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ENTREVISTA. Fuad Chahín, nuevo presidente de la Democracia Cristiana (DC):

"Nuestra doctrina está plenamente vigente, pero tenemos que actualizarla"

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El propio Chahín, en entrevista con este medio, reconoce que llega al mando de la DC en un momento difícil, tras dejar el Gobierno de la Nueva Mayoría, obtener unos malos resultados en la última elección y la partida de varios militantes históricos.

Sin embargo, el ex diputado confía en superar la crisis que sacude al partido porque, sostiene, el humanismo cristiano tiene, en la actualidad, "un rol muy importante" en la sociedad nacional. Antes, dice el timonel falangista, es necesario que el partido renueve sus ideas y defina una fórmula que permita darle mayor visibilidad a éstas para así asumir un papel protagónico y propositivo en la oposición al Gobierno de Sebastián Piñera.

Entre otros temas, Chahín defiende la identidad de la Falange, reconoce que ve con optimismo el proceso por el que está pasando la Iglesia Católica y se alinea con el movimiento feminista que se expande por el país.

"Nuestros principios, valores y doctrina tienen plena vigencia en el Chile de hoy. Queremos espacio para el emprendimiento, crecimiento (...), pero queremos que eso no sea sobre la base de la concentración económica, del abuso a proveedores, trabajadores y consumidores"."

Matías Jullian Velásquez matias.jullian@mediosregionales.cl

Con el 63,42% de las preferencias de los 13.608 militantes de la Democracia Cristiana (DC) que el domingo pasado votaron en la elección de la nueva mesa directiva del partido, Fuad Chahín (41) se transformó en el nuevo líder da la Falange.

-¿Hay intención de renovación?

-Por supuesto, fue uno de nuestros compromisos. Queremos renovar no solo los rostros y los liderazgos, sino que las ideas, las propuestas, el partido. Queremos un partido moderno, funcional, descentralizado, que no le tenga miedo al aire fresco de los jóvenes, a que lleguen nuevos liderazgos a hacer conciencia crítica y a aportar otra mirada y otra dinámica a las cosas. Chile cambió y si nosotros no tenemos liderazgos que sintonicen mejor con este nuevo Chile, vamos a quedar absolutamente rezagados. No puede ser que le hablemos a Chile con las ideas de hace 50 años atrás.

-El gran desafío de la DC es recuperar el espacio político y social que ha tenido históricamente. ¿Cuál es el rol del humanismo cristiano en la sociedad actual y cómo se enmarca en esa misión?

-Hoy tenemos justamente un rol muy importante. Hay una sociedad absolutamente deshumanizada, donde se impone la competencia por sobre la colaboración, la cultura del egoísmo, del individualismo exacerbado. Es ahí donde cabe una respuesta humanista cristiana. Queremos que el país crezca, que le vaya bien, pero eso tiene que ser respetando a las personas, a las comunidades y al medio ambiente. Ahí tenemos una nueva fuente doctrinaria muy importante, que es la encíclica Laudato si' del Papa Francisco, que nos llama a comprometernos con esta casa común que es el planeta. Nuestros principios, valores y nuestra doctrina tienen plena vigencia en el Chile de hoy. Queremos que haya espacio para el emprendimiento privado, que haya crecimiento, inversión, pero queremos que eso no sea sobre la base de la concentración económica, del abuso a los proveedores, trabajadores y consumidores. La persona está primero. Queremos un Estado que no sea omnipotente ni omnipresente, pero sí uno fuerte, con musculatura, moderno, ágil, que regule adecuadamente el mercado, que fiscalice adecuadamente, que esté al servicio de la persona y que garantice derechos sociales básicos a todos los ciudadanos.

-El electorado que deben recuperar, más del centro, se pelea ahora desde muchos frentes, tanto desde la derecha como desde la izquierda. ¿Cómo ve esa competencia?

-Hoy en día tenemos un voto mucho más volátil. Este electorado no es rígido y los procesos electorales son mucho más dinámicos. Además, con el voto voluntario no solo competimos con las otras opciones políticas, sino que con quedarse en la casa. Eso hace mucho más complejo definir estrategias políticas, pero por cierto que hay un electorado que quiere que cambios pero que esos cambios se hagan bien, con prudencia, sobre la base del diálogo y del entendimiento. Y a esa gente yo creo que no le gusta la polarización del país. Creo que ahí es donde la DC tiene que recuperar un electorado importante. Es cierto que es un electorado probablemente muy apetecido por todos, porque es el que marca la diferencia, pero entre quienes se lo disputan claramente la DC sigue siendo el partido más grande y significativo, que tiene un gran capital no solo en autoridades políticas, sino que en dirigentes sociales, sindicales, profesionales e intelectuales de primer nivel. Si ese capital lo ponemos en acción, si renovamos nuestra propuesta y si nos ven como un partido que deja de pelear internamente y que es capaz de hablarle al país, no solo reaccionando a la agenda, estoy seguro de que vamos a recuperar gran parte de ese electorado que ha estado extraviado, que está huérfano y que espera una DC con carácter, personalidad, identidad. Como lo fue la DC.

-¿Cree que la DC es hoy un partido sin identidad o que solo está pasando por una crisis estructural o coyuntural?

-Creo que hay un poco de todo. Creo que nuestro partido se fue desdibujando en la administración del poder. Se fue más bien enfrascando en peleas internas que fueron debilitando el alma de la DC, que es la fraternidad. Es un partido que ha sido incapaz de elaborar un relato, un sueño, una convocatoria al país sobre qué es lo que queremos, cuál es el Chile que queremos, que soñamos. Más bien hemos tenido buenos catálogos de políticas públicas que no hemos sabido comunicar bien e instalar. Por ejemplo, muchas de las propuestas que hizo Carolina Goic en su programa de Gobierno hoy las está recogiendo el actual Gobierno. Otros se han ido apropiando de esas propuestas y no hemos sido capaces de visibilizarlas. Ahí tenemos un problema y eso ha sido en parte producto de la falta de unidad interna y de la incapacidad institucional del partido de estar realmente a la vanguardia de los temas. Esa es parte de la tarea y hoy tenemos una linda oportunidad, porque tenemos tiempo, prácticamente dos años y medio hasta la próxima elección, y porque no estamos en el Gobierno. Cuando tú estás en el Gobierno tienes como principal responsabilidad apoyar la agenda del Gobierno. Y el estar en una coalición te hace ceder soberanía programática y también autonomía política. Hoy, al estar en oposición, podemos actuar con autonomía política y programática, perfilarnos y hacer la tarea de modernizarnos. ¿Si la identidad está intacta entonces? Por supuesto. A diferencia de otros, a nosotros no se nos ha caído ningún muro, no tuvimos que quemar ningún libro. Nuestra doctrina está plenamente vigente, pero tenemos que actualizarla de cara a la sociedad chilena del siglo XXI y ese es el gran desafío: no solo entregar un catálogo de políticos públicas propuestas por la DC, sino que invitar a un nuevo paradigma de desarrollo.

-Respecto al domicilio político histórico de la DC. ¿Cree que el partido debe seguir en la centroizquierda? Hay otros casos en el mundo en que el humanismo cristiano está al otro lado del espectro, como en Alemania.

-Creo que nuestro partido en Chile nunca ha sido uno de derecha, pero tampoco uno de izquierda. Es un partido que tiene una doctrina propia y que va más allá de esa nomenclatura tan tradicional y que me parece bien pasada de moda. Es cierto, la CDU en Alemania es calificada de centroderecha, pero con lo que propone acá claramente sería de centroizquierda. Me parece que no es una nomenclatura tan fácil de aplicar a la DC, que es un partido con identidad propia. Ahora, ¿dónde estamos? En la oposición, eso es evidente y nadie lo cuestiona.

-Otro desafío será el de la gobernabilidad interna. ¿Cómo se supera la crisis de la DC?

-Tengo plena fe de que lo vamos a hacer y la muestra la dieron los votantes el día domingo, duplicando las mejores expectativas de participación, con un resultado contundente a favor de la lista que encabecé. Creo que ahí está la mejor respuesta, pero eso no es suficiente. Necesitamos también dialogar mucho con todos los actores. Ya desde el lunes vi un ánimo de mucha colaboración con la nueva directiva de parte del Consejo Nacional. Ese Consejo va a tener un rol muy importante y vamos a respetarlo. Luego, vamos a tener un diálogo muy expedito con las bancadas. Estuvimos también en el encuentro nacional de concejales y ya estay pidiendo que próximamente nos juntemos con todos los alcaldes. Nos hemos reunido con dirigentes de base, porque creo que el que vean un partido activo, dinámico, con una directiva que esté a caballo de cada uno de los temas partidarios, no solo va a asegurar gobernabilidad, sino que también gobernanza.

- ¿Qué significó para el falangismo que hayan renunciado a su militancia personajes históricos como Mariana Aylwin y Gutenberg Martínez, que llevaron las riendas del partido durante los últimos 30 años?

-En su momento fue bastante doloroso, porque en los momentos difíciles uno esperaba de ellos más compromiso y disposición a colaborar en la solución y no renuncia. Pero hubo un hecho que para mí fue muy importante, que fue el de Carmen Frei. Ella dijo "me quedo, reafirmo mi compromiso con la DC y no solo eso, estoy dispuesta a acompañar a las nuevas generaciones porque mi padre jamás se habría ido de la DC. Vamos a sacar adelante el partido". Ese gesto, de una mujer que es un referente no solo político sino que moral dentro de la DC, fue muy potente. Lo segundo es que los ex presidentes, todos, también reafirmaron su compromiso con el partido. Entonces lo que ocurrió es que la militancia respondió. Esa fue una señal muy potente que nos compromete ahora con los que están; por lo tanto, creo que la tarea es enorme, pero que se va a dar en un estado de ánimo completamente distinto, que cambió desde el domingo. ¿Si no habrán más renuncias? Creo que más renuncias en lote para nada, pero yo tampoco sería demasiado optimista en decir que cambió todo y todos vamos a remar para el mismo lado. Hay otro estado de ánimo, pero depende de cada uno de nosotros, obviamente en mayor medida de quienes estamos con la responsabilidad de conducir, que ese nuevo estado realmente dé cuenta de un proceso profundo de rectificación política y de conducta dentro del partido.

-Usted ha sido muy crítico con la ex Nueva Mayoría, ¿cuál será la política de alianzas de la DC?

-Vamos a actuar con autonomía, no siempre necesariamente en solitario, pero tampoco necesariamente acompañados. Si la DC logra liderar a la oposición o liderar acuerdos amplios para el país, en buena hora, pero si no, la DC no tiene que pedirle permiso a nadie. Primero tenemos que fijar el horizonte, decir qué es lo que propone la DC y cómo hacerlo. Cuando tú no sabes dónde vas, cualquier viento te es adverso. Cuando sí sabes bien puedes tomar decisiones y ver quién es tu mejor compañero de ruta. Ahora, obviamente, tenemos aliados históricos del último tiempo con los que ya estamos conversando, como el PR, el PS y el PPD. Porque yo no me imagino una DC aislada, en solitario. No estamos en condiciones de hacerlo y en eso uno tiene que ser muy claro. Cuando digo primero las definiciones políticas y después la política de alianzas es un tema de orden, no es decir que la política de alianzas da lo mismo. En su momento vamos a tomar definiciones y vamos tener esa política de alianzas, pero una que no desdibuje a la DC, que realmente permita que pueda aportar y cumplir un rol y que no sea un partido irrelevante. La irrelevancia política de la DC la ha debilitado profundamente; por lo tanto, la política de alianzas no puede ser un fin en sí mismo sino que un medio para que la DC pueda sacar adelante su propuesta política.

-Se aproxima el Congreso Ideológico de la DC, ¿qué definiciones espera sacar de ahí?

-Es un Congreso Ideológico, pero más bien de actualización diría yo. El gran foco, a mi juicio, debería estar en lo programático y en lo estratégico. Porque no sacamos nada con definir qué es lo que le queremos proponer al país si no dejamos establecidos roles, responsabilidades, tiempos, cuáles van a ser los roles de los parlamentarios, del centro de estudios, de los profesionales, de los líderes sociales, de los comunicadores, etc. Todos tienen que cumplir un rol, porque podemos tener un muy buen documento, pero sin una estrategia para que esas propuestas las instale la DC en la agenda pública otros nos van a quitar las banderas. Aquí no es solo tener el mejor contenido, sino que ser capaz de realmente posicionar a la DC con ese contenido, que la gente sepa qué eso es lo que piensa la DC. Eso requiere un diseño estratégico y es algo que ha faltado en el partido.

-¿Cómo se toma la crisis que atraviesa la Iglesia Católica?

-Lo veo con mucha esperanza. Creo que este remezón a la Iglesia le va a hacer muy bien. Espero que esto no solo tenga un impacto profundo en materia de terminar con los abusos y con el encubrimiento de los abusos, lo que es fundamental, sino que signifique un cambio más profundo en la Iglesia para que vuelva a asumir con más fuerza su doctrina social. A la DC la golpea la crisis de la política y la de la Iglesia. Por eso que la Iglesia asuma la situación en la que está y que el Papa lo asuma es una gran esperanza. Pero yo creo que esto puede significar que la Iglesia vuelva a estar mucho más presente en la base social. Desde un tiempo a esta parte la Iglesia Católica en Chile ha estado más preocupada de la moral sexual que de la moral social, y creo que eso debiera cambiar. Eso, además, creo que también es muy bueno para la DC, porque si bien no es un partido confesional, se nutre de la doctrina social de la Iglesia. Y también políticamente, porque una Iglesia muy involucrada en la base social era una fuente de militancia política para el partido. Por eso veo con mucha expectativa y con esperanza lo que ocurre.

-Con respecto al feminismo y las demandas de las mujeres, ¿cuál será el rol de la DC?

-La DC está llamada a estar en este debate con mucho liderazgo. Nuestro enfoque siempre ha sido la igual dignidad de las personas. A nuestro juicio, las reivindaciones de las mujeres tienen sentido y el respaldo de la DC porque para nosotros es esencial la igual dignidad de las personas, el respeto y la no discriminación. No lo vemos como un tema de equilibro o de guerra de los sexos, nuestro partido tiene plena solidaridad y sintonía con el movimiento.

-En ese sentido, ¿cómo evalúa la agenda de género del Gobierno?

-Fue un anuncio un poco apresurado porque tiene dos problemas: no es capaz de sintonizar con lo que está ocurriendo en el movimiento y le falta profundidad del punto de vista de las propuestas. Este cambio que se plantea no es un cambio en la epidermis, sino generar un cambio cultural. Esto no se resuelve solo con medidas, sino que con incorporar una filosofía distinta. Eso requiere una discusión, un análisis mucho más profundo. Yo creo que el Gobierno, en su afán de tomar el control de la agenda, se apresuró mucho y terminó descuidando la demanda más profunda: realmente ir generando un cambio cultural en nuestra sociedad.

wilson gajardo blackwood