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Expertos advierten sobre vulnerabilidades de la Región de Valparaíso frente a tsunamis

CIENCIA. Académicos concuerdan con estudio alemán que la situó en el tercer lugar a nivel mundial en riesgos.
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Cristián Rojas M.

Un estudio del Instituto de Tecnología de Karlsruher, Alemania, encabezado por Andreas Schäfer y presentado en la Conferencia Anual de la Unión Europea de Geociencias, en Viena, Austria, ubicó a la Región de Valparaíso en el tercer lugar a nivel mundial de las zonas turísticas más proclives a sufrir daños de consideración por un maremoto.

Basado en el modelo de simulación "TsuPy", el equipo examinó más de 24 mil playas y sus contribuciones a más de 10 mil destinos turísticos a nivel mundial para clasificar el riesgo de cada destino con respecto al impacto potencial en las empresas, dada la pérdida de playas después de un tsunami. Según los investigadores, es probable que más de mil millones de dólares se pierdan globalmente en el sector del turismo en algún lugar del mundo debido a los tsunamis cada diez años.

El grupo de investigación recolectó los datos económicos para turismo, hoteles e ingresos en más de 10 mil estados, provincias y condados en más de 200 países. En el primer lugar de las zonas de mayor riesgo se sitúa Hawái (Estados Unidos), le sigue Lima (Perú) y luego la Región de Valparaíso, mientras que la Región del Biobío se ubicó en la novena posición.

"En comparación con las importantes recompensas que ofrece el turismo de playa, el riesgo de tsunami parece pequeño, sin embargo, para aquellos lugares afectados, las pérdidas pueden ser devastadoras", advirtió Schäfer, recordando que en las Maldivas más del 20% de los centros turísticos de playa cerraron después del terremoto y el tsunami del Océano Índico en 2004, mientras que en Phang Nga y Phuket, en Tailandia, alrededor de dos tercios de los hoteles desaparecieron en un plazo de seis meses después.

Para el geógrafo Marco Cisternas, académico de la Escuela de Ciencias del Mar de la PUCV, el estudio no es soprendente, dado que "estamos preocupados hace bastante tiempo, por lo menos desde el punto de vista científico, por tratar de evaluar el potencial daño que se podría generar por un gran tsunami que ocurra en la región".

Y acotó que el estudio "trata sobre el efecto en el turismo de playa, y en ese sentido, así como dice Lima y debería decir Callao, la zona costera a la que se estaría refiriendo en el tercer lugar es en realidad Reñaca, Viña del Mar, y estoy totalmente de acuerdo con el estudio, porque para nosotros, esta zona debería ser la número uno en preocupación".

Esto porque "la infraestructura ha ido creciendo, la cantidad de gente ha ido aumentando, se le ha ganado terreno al mar, entonces en caso que ocurra un evento como el que ya ocurrió en tiempos de la colonia, en 1730, va a generar grandes pérdidas ya que gran parte de la economía de Viña del Mar gira en torno al turismo".

Cisternas advirtió además que "si bien el estudio se refiere al turismo, habría que agregar la infraestructura. Por ejemplo, en Valparaíso, con una marejada quedó el Metro imposibilitado porque los sistemas de control están instalados al lado del mar, entonces, ese tipo de cosas se producen por una mala planificación. Se olvida que este fenómeno puede ocurrir en cualquier momento".

El autor del estudio, Andreas Schäfer, puso en relieve que "algunos países, como llos Japón, están empleando medidas extremas, como el aumento de las alturas de los muros de contención del mar para la protección. Sin embargo, tales medidas para prevenir posibles muertes en el próximo tsunami no están disponibles para la mayoría de los otros", ya que no son países que manejen recursos económicos al nivel de los nipones, de modo que lo único que les queda es "estar preparados adecuadamente".

¿Hay algo más que se pueda hacer en Chile para minimizar los riesgos? Para Cisternas es crucial "que las autoridades y la población tomen conciencia de que es un peligro real, es decir, no es tipo Salfate la cosa. En este país la Geología nos muestra que ocurren grandes eventos, lo que pasa es que los últimos terremotos han tenido tsunamis pequeños".

No obstante, el académico de la PUCV hizo notar que "en el terremoto de 1730 Viña del Mar no existía, entonces no tenemos un parámetro de comparación. Sabemos que el agua llegó hasta lo que hoy es la subida Santos Ossa, pero como había poca población y la ciudad estaba principalmente alrededor de La Matriz, no hubo tanta afectación".

Sin embargo, agregó, "la situación hoy día es diferente, además está el problema del estero Marga Marga. Sabemos que los tsunamis entran por la desembocadura de ríos o esteros, como ocurrió el 2010 en Dichato y otras partes, principalmente por la entrada del tsunami por las zonas bajas".

En opinión de Cisternas "hay un malentendido, en Chile, se piensa que cuando tú hablas de esto vas a afectar el turismo. Las autoridades no reaccionan de buena forma, entonces en vez de tratar de generar conciencia, se plantea más bien tapar el problema, así que lo bueno de estos estudios internacionales es que sirven para que el riesgo se tome en serio. Muchas veces en Chile se le cree más a las fuentes internacionales".

Ello reviste especial preocupación, teniendo en cuenta que "se están haciendo hoteles en el borde costero, se acumulan los contenedores, en verano llega un millón de turistas a la zona y muchas veces no saben dónde están las zonas de seguridad, las señaléticas se han ido deteriorando después del 2010 y no han sido repuestas, etcétera; es decir, desde nuestro punto de vista, se está generando una bomba de tiempo", advirtió Cisternas.

A su juicio, "la ocupación de la costa en forma desordenada, sin planes reguladores comunales que consideren estas eventualidades, es un problema. Por ejemplo, tener jardines infantiles y hospitales en la costa, que la Teletón esté ubicada en el sector donde está, hay muchas vulnerabilidades, que han ido aumentando a medida que Chile ha ido creciendo, principalmente en el caso de nuestra región".

Ante ese escenario, el académico remarcó que Viña del Mar es el problema pendiente. "Nosotros hacemos con los estudiantes simulacros de evacuación y el tiempo que nos demoramos desde la avenida Perú hasta el Sausalito, que es donde está la zona de seguridad, son 30 o 40 minutos, eso es demasiado tiempo. Además no hay suficiente señalética, no hay una concientización de las personas, no hay folletos que se les entregue a los turistas donde se les diga qué hacer o qué no hacer".

Y sigue: "Otro punto delicado es que no hay estudios sobre qué va a pasar con el Metro. Por ejemplo, la estación Recreo está muy cerca del mar ¿qué va a pasar ahí? ¿el mar va a entrar o no va a entrar al Metro? ¿hay una preparación por parte de Merval para enfrentar una emergencia de ese tipo y evacuar los trenes en caso que se meta el agua por el tubo?", planteó el académico.

Por su parte, Mauricio Reyes, académico de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad de Valparaíso (UV), concuerda con Cisternas en que el estudio efectuado por los alemanes "no es sorprendente, primero porque gran parte de Valparaíso y Viña del Mar, en rigor las zonas económicamente más relevantes, están en sectores inundables por tsunami; y segundo porque nuestras ciudades tienen vulnerabilidades importantes y evidentes que determinan el impacto de la inundación".

En ese sentido subrayó que "las principales vulnerabilidades están en la educación de las personas, pues no hay todavía una conciencia colectiva de que estamos expuestos a un terremoto de gran magnitud, cuya referencia está en 1730, cuando Viña del Mar no existía y Valparaíso era apenas un caserío".

Reyes también remarcó que "hay que mencionar las vulnerabilidades de las vías de evacuación, que en Valparaíso están rodeadas de edificios antiguos cuya tecnología de construcción no resistirá un terremoto mayor, a no ser que se implementen medidas de refuerzo estructural".

En el caso de Viña del Mar, agregó, "hay mucha incertidumbre respecto a cómo reaccionará el suelo arenoso y saturado con un terremoto que imponga grandes aceleraciones. Si se produce licuación de suelos las vías de evacuación podrían bloquearse. Ello al margen de que hay sectores de la Población Vergara que distan demasiado de las zonas seguras, y no existen edificios diseñados para evacuación vertical, tema que se agrava considerando el efecto concentrador de flujo que produce el estero Marga Marga".

Asimismo, el académico de la UV recalcó que "otro aspecto relevante es la saturación de las calles con vehículos particulares, pues incrementa el impacto económico (como costo privado), incorporando un alto riesgo de incendios flotantes durante la inundación, además que los vehículos pueden transformarse en escombros submarinos que afecten la calidad ambiental de playas y del borde costero".

Para reducir esos impactos, Reyes propone "generar planos de microzonificación sísmica, reforzar edificios patrimoniales, reducir el parque automotriz, desplazar las instalaciones estratégicas a zonas seguras, soterrar el cableado eléctrico, optimizar las vías de evacuación, educar a residentes, informar a turistas y disponer de planes de contingencia para los peores escenarios posibles. Son algunas medidas mínimas que se deben implementar para hacer menos vulnerables nuestras ciudades. Algo de ello ya se ha hecho, pero falta mucho todavía".

A su juicio, "se puede hacer mucho más que planes de evacuación y simulacros. Existe una gran cantidad de acciones que se pueden tomar para reducir la vulnerabilidad de la ciudad y aumentar su resiliencia. En tal sentido, es relevante considerar algo que el estudio citado no aborda en detalle, que es la superposición de efectos de un gran terremoto y un posterior tsunami".

Sobre ese punto, planteó que "los estudios científicos de vanguardia en la zona dan cuenta de una cierta probabilidad de ocurrencia de un terremoto de magnitud cercana a 9 Richter, y que produciría un tsunami destructivo. Eso ya pasó en 1730, pero no ha vuelto a ocurrir. La infraestructura de nuestras ciudades no se ha sometido a terremotos tan grandes, y podría inducir impactos económicos y en pérdidas humanas mucho mayores que lo calculado por los investigadores alemanes. El escenario base que debemos analizar en Valparaíso es un terremoto grado 9 con posterior tsunami, y por lo tanto, las acciones tendientes a reducir la vulnerabilidad sísmica de las estructuras son fundamentales para asegurar que la mayor cantidad de personas tenga al menos la posibilidad de evacuar después del terremoto. Eso, como un ejemplo de acciones complementarias a la evacuación y simulacros".

Reyes subrayó "lo relevante y urgente que es educar a los habitantes de las zonas costeras, así como entregar información clara a los visitantes, sin temor a que la vocación turística de la zona se vea afectada por la mención de las amenazas naturales que se ciernen. Sincerar al turista los riesgos a los que se expone constituye una medida de respeto mínimo hacia su dignidad humana, y hace más seguras y amigables nuestras ciudades".

"Es relevante y urgente educar a los habitantes de las zonas costeras, así como entregar información clara a los visitantes, sin temor a que la vocación turística de la zona se vea afectada"

Mauricio Reyes, Académico UV"

"Se están haciendo hoteles en el borde costero, se acumulan los contenedores, en verano llega un millón de turistas y muchas veces no saben dónde están las zonas de seguridad"

Marco Cisternas, Académico PUCV"


Hoteles en el borde costero

En cuanto a los hoteles que se construyen en el borde costero, Mauricio Reyes afirmó que "en el caso del Hotel Punta Piqueros su desarrollo ha sido irregular, como dan cuenta los dictámenes judiciales de los procesos a los que ese proyecto ha sido sometido. Al margen de su negativo impacto ambiental y escénico, en el proyecto se evidencia algo que es frecuente cuando el diseño arquitectónico maximiza las superficies útiles en desmedro de los aspectos de seguridad para las personas. No se debe diseñar la arquitectura de un edificio en zona de inundación sin tener en consideración todas las complejidades que imponen los mecanismos de evacuación en caso de emergencia".

Respecto del hotel que se edifica en 15 Norte, sostuvo que "ese proyecto tiene condiciones de ubicación que lo hacen mucho más seguro que el Hotel Punta Piqueros, pues este último depende completamente de la evacuación vertical por el interior del edificio, en una zona geográficamente compleja y con accesos vulnerables en caso de tsunami".

Sobre el T2 y la acumulación de contenedores en el borde costero, aseveró que "es un tema que debe ser evaluado y mitigado en la elaboración del proyecto, pues constituye una externalidad negativa que debe reducirse".

fue el último gran terremoto y posterior tsunami que azotó a la región. El agua llegó a Santos Ossa. 1730