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Menos de lo mismo

No nos amarramos a lo dogmático ni a lo ideológico, sino que creemos en la libertad entendida como el respeto a la libre determinación.
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El primer año legislativo de este nuevo periodo parlamentario ya dio su puntapié inicial. Sin embargo, no fue un comienzo como tantos otros, en donde por regla general el hemiciclo recibía a, en su mayoría, parlamentarios reelectos, los cuales habían visto pasar gran parte de su vida entre los pasillos de la Cámara.

Esta semana -marcada por las prioridades que el presidente Piñera anunció para lo que viene- tuvo una serie de particularidades. Tenemos un Congreso que producto de la reforma electoral, nos permite contar con un amplio espectro de visiones, que, si bien pueden ser muy contrapuestas, llama la atención que estas divergencias, muchas veces muy profundas, pueden y se van a presentar incluso dentro de un mismo conglomerado. Esto lleva a algunos al raciocinio lógico de preguntarse por qué entonces comparten una misma militancia. La respuesta para mí y quizás para muchos jóvenes y otros que no lo son tanto, quienes tuvimos la oportunidad de experimentar por primera vez esta semana el acto de poder intervenir en el hemiciclo, es mucho más simple de lo que varios creen. No nos amarramos a lo dogmático ni a lo ideológico, sino que creemos en la libertad entendida como el respeto a la libre determinación, sin perjuicio de compartir ciertas bases de funcionamiento de nuestra sociedad.

Nuestro país valora más que nunca la convicción de las ideas y aprecia cada vez menos las decisiones emanadas a modo colectivo, las cuales a veces nos dan la impresión de estar moviéndonos al son de un director de orquesta. Hoy, existe menos respeto por aquello en este Congreso y eso me parece fascinante. Lo que antiguamente podía ser un factor de división, hoy enriquece el debate, llenando de energía y vida a los partidos políticos que tanto necesitaban de nuevos aires.

Sin embargo, hay otro punto importante que no podemos dejar de lado: el factor humano. El poder y el mal entendido sentido de autoridad, terminan por desgarrar la esencia misma de un político, la que es y debe ser siempre, la humanidad y la empatía. Por eso, el llamado, tanto para mí como para el resto, es a nunca perder la humildad y la sencillez.

Un gran desafío tenemos como nuevo Congreso: que nuestras válidas diferencias no repercutan en lo personal, manteniendo siempre en el centro de nuestra visión a las personas y el bien común. Creo que es crucial que nunca nos separemos de ese sentimiento, ya que es la única forma de luchar contra el ego y los demás males que usualmente aquejan a los políticos, los que lamentablemente nos han valido tanta desconfianza.

Debemos legislar de acuerdo a convicciones y no para tener más prensa; legislar para la grandeza de nuestro país. Debemos cuidarnos de no caer en prácticas que cada vez resultan más tentadoras, producto de nuestro cada vez más intenso sistema presidencialista que, si bien no ha tenido reformas, con más parlamentarios tiende a la idea de que las mociones van a sucumbir aún más ante los mensajes presidenciales. Tengo la convicción de que tendremos un Congreso más dinámico, menos estático y, sin duda, estos serán los primeros cimientos para una segunda modernización, no del Estado, sino que de la función parlamentaria en sí.

Andrés Longton

Diputado

Soñando el Concón del futuro

El alcalde Óscar Sumonte hizo un llamado a unir fuerzas en pos de impulsar nuevas obras y desafíos para la segunda comuna más joven del país. Dentro de las muchas necesidades existentes en Concón, hay un expreso foco en la conectividad, el crecimiento y el desarrollo de la empresa privada en una de las zonas con mayor plusvalía del país.
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El alcalde de Concón, Óscar Sumonte, reunió el pasado viernes a un importante grupo de organizaciones gremiales, medios de comunicación y líderes empresariales de la zona para dar a conocer las múltiples prioridades y planes de desarrollo comunales para los próximos años y gestionar así una alianza con privados que permita impulsar la gran cantidad de proyectos necesarios para la ciudad. Dentro de las muchas necesidades existentes, hay un expreso foco en la conectividad, el crecimiento y el desarrollo de la empresa privada en la que, sólo por detrás de Alto Hospicio, en la Región de Tarapacá, es una de las comunas más jóvenes del país. Administrativamente, se espera la pronta actualización del Plan de Desarrollo Comunal (Pladeco), en conjunto con la implementación del Plan de Desarrollo Turístico (Pladetur) y el Plan de Desarrollo Cultural. Lamentablemente, la municipalidad tuvo poca participación en el Plan Regulador Metropolitano de Valparaíso (Premval), por lo que no quedó estampado el fuerte crecimiento hacia el sector rural que proyecta la comuna (unas 800 hectáreas hacia la zona de Colmo y Fuerte Aguayo), el cual ya incluye una delegación municipal y su incorporación al Plan Regulador Comunal (PRC).

En términos de conectividad, la F30E se encuentra en plena construcción y su segunda etapa licitada, con una remodelación completa de la rotonda, la que, sin embargo, no contempló el puente por sobre el río Aconcagua, el que se optó por dejar para una segunda etapa.

En ese escenario, el principal inconveniente lo representan unas 40 familias instaladas en el sector de La Isla -sin títulos de dominio ni propiedad, varias extranjeras entre ellas-, las cuales podrían tener una solución habitacional del Serviu o de la propia Cámara Chilena de la Construcción en los próximos meses.

La remodelación de la Ruta 64 (ex60CH) es vista como prioritaria por el alcalde, quien la define como la principal entrada al país para los turistas argentinos, por lo que también se apuesta por mejorar sus accesos, incluyendo el enlace al Aeropuerto de Concón (Torquemada), el mismo que necesita urgentemente el alargue de su losa, un nuevo terminal de pasajeros y el necesario cambio de uso de suelos, lo que hoy está en manos del comandante de la Primera Zona Naval, Ignacio Mardones. De esta forma, la Armada debiera licitar la administración del mismo en un futuro cercano.

Por último, pero no menos importante, es el gran desafío del alcalde Sumonte: la ampliación y reconstrucción del camino costero -con ciclovías incluidas- que permita sacarle lustre a los cien años de la construcción de la primera ruta turística del país, desde los años de Juan Luis Sanfuentes.

Es decir, mucho en lo cual trabajar y sobre lo cual soñar.

Libres e iguales

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Este es el título de un valioso libro editado recientemente por el Fondo de Cultura Económica, que contiene unas amenas conversaciones entre el diputado Vlado Mirosevic y el académico Agustín Squella. El diálogo trata sobre temas del mayor interés para nuestra cultura política y para comprender el proceso político que vive Chile. La obra se inspira en el propósito del joven diputado de reconocer desde la política en un académico y en un intelectual el valor de su pensamiento y de la divulgación de este para las nuevas generaciones de ciudadanos.

La lectura de este libro puede mostrarnos cómo es mejor un cierto escepticismo como actitud intelectual, no en sentido epistemológico, sino para tener una comprensión de los distintos fenómenos sociales que evite contarse cuentos propios o ajenos o caer en entusiasmos metafísicos o historicistas. De allí deriva un razonable relativismo intelectual, sin confundir ello con un relativismo moral o político y el hábito intelectual de distinguir y descomponer como herramientas metodológicas y analíticas indispensables antes de pedir la palabra o tomar posición. Nunca dar un golpe en la mesa invocando principios ni ontologías naturales o sobrenaturales, ni determinismos o necesidades históricas para el derecho, la política u otras formas sociales. Por estas prevenciones intelectuales, a mi juicio, el perfil de Squella nos sugiere a Kant y Kelsen antes que Santo Tomás, a Max Weber antes que Marx , y leer a Bobbio antes que El estado y la revolución, sin desconocer ciertamente el valor intelectual de todos ni dejar de tratarlos.

El libro resulta muy útil para saber qué reflexión hace Squella ante preguntas relevantes en nuestras disputas políticas y filosóficas. Las respuestas son muy directas sobre temas como liberalismo y neoliberalismo, derechos sociales y constitución, totalitarismo y democracia, universidad, religión y cultura, entre otros. El hilo central del relato se funda en la propuesta de esa tradición intelectual en filosofía política que es el liberalismo igualitario, de origen más bien anglosajón y cuya expresión histórica ha sido, principalmente, la socialdemocracia y esa versión del capitalismo que ha promovido relaciones económicas y sociales de carácter democrático. Son estas las experiencias que históricamente han buscado conciliar libertad e igualdad.

Hay otras dos razones al menos que justifican plenamente esta obra. Una de ellas es que deja ver claramente la singularidad y coherencia de un "intelectual público" genuino, un tipo de intelectual más bien escaso. Vlado Mirosevic con su interlocución nos permite ver a ese intelectual que está lejos del tecnócrata o el ideólogo, al margen del signo político desde el cual estos hablen. Este hecho por sí mismo refresca y anima una deliberación pública más bien colonizada o controlada, colmada de estereotipos de discursos con escasa diversidad intelectual.

La otra razón, muy importante aunque no auspiciosa, es que al leer las reflexiones de Agustín Squella, queda más bien la conclusión de que las ideas de un liberalismo social están muy lejos de las grandes coaliciones políticas que han protagonizado el acontecer nacional y que tienen aún la mayor representación política. También cabe concluir que la inexistencia de un proyecto político que responda a las ideas del liberalismo-igualitario o socialdemócrata auténtico en Chile es parte de nuestro subdesarrollo social y cultural, más que la consecuencia de una modernización capitalista acelerada.

Aldo Valle

Rector Univerisdad de Valparaíso