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ENTREVISTA. cLAUDIA lEAL, académica de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica (PUC):

"Frente a las faltas cometidas en la Iglesia, los gestos hasta ahora han sido insuficientes"

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Paola Passig

"Falta más colaboración con los tribunales de justicia y disposición a negociar eventuales indemnizaciones", advierte Claudia Leal, académica de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica (PUC), al evaluar el momento que atraviesa la Iglesia en Chile, la que, según la última Cadem, tiene un 76% de desaprobación.

- ¿Cómo se administra una Iglesia Católica en Chile donde su cabeza está siendo fuertemente cuestionada?

- Ante todo, se administra desde la noción cristiana de poder, es decir, asumiendo desde los hechos y las palabras que el poder no tiene otro sentido que ponerse al servicio de los demás. Así de simple y así de claro. Cualquier argumento en contrario está fuera de las fronteras de la tradición cristiana.

- ¿Chile es la punta de la lanza de una crisis generalizada? ¿Hay otro periodo histórico con el que se pueda comparar?

- La Iglesia Católica ha vivido crisis muy profundas a lo largo de su historia, basta recordar los tiempos previos a la Reforma, las divisiones del papado, etc. No se trata de una novedad, pero en un cierto sentido es correcto decir que el caso de Chile será paradigmático cuando el mismo tema sea revisado en otras iglesias, especialmente de Latinoamérica.

- ¿Qué tan grave es la crisis de la Iglesia Católica en el país?

- Es difícil usar palabras más fuertes que las del Papa Francisco, él ha dicho que la Iglesia chilena ha sacado a Cristo del centro de su vida, no hay manera de enfatizar más lo que estamos viviendo. En términos morales, la institución se ha puesto a sí misma por sobre la dignidad de las personas que la conforman, eso es totalmente injustificable.

- ¿Los gestos que han hecho los obispos son suficientes?

- Frente a las faltas cometidas, los gestos hasta ahora han sido insuficientes, se limitan a reaccionar de frente a las demandas de una comunidad que ha perdido la inocencia a punta de golpes noticiosos. Es especialmente evidente que la Conferencia Episcopal ha vivido divisiones internas respecto de la lectura de la crisis; hay voces que se han resistido persistentemente a reconocer que no estamos hablando de casos aislados, sino de una "cultura de abuso y de encubrimiento" de la cual todos hemos sido parte en alguna medida.

- ¿Qué falta?

- En primer lugar, un real esfuerzo para reparar el mal causado, que incluiría colaboración con los tribunales de justicia, y disposición a negociar eventuales indemnizaciones.

- ¿Fue conveniente que se haya exigido que Ezzati no lidere el Te Deum?

- No sé si fue conveniente, pero es comprensible, y la respuesta del cardenal muestra que él ha comprendido que cuando su presencia divide a los fieles, es más razonable abrir espacio a otros.

- ¿Es un paso que Ezzati haya decidido delegar sus funciones como gran canciller de la PUC?

- No necesariamente. Responde más bien a que prácticamente todos sus obispos auxiliares han sido destinados a otras funciones; por lo tanto, su carga de trabajo pastoral se ha multiplicado enormemente.

- ¿Debiera renunciar como piden voces dentro de la Iglesia para distender la tensión al interior de la Iglesia?

- El cardenal ya ha renunciado, más de una vez.

- ¿Qué le parecen voces como las víctimas de Karadima que señalan "que se vayan todos"? ¿Es esa la estrategia necesaria para recuperar la confianza?

- No estoy en condiciones de adherir ni rechazar a una consigna como esa. Lo que me sucede es más bien que temo que se llegue a pensar que la renuncia de los obispos es la solución a la crisis. Si así fuera, sería todo fácil y simple. En realidad, ese es apenas un pequeño paso.

-¿Cómo evalúa el rol de Papa Francisco en toda esta crisis? ¿Sus medidas serán capaces de encontrar una salida que devuelva la confianza?

- Sus medidas han sido muy precisas y muy fundamentales. En primer lugar, puso en marcha un proceso de "escucha" que la Iglesia chilena evadió por treinta años o más; gracias a eso estamos recién comenzando a escuchar los relatos de sectores que han vivido el abuso en silencio durante décadas: las mujeres, los sacerdotes, las religiosas, las personas de provincia, etc. En segundo lugar, Francisco ha asumido en primera persona la búsqueda de vías de solución, pero es importante recordar que hay un trabajo enorme que sólo puede ser hecho por nosotros, por cada una de las comunidades que forman parte de la Iglesia Católica en Chile. Bueno, a mediano plazo tenemos el desafío de reformular la noción de justicia social en nuestro país. Me parece que recuperar la confianza es posible, pero debemos definir cuál es la confianza que responde a los hombres y mujeres de hoy, bajo qué condiciones podemos reparar el tejido social que se ha roto y cuáles son los bienes que queremos proteger como comunidad moral.

- La última Cadem revela que la Iglesia Católica tiene un 76% de desaprobación y el 96% cree que la institución oculta o protege a sacerdotes acusados. ¿Se puede recuperar la credibilidad cambiando los ejes, los enfoques, tomando en cuenta que nunca antes hubo una desaprobación tan alta?

- La secularización en Chile avanza de manera sostenida desde la década del sesenta, no es una respuesta meramente a la crisis actual. En ese sentido, si hablamos de recuperar la confianza, esa tarea debe ser comprendida en un contexto mucho más amplio que la contingencia que nos aflige.

"Es difícil usar palabras más fuertes que las del Papa Francisco, él ha dicho que la Iglesia chilena ha sacado a Cristo del centro de su vida, no hay manera de enfatizar más lo que estamos viviendo" "La Conferencia Episcopal ha vivido divisiones internas respecto de la lectura de la crisis; hay voces que se han resistido a reconocer que no estamos hablando de casos aislados, sino de una 'cultura de abuso y de encubrimiento'""