Una alimentación adecuada es una aliada para enfrentar el Parkinson
HÁBITOS. El consumo de antioxidantes se relaciona con un menor riesgo a presentar este mal neurodegenerativo, cuyo origen se relaciona con la muerte de ciertas neuronas.
Aunque la cura de la enfermedad de Parkinson sigue siendo un enigma al igual que la certeza sobre su prevención, ya que sus causas tienen encima un manto de misterios, las investigaciones iluminan cada vez más el camino para entender mejor este mal neurodegenerativo, crónico y progresivo. Algo que vale la pena de relevar durante abril, mes en el que se crea consciencia en el marco del Día Mundial de esta patología.
Entre las certezas está su origen en la muerte de las neuronas relacionadas con la secreción de dopamina y el vínculo con el envejecimiento, pues su incidencia se incrementa a partir de la sexta década de vida. También se ha atribuido a lo hereditario y genético, así como la exposición a ciertos contaminantes con la mayor probabilidad de que una persona desarrolle Parkinson e, incluso, a factores que tienen que ver con la alimentación.
En este punto se detiene Victoria Halabí, directora de Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo, debido al rol que tienen con el Parkinson los antioxidantes, bastante reconocidos por sus efectos beneficiosos y protectores de la salud frente a patologías tan graves como el cáncer.
"El estrés oxidativo está empezando a ser considerado un importante factor causal y también secundario en las enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson. El alto contenido lipídico del sistema nervioso, la baja capacidad antioxidante y la presencia de hierro, además de su elevada actividad metabólica, lo hacen particularmente susceptible de daño oxidativo", explica al respecto.
Estudios
La nutricionista cuenta que diversos estudios in vitro han demostrado la efectividad de los antioxidantes, al proteger el tejido nervioso del daño de los radicales libres, sustancias que tienen que ver con el daño oxidativo, envejecimiento celular y graves enfermedades. "En la mayoría, los antioxidantes dietarios se dirigieron al papel de las vitaminas A, C y E junto con el ß-caroteno y mostraron una prevención del daño neuronal debido al estrés oxidativo", apunta.
También se conocen, aunque en menor cantidad, investigaciones sobre otro antioxidante, el licopeno, carotenoide que es el principal pigmento responsable de la coloración roja del tomate. "Un estudio presentó una reducción significativa de los niveles de licopeno en pacientes con enfermedad de Parkinson y demencia vascular", apunta. Es por dichos resultados que se ha planteado que antioxidantes como el licopeno pueden actuar sobre las neuronas o en forma indirecta afectando los marcadores periféricos del estrés oxidativo, dice. "Se cree que el licopeno puede cruzar la barrera sangre-cerebro y ser efectivo en reducir el daño causado por las especies reactivas del oxígeno", comenta.