"Chile es un punto de referencia para
el continente por los
años de estabilidad"
La ministra consejera y miembro del Servicio Exterior de los Estados Unidos Carol Z. Perez es la primera mujer que su país destina con el cargo de embajadora en Chile. La carrera diplomática es un mundo que, hasta hace 40 años, tenía muchas restricciones para el género femenino, reconoce la embajadarora, en la que probablemente sea su última comisión diplomática.
Sin embargo, comenta la embajadora Perez, eso cambiará, ya que las generaciones actuales cuentan con mayor presencia de mujeres para hacer carrera y llegar a cargos como el de embajadora.
Sus inicios
Perez fue conocida en 2016, cuando inició su gestión en el país y se presentó con un vídeo a través de YouTube. Con su marcado acento "gringo", contó que entre 1985 y 1989 y, más tarde, entre 2001 y 2003, vivió en, España donde aprendió a hablar español.
Después de eso aprendió el italiano y no volvió a practicar nuestro idioma, hasta que regresó a Chile. Cuando llegó al país sostenía conversaciones con mucha soltura; sin embargo, le hicieron el alcance de que al hablar muy rápido, sólo podían escucharse palabras en italiano. "Ahora tengo más confianza, pero al principio fue horrible", dice la diplomática. Por eso sostiene que saber dos idiomas es algo fundamental, porque permite vivir, trabajar y viajar.
Es esta misma inquietud la que, por ejemplo, la llevó al norte del país recientemente, en concreto a la Región de Antofagasta. Allí, la Corporación Municipal de Desarrollo Social (CMDS) de la capital de esa región, la empresa Albemarle -dedicada a la producción de litio- y la Embajada de Estados Unidos firmaron un convenio para que 22 estudiantes de un liceo sean parte del Programa English Access, un curso intensivo de inglés con una duración de dos años.
Apertura
-¿Cuando usted inició su carrera era común la presencia femenina en cargos diplomáticos?
- No, no era común. En mi generación (1987), nuestro grupo de colegas era de unos 50 y quizás sólo diez éramos mujeres. Era todo muy diferente; en los años 70, las mujeres casadas no podían ser diplomáticas. Eso cambió en los '80, pero aún así, cuando empecé en el año 87, todavía era algo nuevo ver a diplomáticas. Como embajadoras ahora somos pocas, pero es porque se necesitan unos 20 ó 25 años de experiencia, por lo que las mujeres que están entrando ahora tendrán muchas más opciones en el futuro.
-¿Fue complejo cuando llegó el momento de presentarse como diplomática en lugares a los que históricamente se destinaban sólo a hombres?
-Fue difícil. Por ejemplo, en Asia casi todos los diplomáticos eran hombres, también en Medio Oriente y en países en los que, por cultura, las mujeres se dedicaban a labores domésticas. Estamos cambiando, aunque no tan rápido como para tener una mitad de hombres y mujeres.
-Hoy, en cambio, parece impensable que existan instancias en que las mujeres no puedan optar a cargos importantes...
-Hay algunos niveles altos en los que todavía no hay tantas mujeres. Debemos trabajar como los hombres, que son buenos haciendo contactos entre ellos, y a veces para nosotras eso es diferente. Los hombres no sólo tienen sus mentores, también tienen sponsor (patrocinador), que es quien los ayuda para llegar a los puestos más altos. Las mujeres tenemos más mentoras que sponsors. Las mujeres, a veces, no tenemos la misma confianza, pensamos que necesitamos ser 100% perfectas en las cosas que hacemos; en cambio, los hombres piensan que incluso con mucho menos esfuerzo pueden lograr más cosas.
Venezuela
-¿Cuál es el estado de la relación de su país con América Latina?
-Ahora tenemos un muy buen ejemplo de esta relación, porque estamos trabajando con en el Grupo de Lima por el caso de Venezuela. Esto es porque hay una crisis humanitaria y en estos 14 países, aunque Estados Unidos no es miembro, de todas maneras estamos viendo cómo podemos ayudar al pueblo venezolano que necesita apoyo.
-¿Cómo califican ustedes lo que está pasando en Venezuela?
-Queremos que haya un proceso legislativo, democrático y abierto, que los prisioneros políticos puedan dejar la cárcel y que el gobierno acepte la ayuda humanitaria que países como Chile ofrece.
-¿Y la relación con Chile?
-Está perfecta. Ahora estoy aquí (en Antofagasta) porque lanzamos el programa English Access, nuestra primera asociación público privada entre una empresa norteamericana (Albemarle) con la Embajada, la Universidad Católica del Norte y la CMDS. Durante dos años ofrecemos un curso de inglés intensivo a 22 alumnos, quienes no sólo aprenden inglés, sino también liderazgo. A su vez, Albemarle piensa que, al aprender inglés, tendrán muchas más oportunidades de trabajar con ellos. Pero lo más importante es que con esto tendrán más opciones de aprender un idioma y abrir nuevos mundos. Además está el programa Visa Waiver (que es un sistema que permite viajar a los chilenos a Estados Unidos sin la necesidad de contar con una visa para ingresar).
- Desde hace un par de décadas se habla de que Chile está a punto de ser un país desarrollado. ¿Qué opina de eso?
-Estoy de acuerdo. En Chile tengo conversaciones muy sofisticadas sobre ciencia, tecnología, astronomía, innovación, minería. El país es un punto de referencia para el continente porque tiene años de estabilidad y pensamos cómo trabajar juntos en otros países. Por ejemplo, firmaremos un acuerdo para ayudar a naciones de América Central. Esto, porque Chile tiene instituciones fuertes y puede enseñar como funciona una Aduana o la tecnocracia para manejar un Estado.
"Chile tiene instituciones fuertes y puede enseñar cómo funciona una Aduana o la tecnocracia para manejar un Estado""
"En Chile tengo conversaciones muy sofisticadas sobre ciencia, tecnología, astronomía, innovación, minería""