoran los espacios; las prestaciones que le entrega a los trabajadores son mejores, se puede contar con especialistas que hoy no tienen, especialmente dedicados a la salud mental, y puedes mejorar las remuneraciones de quienes tienen trato directo con los niños, niñas y jóvenes. Eso permite aspirar a personas con mejor capacitación, pero esto tiene que ir acompañado de algo muy importante, que es una supervisión muy estricta del Estado y para eso hay que definir estándares de lo que quieres entregar. Y debe haber un cuidado muy especial sobre las transferencias monetarias que se realizan, hay que estar encima de que esos recursos no se van a ir en un salario gigantesco de una institución.
- ¿Debería haber una Superintendencia que fiscalice?
- El sector sin fines de lucro que recibe recursos del Estado debería tener hace mucho tiempo una Superintendencia, no solamente en el área del menor, yo lo ampliaría, porque está toda la atención de las personas mayores, en los centros de rehabilitación para quienes consumen droga o alcohol, y así hay por lo menos unos cinco ministerios o servicios que están transfiriendo recursos a operadores privados sin fines de lucro que prestan esos servicios. Esas personas, teniendo algo de regulación, no tienes conocimiento de su patrimonio, del manejo de sus recursos, de los salarios, hay una nebulosa.
- Usted sonó como posible director del Sename. ¿Qué le pareció el nombramiento de Susana Tonda para directora de Sename?
- Yo he señalado siempre que puedo colaborar con los servicios del Estado, pero el ámbito donde me he desarrollado es en la sociedad civil, donde tenemos mucho trabajo por realizar. Me parece bien el nombramiento de Susana, ella estuvo como directora ejecutiva del Hogar de Cristo, le va a tocar llevar adelante una gran reforma administrativa en la división de servicios y me parece bien. El Sename tiene buen equipo y creo que va a poder contar con un buen equipo. Además, teniendo el vínculo que tiene con el Presidente y las autoridades, va a poder sostenerse.
- Tonda aún no puede asumir por trámites con su nacionalidad chilena. Más allá del caso puntual, ¿qué le parece la forma en que se desarrolla la migración en Chile? ¿Estamos recibiendo bien a los extranjeros caribeños, tema que ha sido incluso centro de rutinas humorísticas en televisión abierta? ¿Nos falta avanzar en una ley actualizada?
- Una de las principales prioridades que deberían haber tenido los gobiernos desde los 90 era cambiar la ley de migración, pero la fueron postergando, haciendo sólo reformas administrativas para incluir a las personas, lo que no estuvo mal, muchas de esa reformas fueron buenas y han ayudado a quienes llegan a Chile a poder incluirse, pero siempre quedó pendiente actualizar la ley, es una ley de mediados de los 70, donde no llegaba la cantidad de gente que llega a Chile hoy, había otra situación política, entonces por supuesto que cuando uno lee la ley la verdad es que se avergüenza porque no es una ley para la época de hoy, para la modernidad. Ya se está trabajando, tiene prioridad y creo que los parlamentarios se van a abocar a ello.
- ¿Debería tener urgencia?
- Claro, urgencia, y he escuchado a los parlamentarios que saben de esto y dicen que para ellos es urgente, y lo escuché también del ministro del Interior actual, así que creo que eso va bien encaminado. Pero paralelo a la ley, hay otro tema cultural: ¿cómo los chilenos acogemos a quienes vienen de otros países? Ocurre en Chile lo que ocurre en el resto del mundo, no es una novedad que uno discrimina y acoge mejor a unos que a otros dependiendo del país de donde proviene. Hay un concepto que desarrolla la filósofa española Adela Cortina que se llama aporofobia, que es que tú eliges aquellos inmigrantes que son más educados y tienen más bienes y los consideras más como iguales que aquellos que vienen de lugares de mayor pobreza, a quienes se les trata más mal, se les mira en menos, como que vienen a dañar al país. Eso al final nos termina causando mucho daño.
- Los chilenos en países más desarrollados también son mirados en menos.
- Claro, piensa en las olas migratorias de Chile por el golpe militar, o las olas migratorias de Chiloé hacia el sur de Argentina a las mineras del carbón. Hemos tenido experiencia nosotros de cómo nos han tratado al salir. Cerca del millón de personas está fuera de Chile, muchos de ellos ya radicados en estos lugares y lo que esperan esas personas es ser tratados dignamente. Además, la gran mayoría de los chilenos somos migrantes. Cuando te pones en el lugar de las personas que llegan seguramente vas a iniciar un proceso para bajar tus prejuicios, discriminar menos y colaborar con la inclusión. Somos un territorio bastante clasista, a veces también racista.
- Respecto a la pobreza y los campamentos, ¿cree que se pueda disminuir sustancialmente.
- Por supuesto, Chile tiene todo para hacerlo y tenemos disponibilidad de terrenos. En Chile hay posibilidades de llegar a un número muy bajito de campamentos. De 100 mil llegamos a cerca de 30 mil... o sea, redujimos 70 mil, a pesar de que habían más familias que ambicionaban casa cada año. Y después, por un problema grave del Ministerio de Vivienda que no fue capaz de generar suelo, especialmente acá en Viña del Mar pero también en el norte de Chile, se te dispararon los campamentos, particularmente en Antofagasta y Copiapó, donde fue una locura. Pero ese es un problema generado por una política inapropiada que es está cambiando.
"Ojalá que Hacienda entienda de una vez por todas que esto (recursos para mejorar el Sename) es algo prioritario""
"El sector sin fines de lucro que recibe recursos del Estado debería tener hace mucho tiempo una Superintendencia, no solamente en el área del menor, yo lo ampliaría""