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El sorpresivo adiós de Liliana Ross, una gran diva del teatro y la televisión chilena

GENTE. La actriz falleció el domingo a los 79 años, dejando un gran legado en el mundo de las tablas y la pantalla chica.
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Flor Arbulú

Sorpresa causó en el mundo de las artes y la cultura la muerte de Liliana Ross, quien dejó este mundo el domingo en la noche. ¿La razón? Se desconocía que la actriz, nacida en Génova el 30 de marzo de 1939, pudiese estar enferma. Y lo cierto es que no lo estaba, según confirmó ayer su hija, Daniela Miller.

"No, no estaba enferma. Estaba vieja sí, con las cosas que le pueden pasar a una persona de su edad, pero yo creo que ella decidió irse en el momento que quiso. Ya se sentía en un cuerpo que no le estaba siendo cómodo y, no sé, ayer decidió partir con su familia, rodeada de amor", dijo la fotógrafa, según publicó Cooperativa.

Aunque, según comentó Héctor Noguera en conversación con el matinal "Muy buenos días", de TVN, "sabía que tenía alzheimer, pero no sabía que estaba tan mal", agregando que una de la hijas de la actriz, Moira, "me decía que físicamente estaba bien, pero su cabecita iba por otro lado".

Daniela Miller, en todo caso, sostuvo que su muerte fue repentina porque "así era ella. Una coqueta, diva, estupenda. Siempre fue así. Hasta el último día se preocupó de sus uñas, de su pelo, de estar regia y eso fue hasta la última respiración".

Gran generosidad

Tras saberse la noticia del fallecimiento de la actriz de teatro, cine y televisión a los 79 años, las muestras de pesar no se hicieron esperar. Es que Liliana Piera Marina Brescia Clerici, su verdadero nombre, dejó una huella imborrable tanto en amigos, compañeros como el público en general.

"Deja un legado gigante para el mundo del teatro. Creo que fue una de las personas capaz de transmitir, primero, la generosidad. Ella era una actriz tremendamente generosa, una persona humana sensible, una muy buena persona", comenta Aliki Constancio, subdirectora académica del Duoc UC, sede Valparaíso, y directora del Festival Puerto de Colores.

Constancio sabe bien de lo que habla, pues tuvo la oportunidad de dirigir a Liliana Ross para la puesta en escena de "La pérgola de las flores" que se realizó en Valparaíso el 2006, y compartió con ella desde la primera versión del Festival de Teatro del Duoc UC, que hoy lleva por nombre Puerto de Colores. "Ella me acompañó desde el primer festival", destaca. Y si bien no participó en el de este año, "estuvo 17 festivales conmigo y fue una persona maravillosa", añade.

"Es emocionante ver -continúa- que en cada una de las cosas que hacía se veía la bondad que tenía, y esa bondad se refleja en su creatividad. La creatividad que tenía para dirigir y también para producir", consiguiendo que "ella y también muchos otros vivieran de la actividad teatral y de una forma digna, donde sus montajes y sus obras llegaban a todo tipo de público", detalla.

Una extensa carrera

Liliana Ross llegó a Chile siendo una niña. Como leía muy bien y hablaba italiano comenzó a trabajar en los radioteatros de "La hora de Italia". Sin embargo, al salir de colegio optó por enfermería, pero tras cursar dos años abandonó la carrera. Y mientras trabajaba de día como secretaria ejecutiva, en la noche estudiaba en la Escuela del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica. "(El teatro) es como la droga: la probái y de ahí ya no te suelta", decía en una entrevista que dio a Emol en 2009.

Debutó con "La vida es sueño" y siguió con montajes como "La retirada de Moscú" y "Macbeth", que están entre los primeros que hizo. En el camino había conocido a Hugo Miller, 18 años mayor que ella y director de la Escuela de Teatro en la que estudiaba, con quien finalmente se casó y tuvo tres hijas: Daniela, que es fotógrafa, y Moira y Vanessa, que son actrices y dramaturgas.

Hugo Miller alguna vez le pidió que dejara las tablas para dedicarse a la crianza de las niñas, pero según recordaba en la misma entrevista a Emol: "La única vez que yo le dije a Hugo entonces separémonos, fue cuando me dijo que no hiciera teatro", por lo que siguió en lo suyo, a pesar que hizo un breve receso cuando lo acompañó a Argentina.

A su regreso a Chile, Liliana Ross protagonizó la teleserie "La colorina" (TVN, 1977), la cual llamó la atención por su provocadora historia. Se trata de una mujer (Ross), bailarina de cabaret, a quien una madre (Paz Irarrázabal) le ofrece pagarle para que tenga a un niño con su hijo (Patricio Achurra), ya que la mujer de éste no podía darle nietos. Ella acepta el trato, pero al dar a luz se arrepiente.

"La colorina" marcó la televisión a tal punto que tuvo versiones en otros países, como en México, en 1980, con Lucía Méndez, y en ese mismo país en 2001, la que se llamó "Salomé" y fue liderada por Edith González. También se hizo en Argentina y Perú.

A ésta le siguieron teleseries como "Martín Rivas" (1979), "La torre 10" (1984), "Amor a domicilio", "Tentación" (2004) y "La sexóloga" (20129. Pero el rol que más marcó su carrera para la pantalla chica fue el de Valentina para "Machos" (Canal 13, 2003).

En ésta encarnaba a la abnegada madre del clan Mercader, y la escena donde sus hijos la rodean mientras ella yace en una cama de hospital hasta morir por un cáncer, marcó a toda una generación de televidentes tanto en Chile como en el extranjero, ya que -según contó en algunas entrevistas-, hasta era reconocida en las calles de China.

En el ámbito del cine debutó en 1970 con el largo de ficción "El libro de Job", para luego participar en "Gringuito" (1998), "Cesante" (2003) y "Qué pena tu boda" (2011), por nombrar algunas. Una de sus últimas incursiones fue en el documental "Viejos amores", donde junto a otras seis actrices rememoran sus vidas, amores, anécdotas y sus pasiones en torno al teatro.

El fenómeno teatral

Sin embargo, fueron las tablas su gran pasión. Una de sus actuaciones más recordadas fue "Tres mujeres altas", donde compartió con Paz Irarrázabal y Aline Kuppenheim, bajo la dirección de Ramón Núñez, en 1996.

Al quedar viuda, en 1997, comenzó una nueva etapa en torno al teatro como productora y directora. "Todo el mundo empezó a decirme que florecí cuando quedé viuda y es cierto, porque viví en función del padre de mis hijas. Hasta que de pronto me vi sola y pensé ¿qué hago? ¡Párate en tus patas pues!", decía en una entrevista que dio a la revista "Caras" en 2008.

Su primer trabajo como directora fue "Sinvergüenzas", basada en la cinta inglesa "Full Monty" (1998), y que estrenó en 2002, permaneciendo dos años en cartelera y siendo vista por más de 350 mil espectadores a nivel nacional. Incluso en la región tuvo un exitoso paso. Tanta fue su importancia que lanzó a la fama al actor Gonzalo Valenzuela, apodado "El Manguera".

Otros de sus trabajos fueron "Cinco hombres.com", la segunda parte de "Sinvergüenzas", "Los convergüenza", y "Monólogos de la vagina". Todos se convirtieron en éxito, lo que trajo algunas críticas de algunos de sus colegas que le decían que hacía "teatro comercial". "Mal criticada yo diría", asegura tajantemente Aliki Constancio, "y mal catalogada, además, la comedia". "Creo que eso hay que dejarlo tremendamente claro, está absolutamente mal catalogado decir que existe una comedia comercial, en el caso de Liliana", añade.

"Lo que creo que existe es un teatro de distintos estilos y lenguajes, y el teatro que hacía Liliana era así. Y que fuesen de gusto más masivo, no significaba que tuvieran una calidad inferior, todo lo contrario. El que fuese masivo y que se mantuvieran en cartelera tanto tiempo, ratificaba la calidad de su trabajo", acota.

Uno de sus últimos trabajos sobre las tablas fue en 2014, cuando protagonizó el montaje "Master class", de Terrence McNally, que le permitió celebrar sus 50 años de trayectoria. En la puesta en escena, la actriz encarnó a María Callas, dando vida a la compleja personalidad de la soprano, así como su vida artística y sus dramas personales. En entrevista con "La Tercera", Liliana Ross decía que este montaje era "la culminación también de mi carrera".

El adiós de su esposo

A nivel personal, y casi en forma paralela a la nueva etapa laboral que comenzaba a principios del 2000, se reencontró con un compañero de la universidad, el productor teatral Raoul Pinno, con quien inició una amistad que se convirtió en romance y derivó en matrimonio en 2003.

"No voy a decir que no estoy triste, estoy muy triste, es muy fuerte, sobre todo que fue tan sorpresivo", comentó éste durante las primeras horas del velatorio de la actriz, cuyos restos fueron trasladados ayer, al mediodía, a la Parroquia Inmaculada Concepción de Vitacura. Según consignó Cooperativa, dijo que "creo que va a ser muy difícil, pero con todos ellos (su familia) alrededor mío va a ser mucho mejor".

"Ella está con nosotros, físicamente no, pero emocionalmente está en todas partes. El amor del público, (estuvo) siempre donde fuera y ella era muy generosa con ese cariño también, entonces tengo la idea que va a seguir ese cariño apoyándome", acotó.

A la iglesia llegaron diversas personalidades del mundo actoral, como Sandra Solimano, Juan Pablo Sáez y Pablo Schwarz. Liliana Ross, quien también fue presidenta de Chileactores, será despedida hoy en una misa que se realizará en la misma Parroquia, a contar de las 13 horas, y posteriormente sus restos serán llevados hasta el Cinerario del Parque del Recuerdo.

"Creo que fue una de las personas capaces de transmitir, primero, la generosidad. Ella era una actriz tremendamente generosa, una persona humana sensible, una muy buena persona"

Aliki Constancio, Directora Festival Puerto de Colores"

"No voy a decir que no estoy triste, estoy muy triste, es muy fuerte, sobre todo que fue tan sorpresivo"

Raoul Pinno, Esposo de la actriz"

"No, no estaba enferma (...). Yo creo que ella decidió irse en el momento que quiso. Ya se sentía en un cuerpo que no le estaba siendo cómodo y no sé, ayer decidió partir con su familia, rodeada de amor"

Daniela Miller, Hija de la actriz"