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Historiador rapanui y moái de Viña: "No hay respaldo de la supuesta donación"

MONUMENTO. Cristian Moreno Pakarati relató la historia de la escultura del Museo Fonck y calificó de "muy grave" los eventuales daños que tendría.
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Belén Velásquez Neracher

Nadie tiene real certeza de las circunstancias en las que el moái del Museo Fonck llegó al continente. Algunas imprecisiones históricas y la supuesta falta de documentación han hecho que se vuelva complejo aclarar el misterio sobre la estructura ubicada en Viña del Mar, donde permanece desde 1951 tras las gestiones de la "Sociedad de amigos de Isla de Pascua".

Según el historiador rapanui, Cristian Moreno Pakarati, dicha organización -compuesta por filántropos del continente que ayudaron a la Isla en su periodo más crítico- efectivamente gestionó el traslado del moái, solicitando un decreto supremo que se logró a fin de los años 40, ya que desde 1935 que existe la prohibición de extraer estas estatuas de la isla, por lo que para hacerlo se debe estudiar caso a caso.Por eso, Moreno advirtió que no está claro de que si la acción -en la que sí colaboró la comunidad pascuense, según comentó- fue efectivamente una donación o si hubo que ejecutar órdenes. "Hay visiones contrapuestas. El problema es que no hay respaldo de la supuesta donación, no hay firmas, no hay grabaciones ni declaraciones. No hay prensa, salvo las personas que lo reciben", indicó el historiador.

Lo cierto es que para su traslado al continente, Moreno recordó que el moái primero fue llevado desde One Makihi -cerca de Ranu Raraku, la cantera de los moáis- hasta el sector costero de la Isla, a 15 kilómetros de su ubicación inicial.

"El 'Transporte Angamos' no logró embarcarlo, creo que por el mal tiempo. Después se fue en el buque Presidente Pinto, pero la duda es si se embarcó en 1951 o 1952. Si fue en 1952, ese barco volvió con dos moáis, el de Viña y el que está en La Serena. Entonces si fue un regalo, no fue directamente al Fonck", dice el historiador.

En esa línea, una de las teorías planteadas por el vicepresidente del museo viñamarino, Alfredo Nebrada, es que la estatua fue donada por el Consejo de Ancianos de Rapa Nui, algo que fue descartado por Moreno. "En esa época no existía el Consejo de Ancianos, que se forma en la década de los 80 como un espejo de uno que existió durante el periodo de anexión de la Isla a Chile y que luego fue desmantelado. Es una imprecisión histórica, pero si efectivamente hubo algunos ancianos que lo donaron, deberían dar prueba de eso", comentó el pascuense.

Y si es que hubo una donación del pueblo Rapa Nui al continente, Moreno comentó que "no significa que habría que cerrar la puerta para que el moái volviera".

"En Viña es simplemente un atractivo turístico para tomarse una foto. En cambio, para el pueblo Rapa Nui el moái tiene un valor espiritual y profundo, y eso es una dimensión que no se vislumbra en otros lugares. Por eso recuperarlo significaría que uno de nuestros ancestros volviera a estar aquí después de un largo viaje", explicó el historiador.

Respecto del estudio que se hará para verificar el estado de la estructura, Moreno Pakarati señaló que un análisis anterior ya había determinado su buen estado de conservación.

"Los fierros a los que se alude no deberían generar ningún problema y son una excusa porque acá tenemos moáis que fueron atravesados con fierros en la primera época de las restauraciones arqueológicas. Obviamente no es el material ideal, pero estos están intactos, no se han desarmado ni agrietado", sostuvo el rapanui.

Y agregó: "Si efectivamente el moái tiene un daño, que es lo que creo que esperan en el museo para no moverlo, alguien tendrá que responder y explicar por qué allá (Viña) se le atravesó un fierro y cómo lo compensarán porque es un monumento nacional".

"El traslado del moái no es antojadizo"

"Es importante entender que el traslado del moái a la Isla no es antojadizo. Durante años el pueblo Rapa Nui viene manifestando este deseo, pero las autoridades han evitado el tema. Hoy el Gobierno se hizo parte y trabaja con diligencia". Así de categórica fue la consejera regional (core) de la Isla y presidenta de la comisión de Pueblos Originarios, Elizabeth Arevalo Pakarati (Evópoli). "Lamentablemente, la discusión se entrampó en buscar antecedentes para conocer si fue un regalo o no a la Ciudad Jardín, olvidando el fondo, que son las creencias y la cosmovisión de la comunidad", comentó la consejera.

La historia del moái en Viña del Mar

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Se ha convertido en un tema controvertido que en Viña del Mar exista un moái, que da cuenta de la cultura Rapa Nui, en una nación unitaria, de la que tanto la isla del Pacífico como nuestra ciudad balneario, son parte integral de una misma patria.

Por ello, es necesario recordar en qué condiciones se acordó el traslado de esta valiosa pieza patrimonial a Chile continental. En 1950, la Sociedad Arqueológica Francisco Fonck propició la iniciativa. John Galager, comprometido colaborador de la institución e integrante de su Directorio, participó en las gestiones junto a Orlando Arancibia, Raúl Rojas, el doctor Roberto Gajardo Tobar, Federico Felbermayer y Javier Guerrero. Por el municipio de Viña del Mar la iniciativa la encabezó y patrocinó su alcalde, el doctor Gustavo Fricke. La determinación fue apoyada por el diputado Gustavo Rivera, y por el presidente de la República Gabriel González Videla.

Muy significativa fue la participación del alcalde del Municipio de Rapa Nui don Pedro Atán, que otorgó todas las facilidades para materializar la voluntad conjunta de todos los que fueron parte de este propósito. De hecho, las dos carretas con la yunta tirada por 28 bueyes, para el traslado interno en la isla, fue gestionada por el propio alcalde Atán, que coordinó los pormenores exitosos de la operación, con el Capitán de Navío Manuel Quintana Oyarzún, en representación de la Armada de Chile. Un rol destacado en las delicadas maniobras tuvo el isleño Juan Chávez Te Ave Haoa. El moai llegó a Valparaíso el 1 de septiembre de 1951.

Esta información histórica debe ser conocida al momento de evaluar cualquier determinación, pues da cuenta de la confluencia de voluntades favorables a cumplir con este propósito, que buscó la vinculación entre nuestras culturas y la integración, y no el objetivo de confrontación que se manifiesta en la actualidad.

Hoy podemos afirmar que el moai nos pertenece a todos los chilenos y que su exhibición en la ciudad de Viña del Mar, en condiciones absolutamente dignas, en una hermosa plaza, constituye una excelente difusión de la cultura pascuense para nuestros compatriotas y los miles de turistas que nos visitan, aunque el alcalde de Rapa Nui señale que esto no le importa.

El moái fue entregado a la ciudad en gratitud, reclamar una restitución es un desconocimiento a las numerosas voluntades que legaron este querido moai a nuestra ciudad. Bajo ese predicamento, mañana tendremos que cerrar todos los museos de Chile y del mundo, que exhiben piezas y objetos de diversas culturas y ayudan a educar y valorar a otros pueblos. Lo único que nos separa con Isla de Pascua es un inmenso océano, Viña del Mar limita al poniente con Chile insular, y nuestro moai es un sello de vinculación necesario y valorado por nosotros.

Jorge Salomó Flores

Máster en historia