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ENTREVISTA. cristóbal rovira, director del Doctorado en Ciencia Política de la U. Diego Portales:

"Hay un vínculo entre demagogia y populismo, pero no son lo mismo"

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El jueves, a auditorio lleno en la Universidad Diego Portales, fue presentado el libro "The Oxford Handbook of Populism", que cuenta con más de 30 capítulos escritos por expertos en el populismo y que busca reivindicar este concepto.

Cristóbal Rovira, director del Doctorado en Ciencia Política de la UDP y uno de los autores del libro, abordó el surgimiento de este fenómeno en nuestro país y las razones detrás de la mala percepción de este.

Según Rovira, si bien no hay una definición que genere un consenso universal, el populismo se define básicamente "como una ideología que distingue entre una elite mala, perversa y corrupta, de un pueblo que es íntegro y soberano, y simultáneamente propone que la política debe seguir el mandato popular".

Por lo mismo, sostiene, el populismo no es intrínsecamente negativo aunque sí tiende a asociarse con corrientes como la xenofobia o demagogia, por lo que debe ser analizado en conjunto con otras características.

- ¿Por qué crees que hay una percepción negativa del populismo?

- Se cree que un líder es populista porque es xenófobo, demagogo o extremista. Todos esos adjetivos son negativos. Lo que nosotros tratamos de hacer en este libro es salirse un poco de ese debate normativo y tratar de proponer una categoría un poco más aséptica con todo lo difícil que es porque es un concepto polémico. Entonces, ¿cuál es el impacto real del populismo? Yo trato de ser escéptico y digo que es una pregunta empírica. Puede que haya liderazgos populistas que implementen determinadas políticas públicas o muevan el debate político hacia una dirección, pero que no necesariamente sea negativo para el sistema democrático. También hay ejemplos que pueden ser absolutamente perversos. Es el caso de Venezuela, que hoy en día es cualquier cosa menos una democracia. Pero si uno se va a Europa, por dar un ejemplo, donde muchos de estos partidos obtienen el 10% o 15% de los votos, lo que hacen es plantear una determinada temática que para un segmento del electorado realmente es relevante. Depende de cada caso cuál es el impacto real del populismo sobre el régimen democrático, y eso es lo que intenta reivindicar el libro.

- En el caso específico de Chile, ¿por qué crees que se da esta percepción negativa?

- Es una pregunta interesante. Yo creo que parte de eso está mediado por la tradición latinoamericana del populismo, fundamentalmente el caso del peronismo, que generalmente tiene connotaciones negativas en el campo de cómo en Chile se entiende la política. Simultáneamente, yo creo que el populismo, sea de derecha, izquierda, del pasado o del presente, generalmente va a usar la categoría pueblo. Y mi impresión es que en Chile hablar de pueblo genera un poco de resistencia y tiene que ver con la historia del país. La vez que se habló mucho del pueblo, en los años 70, una época de mucha polarización política en parte por el Gobierno de la Unidad Popular, el régimen colapsó. Entonces yo creo que hubo un proceso de aprendizaje al interior de las elites políticas, tanto de derecha como de izquierda en el periodo post transición, que lo que se trató es hacer política de una manera distinta, evitando la polarización y nunca más se habló del pueblo. Recién hoy vuelve a aparecer esta categoría con los movimientos sociales, cuando se habla de la calle.

Populismo y demagogia

- ¿Cuál es la diferencia entre populismo y demagogia?

- Hay muchos casos de liderazgos y partidos populistas que son demagógicos, pero sucede lo inverso: pueden haber muchos demagogos que no sean populistas. Un demagogo, fundamentalmente, va a proponer determinadas cuestiones en campaña que lo más probable es que sabe que no las podrá implementar y va a llegar al poder porque "sobre prometió", por así decirlo. Pero hay un montón de políticos en el mundo que hicieron esto y no son populistas. George W. Bush en Estados Unidos, por ejemplo. Promete que va a sanear la economía de EE.UU. y el tipo llega y se mete en una guerra con Irak, deja un déficit público gigantesco, y yo creo que podemos tildarlo de cualquier cosa menos populista: fue un demagogo. Yo creo que hay un vínculo entre demagogia y populismo, pero no son lo mismo. Pasa igual con la xenofobia. En Europa, muchos de los partidos populistas son xenófobos, pero no es lo mismo ser xenófobo que populista.

- Durante la presentación del libro, Cristóbal Bellolio postuló que tildar a alguien de populista a secas es una calificación vacía. ¿Qué le aporta a alguien denominarse como populista?

- Para que un candidato populista sea exitoso, entiéndase que logra movilizar un segmento importante del electorado, parte de eso va a ser por su populismo, pero no todo. Si uno quiere comprender por qué Hugo Chávez logra más del 50% en su primera elección y después logra seguir ganando a lo largo del tiempo, parte tiene que ver con su retórica populista: ataca las elites establecidas en el poder y defiende al pueblo. Pero simultáneamente es un socialista muy radical de tomo y lomo que ofrece redistribución, políticas públicas para los pobres, clientelismo, etc. Ahora, ¿cuánto de ese voto a Chávez es por su populismo y cuánto por su socialismo radical? Generalmente es una combinación. Entonces, ¿qué se gana con esta categoría? Creo que nos permite comprender que en muchos de los fenómenos actuales, parte de su éxito está relacionado con la ideología a proponer independiente de su populismo, pero es la combinatoria lo que hace a ciertos candidatos particularmente llamativos, por así decirlo. Pensemos en Donald Trump, que tiene una agenda bastante radical en términos de bajar los impuestos y el discurso anti migratorio, lo que no es tan novedoso en el contexto norteamericano. Pero la combinación de eso con el populismo es lo que genera como un paquete u oferta que logra conquistar a un segmento llamativo del electorado. Si él fuera sólo xenófobo o sólo un libremercadista acérrimo, no sé si hubiera logrado lo que logró. El populismo algo añade a ese cóctel.

- ¿Concuerdas en que hay, a nivel mundial, una ola creciente de populismo? ¿Crees que corresponde a una amenaza?

- Sí, hay una ola, pero con peros. Hay efectivamente un aumento de liderazgos populistas pero creo que hay una exageración al respecto. El mejor ejemplo es en Europa, donde los partidos populistas de extrema derecha sacan en general entre un 10% y 15%. Comparativamente, eso no significa que estamos ad portas de que colapse el sistema, pero en general sí hay una ola de aumento. Con respecto al desafío que esto supone para el régimen democrático, yo creo que nuevamente hay variaciones. Hay lugares donde efectivamente uno puede ver que se ha producido un deterioro e incluso un colapso de la democracia, como el caso de Venezuela. Pero hay muchos lugares en que eso no sucede. Pero eso soy medio escéptico de estas ideas taxativas y decir que el populismo siempre conlleva esto o lo otro. Depende de los casos, los contextos, la cuota de poder electoral, las coaliciones, etc.

- Respecto de Chile, ¿cómo analizas las campañas del año pasado? Ahora se tilda de populista a José Antonio Kast, pero en la campaña los señalados como populistas eran los del Frente Amplio.

-En Chile, al menos desde 1990, uno ve muy poco populismo. Quizás Marco Enríquez-Ominami en su momento, pero Roxana Miranda yo creo que es el primer caso súper claro. Tenía un discurso anti elitista, la idea de que el pueblo la defiende, pero sacó el 1% de los votos. Hubo un candidato populista pero no prendió. Ahora, ¿qué pasó en la campaña del año pasado? Yo creo que tienes candidatos a la derecha y a la izquierda, enfrentados en el Frente Amplio y en José Antonio Kast, que de vez en cuando usan la retórica populista. Pero insisto con el de vez en cuando. Si tú ves el debate Anatel y escuchas a Beatriz Sánchez y a José Antonio Kast, es un discurso en el que defienden sus ideas programáticas pero es muy pluralista. Te aseguro que ni Sánchez ni Kast en ese momento atacan a la elite mala y corrupta. Pero si tú te vas al programa de Gobierno de cada uno, sí vas a encontrar mucho populismo. Yo creo que lo que va a pasar, sobre todo en el caso del Frente Amplio, es que va a terminar siendo un grupo muy diverso y con diferencias, donde tienes voces populistas y otras no. En el caso de Kast es más curioso porque él domina la retórica, y creo que la audiencia a la que él se dirige determina cuánto populismo plantea o no. Hay que ver como evoluciona esto, pero los ataques que ha sufrido Kast en los últimos días pueden reforzar esta lógica o discurso populista. No me extrañaría que de aquí a las próximas elecciones se empiecen a consolidar rasgos más populistas en candidatos de derecha o izquierda. En las elecciones de 2017 algo hubo, pero todavía no lo veo tan nítido.

"(Trump) tiene una agenda bastante radical en impuestos y el discurso antimigratorio. Pero la combinación de eso con el populismo es lo que genera como un paquete u oferta que logra conquistar""