"El dicho 'como te ven te tratan' habla de la precariedad cultural en la que estamos insertos"
No era primera vez que asistía al Congreso, pero, sin duda, su asistencia a la Comisión de Defensa Nacional fue la más comentada de sus intervenciones. El abogado constitucionalista y académico Jaime Bassa enfrentó la crítica de dos diputados por sentarse ante los parlamentarios sin camisa ni chaqueta.
El hecho sucedió el martes 10 de julio y desde entonces las redes sociales estallaron en videos y comentarios sobre lo ocurrido. El primero en criticar la vestimenta de Bassa fue el diputado José Pérez (PRSD), quien recomendó al académico "que en lo sucesivo venga con chaqueta, como corresponde. Merece cierto respeto esta comisión, de tal manera que yo me siento molesto e incómodo de que venga así, tan suelto de cuerpo". Pero no fue el único. Su par Osvaldo Urrutia (UDI) no le pediría corbata al abogado, sí chaqueta. "Constituye una verdadera falta de respeto a los que nos esforzamos por venir vestidos adecuadamente a las sesiones, independientemente a lo que usted le guste. Aquí estamos en un poder del Estado y merecemos cierto respeto y dignidad", sostuvo el gremialista.
El tema continuó ayer, cuando en la sala el diputado independiente René Saffirio propuso ofrecer disculpas públicas a Bassa. La respuesta vino de parte de Ignacio Urrutia (UDI), quien respondió con un "ni cagando", lo que levantó duras críticas e incluso la solicitud de llevar el caso a la Comisión de Ética.
Más allá de las palabras cruzadas y los últimos hechos, para el propio Bassa, Doctor en Derecho y académico de la Universidad de Valparaíso, la situación da cuenta de la incomodidad que provoca en ciertos sectores la irrupción de nuevas lógicas políticas.
-¿En qué contexto asiste a la Comisión de Defensa Nacional y qué proyecto se revisaría?
- Este era un proyecto para reformar la Ley Orgánica Constitucional que hará generar en la administración del Estado. Específicamente para incorporar un artículo 56 bis que establecería una inhabilidad para todos los exoficiales de las Fuerzas Armadas de Orden y Seguridad para que no puedan realizar negocios desde empresas privadas que tengan, a su vez, contratos con las FF.AA. y así, evitar esta suerte de puerta giratoria desde lo público hacia lo privado donde los oficiales podrían utilizar, eventualmente, información privilegiada, hacer tráfico de influencia y pondrían en riesgo el deber de reserva relativo a las materias de defensa nacional. Con el fin de evitar este flujo de información, influencia y eventuales problemas, se está discutiendo la posibilidad de establecer una inhabilidad legal para que los exoficiales no puedan tener contrato una vez que salen de las instituciones.
- ¿Cómo recepcionó la crítica, considerando que la vestimenta pasó a primer plano y disminuyó la importancia del tema de fondo?
- Es difícil saber bien a qué se debían las críticas, cuál era la razón detrás de estos comentarios tan superficiales. Llevo mucho tiempo colaborando con el proceso legislativo, he asistido a muchas comisiones de la Cámara y el Senado. Nunca se me había hecho un comentario de este tipo, entre otras cosas, porque no existe una norma que obligue a los invitados a llevar cierta vestimenta. Son múltiples los actores sociales que participan de estos procesos; activistas, trabajadores, en fin. No podría haber una norma común que obligara, por ejemplo, a todas las personas a ponerse chaqueta y corbata.
- ¿Cree que hay algo político detrás al darse en la discusión de un tema relacionado a las FF.AA.?
- Creo que, efectivamente, puede haber un problema ahí, no estoy seguro, pero hay un punto político claramente detrás de esto. No sé si para desviar la atención de lo que se estaba discutiendo, porque puede que hayan habido discusiones previas entre los parlamentarios que no conozca, pero sí me parece que este incidente representa un cierto malestar que hay entre ciertos sectores de la clase política que está incómoda con la irrupción de nuevos actores sociales y políticos a la institucionalidad del Estado, no sólo en el parlamento, también en las municipalidades, gobiernos regionales, y puede que este impasse de la corbata y chaqueta tenga más bien relación con eso, con la molestia e incomodidad de ciertos sectores políticos de perder espacios y representación.
- Hay parlamentarios que asisten sin corbata a comisiones. Las mismas críticas recibieron Pamela Jiles y Florcita Motuda cuando asumieron...
- Lamentablemente, este dicho "como te ven te tratan" es cierto y habla muy claramente de la precariedad cultural en la que estamos insertos. No puede ser que los criterios de validación, reconocimiento y respeto entre las personas sean tan superficiales y formales. Debiéramos avanzar, más bien, hacia formas de relacionarnos entre nosotros, diferentes, más respetuosas, no con la forma sino con las personas. Debiéramos entender que no tenemos derecho a opinar sobre la vestimenta o apariencia de otras personas. Las mujeres lo han dicho con mucha claridad durante este año y me parece que este tipo de episodios, sobre todo pensando en el revuelo que ha causado, representa un poco eso, ese sesgo de clase que sienten ciertas personas que se creen con el derecho de opinar sobre la vestimenta de los demás, así como opinar sobre su vida privada.
- La situación fue tema para todos, incluso fue difundido y respaldado por la mayoría de los usuarios de redes sociales. ¿Qué mensaje le deja ese apoyo?
- Eso me ha llamado bastante la atención, la forma de cómo la gente ha reaccionado frente a esto. Claramente no es por mí, sino que debe responder a un tipo de malestar social que se está acumulando que la gente manifiesta en este tipo de circunstancias. De alguna manera, esta idea que ha estado dando vuelta sobre nuestro sistema de justicia, que hay una justicia de clase para ricos y pobres, que las instituciones del Estado sean fuertes con los débiles y débiles con los fuertes de alguna manera tiene una serie de manifestaciones permanente en nuestra vida cotidiana que están generando cierto malestar. Por lo pronto, la forma en cómo estamos tratando a nuestro niños en el Sename, la forma cómo no nos preocupamos de las personas privadas de libertad, cómo estamos financiando la investigación científica en Chile generan mucho malestar acumulado contra una clase política, que tiende a usar la institucionalidad a su favor y no a favor de los ciudadanos. Eso está un poco en el aire en todos los comentarios que han circulado.
- El video difundido muestra a dos diputados reclamando su vestuario. ¿Hubo más críticas?
- Ellos dos fueron los únicos parlamentarios que hicieron comentarios críticos sobre mi vestimenta pero el resto de los diputados de la comisión, les hicieron presente que el resto de los invitados no teníamos códigos de vestimenta ni vestuario que respetar. Varios de ellos, incluso el presidente de la comisión, me pidieron disculpas por el mal rato que estaba pasando.
- ¿Qué conclusiones saca con el hecho y el revuelo generado?
- Lo interesante de todo esto es rescatar el valor político. Hace un tiempo hay un sector más bien conservador de la clase política que mira con rechazo y malestar la incorporación de nuevos actores sociales al parlamento. El que hayan llegado nuevos parlamentarios y parlamentarias significa que hay nuevos sectores de la sociedad que están logrando representación parlamentaria después de mucho tiempo. Eso supone tensionar la forma en cómo se ejerce y distribuye el poder. Probablemente hay parlamentarios que no quieren perder sus cuotas de poder y están recurriendo a este tipo de artimañas para desacreditar a estos nuevos sectores sociales. El problema de la formalidad en el vestir es un problema político que dice relación con la forma como nuevos sectores sociales han estado llegando al parlamento.
"Este incidente representa un cierto malestar que hay entre cierto sector de la clase política que está incómoda con la irrupción de nuevos actores sociales y políticos" "La forma de cómo la gente ha reaccionado frente a esto, claramente no es por mí, sino que debe responder a un tipo de malestar social que se está acumulando""