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ENTREVISTA. mark kramer, economista y cofundador del concepto de valor compartido:

"Hacer que las empresas piensen distinto es el desafío y sin duda no es un proceso fácil"

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Claudio Ramírez

El economista estadounidense, Mark Kramer, fue el punto cúlmine de la versión 22° del Encuentro Empresarial organizado por la Cámara Regional de Comercio de Valparaíso (CRCP). En su primera visita a la región, el profesor de Harvard, congregó a empresarios y público en general para profundizar sobre el concepto de valor compartido, del cual es uno de sus fundadores.

La idea de la entidad al invitarlo es que más empresas de la región se interesen en este concepto y descubran que la generación de resultados empresariales depende en gran medida de la creación de valor para la sociedad. De hecho en la gremial ya existe una mesa especial dedicada a esta temática.

Y es que como señaló el presidente de la CRCP, Pier Paolo Zaccarelli, "ante la creciente crisis de confianza y el alto número de proyectos de inversión detenidos principalmente por no considerar integralmente a la comunidad, representa una nueva forma de empatizar con las comunidades e innovar en soluciones que generen nuevos negocios de mayor competitividad que simultáneamente se orienten a lo social y ambiental, logrando un vínculo virtuoso entre crecimiento económico y el desarrollo social".

- ¿Qué es el valor compartido?

- El valor compartido es una idea a través de la cual las empresas pueden crear una ventaja competitiva ayudando a resolver problemas sociales. No es filantropía, lo cual es algo bueno, pero es distinto y tampoco es responsabilidad social empresarial. Es más bien una estrategia para encontrar nuevas oportunidades de generar dinero ayudando a la vez a resolver problemas sociales.

- En ese sentido, ¿se diferencia de las empresas B o de innovación social?

-Se traslapa. Las ideas de las empresas B es que existe alguna tensión entre ganar dinero para los dueños de la empresa y un beneficio a la sociedad, por lo tanto uno necesita un status especial que autorice a la gerencia a tomar en cuenta los beneficios sociales para resolver problemas. El valor compartido se trata de las oportunidades para que las empresas incluso ganen más dinero pero a la vez resolviendo problemas sociales, por lo tanto no necesita un estatus especial de una corporación o empresa B. Ambos involucran a entes que hacen el bien como parte de su negocio, pero el valor compartido es quizás una visión más estrecha o un enfoque más estrecho pues se focaliza sólo en las oportunidades para que las empresas ganen más dinero haciendo el bien.

- ¿Las empresas han entendido este concepto? Da la impresión que las más tradicionales y antiguas tienen más dificultades para asumirlo.

- Si, es un esquema mental distinto para poder cambiar, es difícil hacerlo. Pensar que los problemas sociales puedan convertirse en una oportunidad de negocios es difícil. Y también es verdad que algunas empresas tradicionales y líderes más antiguos piensan que los problemas sociales son algo con lo que tienen lidiar sólo los gobiernos y la sociedad civil, y no la empresas. Así piensan ellos. Entienden que el único rol de las empresas en ese sentido es la filantropía. Pero hacer que piensen distinto es el desafío. Nosotros hemos trabajado con empresas muy grandes en todo el mundo, incluyendo Arauco en Chile y hemos tratado de ayudarlos porque hay oportunidades para enfocarse en un valor compartido y adoptarlo.

- Muchas empresas han asumido el concepto de Responsabilidad Social Empresarial y algunas, por ejemplo, a cambio de las externalidades negativas que provocan plantean compensaciones como construir canchas de fútbol u otros beneficios de tal naturaleza. ¿Eso sirve?

- Ciertamente eso no es valor compartido, y éste no reemplaza toda la responsabilidad social empresarial. Las empresas van a seguir haciendo cosas en pro de su reputación, para que se las vea como buenos ciudadanos y que no son valor compartido. Pero aun así pueden tener cierta utilidad a la sociedad. Hemos trabajado con empresas mineras, por ejemplo, que frecuentemente construyen una cancha de fútbol o una escuela para las comunidades locales, pero eso no resuelve nada. Nosotros hemos ayudado a que algunas de ellas comprendan que los proveedores locales que utilizan frecuentemente entregan un servicio de muy mala calidad porque no tienen la capacitación ni el financiamiento o el 'know how' financiero para hacer un mejor negocio. Y las empresas mineras de hecho pueden ayudar a estos proveedores locales para que se conviertan en empresas exitosas. Eso a la empresa minera le va a ahorrar dinero y va a crear una base económica para la comunidad.

- Hay experiencias en el país.

- Aquí en Chile BHP Billiton ha trabajado con 36 proveedores locales para hacer que sus empresas crezcan en su calidad y no solamente para que sean proveedores de BHP, sino que también de todas las otras empresas mineras. Así ya se han creado 5 mil empleos nuevos, han generado US$ 400 millones de ingresos extras y le han ahorrado a BHP Billiton más de US$ 100 millones en costos. Eso es valor compartido: la empresa se beneficia y la sociedad también lo hace.

-En la región en particular hay muchos proyectos detenidos por años. Si esas empresas hubiesen interiorizado el concepto de valor compartido, ¿el proceso de concreción de esas iniciativas se habría facilitado?

-De todas formas y esto lo vemos con la minería, empresas de energía eléctrica y en todo el mundo donde no comprenden a la comunidad del entorno en el que están trabajando. Simplemente le arrojan dinero y la gente vuelve a pedir y más todavía, y no crean un sustento económico para las personas y las comunidades y por tanto, tienen protestas, violencia y los proyectos se detienen y eso les cuesta mucho a las empresas. Les iría mucho mejor si de hecho pudieran crear ese valor compartido con las comunidades en vez de darles dinero. Pero es el cambio de mentalidad el decir: 'es nuestra responsabilidad como empresa para crear una economía local fuerte y no simplemente el firmar un cheque'.

- ¿El concepto de valor compartido está en el lado opuesto de la colusión?

- Si. Siempre hay empresas que tratan de romper las reglas para ganar más dinero y rápidamente. Y es difícil que uno pueda negar ese hecho y no reclamar ante ello. Las empresas que tienen una convicción de crear el valor compartido piensan cuál es su propósito social y a largo plazo, actuando de manera en que beneficie a la sociedad y sin violar las leyes. Por ejemplo una empresa como Volkswagen que engañó en el tema de las emisiones. Alguien allí tuvo que pensar que era una buena idea. Si Volkswagen hubiese sido Tesla y quiere ir a una economía con bajas emisiones de carbono nadie hubiera pensado que era una buena idea hacer trampa en las pruebas de emisión. Por lo tanto, las empresas del valor compartido siempre empiezan a pensar que hay un propósito social más allá y cuando lo siguen no se coluden, no hay engaño y de hecho empiezan a trabajar por el beneficio de sus clientes y proveedores.

- ¿Qué responsabilidad tienen las propias comunidades en obligar a las empresas a asumir este concepto de valor compartido?

- Nosotros tenemos un sistema donde las empresas, las ONGs y los gobiernos, cada uno, afectan los problemas sociales. Pero cada una de estas partes trabaja sola y le echa la culpa a las otras dos. Las soluciones necesitan que las tres empiecen a trabajar en conjunto por lo tanto lo que el Gobierno y la sociedad civil deben hacer es estar dispuestas a trabajar con las empresas en iniciativas que generen confianzas para ayudar a abordar los problemas sociales.

-Pero eso no es algo sencillo de lograr, hay un tema de confianzas.

-En Chile y en la mayor parte del mundo existe un sentido de que las empresas son malas y la sociedad civil y el Gobierno no pueden trabajar con ellas sin comprometer sus propios estándares. Por lo tanto lo que tiene que hacer la comunidad es estar dispuesta a involucrarse y trabajar con las empresas, comprendiendo que ellas tienen que conseguir ganancias, eso es legítimo.

- La CRCP quiere impulsar el concepto de valor compartido entre sus socios, cómo tiene que desarrollarse ese proceso el cual, según usted, no es fácil.

- Sin duda no es un proceso fácil porque estamos tan acostumbrados a pensar en la división que existe entre las empresas y la sociedad que es un cambio difícil de emprender, pero requiere que las empresas experimenten. Que empiecen primero con un proyecto a pequeña escala que pueda entregar valor compartido y que vea que funciona. Y luego, a partir de esa pequeña iniciativa, comenzar a crecer.

- ¿Y la idea de crear una mesa dedicada?

- Es muy importante que la Cámara Regional haya creado una mesa de valor compartido para ayudar a que las empresas aprendan unas de las otras para ver cómo hacerlo. Hay mesas de valor compartido similares que se han formado en todas partes del mundo, en Hong Kong, Australia, India, Sudáfrica o Estados Unidos, porque los problemas y las empresas siempre van a ser locales, por lo tanto necesitamos educar a los líderes empresariales locales y tienen que aprender los unos de los otros y encontrar elementos en común con la sociedad civil y el Gobierno donde operan para de hecho abordar el valor compartido.

Por lo tanto es una idea global enorme, pero la implementación siempre va a ser a nivel local y necesita una presencia específica como, por ejemplo, una cámara de comercio para que la gente siga enfocada en esta idea, para ayudarles a aprender y para que puedan implementar el valor compartido.

"Es más bien una estrategia para encontrar nuevas oportunidades de generar dinero ayudando a la vez a resolver problemas sociales". "Las empresas van a seguir haciendo cosas en pro de su reputación, para que se las vea como buenos ciudadanos y que no son valor compartido"."

"Las empresas del valor compartido siempre empiezan a pensar que hay un propósito social más allá y cuando lo siguen no se coluden"."