Estudio de la UV enfatiza las claves para impulsar industria de cruceros en la región
ECONOMÍA. Abrir el cabotaje de pasajeros y una propuesta de valor integrada son algunas de ellas.
La pronunciada baja que tuvo la recalada de cruceros en Valparaíso y la idea de un muelle dedicado como parte de su proceso de recuperación generó un debate inédito. El efecto económico que genera esta industria y las proyecciones que tiene quedan en evidencia al ver, en paralelo, los esfuerzos que está haciendo San Antonio por consolidar la llegada de estas naves.
"El impacto económico que tiene el pasajero de cruceros no sólo afecta la industria turística, sino todo el sector de influencia del puerto y aparece, por ejemplo, el retail, el turismo de consumo", observa José Luis Meza, director académico de la Aceleradora de Negocios Internacionales de la Universidad de Valparaíso (UV), que realizó lo que él mismo describe como "una investigación exploratoria en base a información disponible para intentar perfilar la oferta".
El académico identifica en su estudio una serie de factores que impiden un mayor desarrollo del sector y que implican una serie de cambios, tanto legislativos como estratégicos.
Uno de los principales diagnósticos apunta a las características del pasajero que llega a la zona. "Nos estamos enfocando en el segmento equivocado, porque el comportamiento del consumo de turismo de cruceros mundial está variando desde el consumidor de la tercera edad al millenial", enfatiza.
Este sector etario tiene, a su juicio, una conducta muy distinta al visitante tradicional, porque "consume turismo de alta sofisticación, quiere gastronomía de alto nivel, turismo aventura y sustentable".
Y en esa línea, apunta que la oferta de Valparaíso o de San Antonio con el enoturismo, etc., se ajusta a ese segmento. Sin embargo, el turista que llega a la región en los cruceros es sobre los 65 años.
En opinión del profesional, esto se encuentra relacionado directamente con las características de los itinerarios, que no son los que prefieren los millenial. "El promedio de duración de los cruceros es de 6 días y la mayoría de los cruceros que vienen para acá son de más de 14 y eso es por la ley de cabotaje. Allí estamos atrapados, porque mientras no resolvamos ese tema, no vamos a poder tener rutas más cortas, que son las que atraen a los segmentos más interesantes en términos de consumo", remarca.
De acuerdo a los datos recopilados, el promedio de edad de los cruceros más cortos es de 38 años y de los que se prolongan por 16 días o más, se eleva a 58 años. "Son los que más consumen y lo hacen respecto a servicios que se vinculan con nuestra oferta. Y, además, son los que están cambiando el perfil de las tendencias de viajes de los cruceros que es el consumo con amigos (...) Estamos recibiendo turistas para los que no tenemos una oferta acotada, pienso que la nuestra es mucho más atractiva para un millenial o un grupo de amigos que hacen trekking, turismo de aventura, etc.".
De hecho, Meza recuerda que en general la oferta turística del país está más destinada a ese segmento, tomando en cuenta, por ejemplo, que Chile es el destino número uno a nivel mundial en turismo aventura.
Pero además hay otros factores que están cambiando el paradigma. "El crucero le ofrece todo a la tercera edad, no a los jóvenes que quieren conocer los destinos y es probable que regresen para profundizar el conocimiento".
Otro de los desafíos para la industria local que se avecinan es apostar a un hinterland que pueda ofrecer una propuesta de valor integrada, diferenciada, sofisticada y empaquetable para las agencias. "Hay problemáticas que tienen que ver con la oferta, tanto en San Antonio como en Valparaíso y tienen que ver con el foco en la distribución".
El académico explica que la mayoría de los turistas de cruceros contratan y desarrollan el consumo de productos y servicios a través de agencias especializadas de cruceros. "Entonces el desafío para la oferta de servicios turísticos es aprender a empaquetar productos para que sean ajustables a las ofertas de las agencias y en ese marco aún hay mucho por avanzar". Agrega que el 81% de los turistas siempre compra paquetes del destino a través de la agencia.
En esa línea, apunta a que si bien, por ejemplo, es importante trabajar en conjunto en la construcción de un muelle para la industria en Valparaíso, "ello tampoco tendría sentido si cuando esté construido y haya contratos de turismo no se ha fortalecido la oferta local".
Profundizando en esa infraestructura, advierte que resolverá la problemática de la competencia con los contenedores. "Ahora la pregunta es si va a haber alguna entidad dispuesta a asumir esa inversión aceptando que no va a haber contenedores", señala.
En cuanto a la integración de la oferta, sostiene que un aspecto importante es darle valor. "Es muy poco probable que la percepción fina de un turista después de un restaurante sea alta si lo asaltaron a la salida, no tiene cómo llegar o si el taxista era maleducado. Para afinar eso los actores tienen que conocerse y a veces eso no es así", sostiene.
También apunta a la relación entre Valparaíso y San Antonio, agregando que en este sector no puede ser similar a la competencia por carga. "Creo que es posible integrar la oferta de Valparaíso y San Antonio y, de hecho, creo que es la forma de hacerlo. Me parece que no es muy inteligente desde la mirada más holística seguir profundizando la lógica de competencia que se está dando entre los dos puertos"
Así, opina que la forma de ser competitivos es trabajando en conjunto. "San Antonio por sí solo no es capaz de resolver la demanda de oferta del hinterland que se ajuste toda la calidad al turista de crucero, al menos en el corto plazo", sentenció.
"Mientras no resolvamos ese tema (cabotaje), no vamos a poder tener rutas más cortas que son las que atraen a los segmentos más interesantes en términos de consumo"
José Luis Meza, Director académico ANI"
cruceros se agregarán a la flota hacia el año 2020, aumentando la capacidad en casi 100 mil pasajeros. 37
millones es la cantidad de dinero que movió la industria de cruceros en el año 2016. US$ 17.782