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Escuela de Medicina de la UV y aborto tres causales:

"El cambio de protocolo del actual Gobierno sí cambia el espíritu de la ley"

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Ernesto Curti

La reciente decisión del nuevo Gobierno de introducir cambios en el protocolo de objeción de conciencia en el gremio médico, para el caso de aborto en las tres causales, sigue generando coletazos, más allá de los pedidos de la ex Presidenta Michelle Bachelet de no frenar los avances alcanzados durante su mandato en materia de igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

Antonio Orellana, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso (UV), es partidario de que la objeción sea considerada individual, de cada médico, ya que a su juicio no correspondería que una institución se adscribiera como objetora, salvo contadas excepciones.

Neurocirujano y presidente de la Asociación de Facultades de Medicina de Chile, Antonio Orellana Tobar se mostró preocupado por los caminos que puede tomar en la salud pública los cambios en los mecanismos de aplicación de esta objeción.

-¿Qué opinión tiene sobre los cambios en el protocolo de objeción de conciencia introducidos por el actual Gobierno?

-Tengo una opinión bien definida: nunca entendí la objeción de conciencia institucional. Yo creo que la objeción de conciencia obviamente debe ser personal, individual de las personas, y la verdad de las cosas es que la institucional yo personalmente no la entiendo. Yo sí entiendo la postura de una institución que tiene una trayectoria y que es de tipo confesional, como por ejemplo, la red de la Universidad Católica, que es tradicional, que se saben cuáles son sus principios, cuáles son sus límites éticos y morales, y es una institución que todos tenemos claro cuál es su pensamiento. Pero que cualquier institución pueda en este momento sumarse a una objeción de conciencia, yo creo que no corresponde, sobre todo siendo una ley.

-¿Lo entiende menos en instituciones de salud que reciben financiamiento del Estado?

-Es más incomprensible, porque si lo miramos desde el punto de vista del Estado, es obvio que nos cuestionemos por qué vamos a entregar fondos a una institución que se niega a realizar ciertas acciones que otros sí las tienen que realizar porque más encima hay una ley que las obliga a eso. Ahora, obviamente hay todo un aspecto jurídico, que uno no conoce, pero mi apreciación es que hay instituciones respetables que han tenido una tradición larga que ha demostrado ciertos valores éticos, morales, que son de larga tradición.

-Independientemente que la ley se los permita, ¿está bien que los médicos del sector público se nieguen a ofrecer esta prestación a una mujer, como ocurrió con los 16 de Obstetricia del Hospital Base de Osorno?

-Bueno, y esa es la parte que a mí realmente me llama la atención, que un hospital público pueda adscribirse a ello. El profesional que ingresa a un servicio público debe estar en condiciones de realizar los actos que su contrato así se lo exija. El problema está en que sí tiene derecho a la objeción de conciencia personal porque está apoyado por la ley.

-Pero un profesional del sector público que debe ejecutar una política de salud pública, aprobada por ley, y que no se encuentra en condiciones de hacerlo por su credo o convicción moral, ¿no debería entonces retirarse de ese servicio?

-Sí. Yo diría que en conciencia debería hacer eso. El problema está en que la objeción de conciencia está definida como la posibilidad de negarte incluso frente a una ley, por principios éticos o religiosos, y en ese sentido, la persona individual sí tiene derecho a ser un objetor".

-¿Independientemente de si trabaja en el sector público o el privado?

-Independientemente, claro. Pero yo encuentro que no es justo la objeción de conciencia en el servicio público, que debiera ser el servicio que solucione los problemas que el Estado requiere resolver...

-¿Se justifican las críticas y la polémica surgida por el cambio en el protocolo o hubo una sobrerreacción allí?

-Yo creo que es lícito el reclamo, porque la verdad de las cosas es que con el nuevo protocolo cambia todo; o sea, cambia el reglamento hecho por el Ministerio de Salud, basado en la ley aprobada por ambas cámaras.

-¿Y a su juicio también cambia el espíritu de la ley?

-Lo modifica, claro. Porque el reglamento inicial basado en la ley decía específicamente que aquellas instituciones que hacían su objeción de conciencia no podían recibir platas del Estado, es decir, no continuar con los convenios que tenían, y resulta que con el nuevo reglamento se elimina esa posibilidad y se puede seguir haciendo esos convenios. Pero no sé cuáles son las razones exactas que dio el Ministro sobre las razones que tuvieron para cambiar tan drásticamente el reglamento.

-La objeción de conciencia hasta aquí parecía moverse exclusivamente en el comprensible terreno de la ética médica. Pero tal parece que había otros cabos sueltos como por ejemplo el económico.

-Yo creo que sí se está moviendo en el campo de la ética médica. No tengo ningún elemento para pensar que los grupos de médicos que han hecho uso de esto tengan alguna razón corporativa. Sigo pensando que cada uno lo ha hecho basado en un principio ético propio, moral o religioso, y basado en sus creencias. Sigo confiando en mis colegas.

Otra de las áreas que preocupa hoy al decano de Medicina de la UV, Antonio Orellana, es el explosivo aumento de casos de VIH-SIDA en Chile. En siete años, según el Centro VIH del Hospital Clínico de la U. de Chile, el Síndrome ha aumentado en 96% y no 66% como lo había informado el gobierno anterior.

-¿Comparte el concepto "alarmante" para definir el alza de los contagios de SIDA?

-El aumento del SIDA es evidente y por supuesto que es preocupante. Yo no diría que está fuera de control, pero sí es preocupante porque resulta que en este momento hay una población muy importante que anda tranquilamente por el mundo, que está infectada y no lo sabe. Eso es sumamente peligroso porque epidemiológicamente no tienes cómo pararlo cuando no lo conoces.

-Si analizamos la variación que había dado el gobierno anterior y lo comparamos con las variaciones dadas a conocer recientemente, ¿hubo falta de seriedad en las autoridades anteriores?

-La verdad es que no sé cuál es el porcentaje real, pero una diferencia como esa, yo dudaría; algo no está correcto. Hay mucha confusión en este asunto y es por eso que de repente se tira información al aire y quedan como verdades.

-Si pensamos que la población que más aumentó el contagio está entre los 15 y los 25 años, ¿dónde ha estado la falla, en la política pública, en la eliminación de la educación sexual en los colegios?

-Claramente una de ellas es la educación sexual pero educación sexual donde se enseñe que los genitales no son cosas ocultas, no son pecado sino parte de la estructura de nuestro organismo. Es decir, desde niños criarlos con una educación sexual que por supuesto irá progresando con el tiempo para generar mayor conocimiento sobre eso.

-¿Y cómo evalúa el rol de las campañas de prevención?

-Bueno, las campañas que se han hecho son campañas no efectivas, porque no les podemos decir a los jóvenes cuídense del SIDA y mostrar a un par de pololos tomados de la mano corriendo por un jardín de flores. Hoy como que la palabra condón todavía hay que decirla medio calladitos. Falta más efectividad en las campañas y que sea más claro el mensaje, y en eso la Iglesia ha tenido una tremenda culpa. En este caso con el condón no estamos evitando solo el embarazo adolescente estamos evitando la infección transmisible y letal, y eso es lo que hoy se debe hacer con mayor evidencia.

"El reglamento inicial basado en la ley decía específicamente que aquellas instituciones que hacían su objeción de conciencia no podían recibir platas del Estado, es decir, no continuar con los convenios que tenían" "Yo encuentro que no es justo la objeción de conciencia en el servicio público, que debiera ser el servicio que solucione los problemas que el Estado requiere resolver" "El aumento del SIDA es evidente y por supuesto que es preocupante. Yo no diría que está fuera de control""