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Robots revelan posibles sacrificios humanos de hace 3.000 años en Perú

INVESTIGACIÓN. Sergio Pérez González es investigador de la Universidad de Complutense de Madrid y estará esta tarde en el Museo de Historia Natural.
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"Historia evolutiva de los vertebrados" se llama la charla que esta tarde, desde las 19.30 horas, realizará en el Museo de Historia Natural de Valparaíso, Sergio Pérez González, doctor en Biología e Investigador de la Universidad de Complutense de Madrid.

El español contó que el conversatorio -convocada por El Mercurio de Valparaíso y el Museo de Historia Natural de Valparaíso- nace de la idea de acercar la historia del linaje al que pertenecemos, presentar grupos, contextualizar e indagar en quiénes fueron nuestros antepasados.

Pérez González acusó falta de difusión a gran escala de este tipo de materias, por lo que valoró la instancia que hoy tendrá en calle Condell 1546 de dar a conocer algunos puntos de sus investigaciones, y también de lo que ha tomado de distintos autores. "Existe mucho material disponible, demasiado", advierte.

Dice Pérez que este tipo de charlas generalmente se hacen en universidades y donde la tecnología ha ayudado a una mejor comprensión. "Una imagen vale mil palabra", recuerda, pero indica que debe siempre ir acompañada de una buena explicación.

De vuelta al tema que centrará el diálogo esta tarde, dice que "la evolución no es más que cambios acumulados en el tiempo". Agrega que "el conocimiento de nuestra historia es lo que nos permite conocer nuestro lugar en el mundo natural".

El doctor en Biología agrega que "nosotros mismos somos un resultado de una rama más, no somos cúlmines de un camino, somos una rama más dentro de muchas que existen".

Con esto el investigador pone en un mismo lugar al ser humano y al tiburón por ejemplo, señalando que "ninguno de los dos es más evolucionado que el otro, ya que ambos han mantenido una historia". Agrega que, "ambos están en su camino, pero con diferencias. La evolución tiene muchos caminos".

Los cambios

Y sobre la evolución de los vertebrados Pérez dice que la aparición de la columna vertebral es lo que genera la gran diferencia al interior de la especie.

La razón, que la columna permite anclar los músculos, y eso en su momento posibilitó que los peces pudieran nadar, y más tarde desde ahí se diera origen a lo que hoy conocemos como pulmones, que antes fueron un 'saquito' de aire que salió desde el esófago y que permitió -en los peces - dotar de un espacio para acumular aire y permitirles flotar, además de entregar oxígeno de manera más rápido a la sangre. Más tarde, como acumulador de oxígeno y ante la evolución a vertebrados terrestres, transformar este 'saquito' en pulmón.

Pero esa no es la única evolución que ejemplifica el biólogo para entender los cambios de la especie. La aparición de pelo y plumas, hoy presentes sólo en las aves y los mamíferos, respondió a la reacción de dos especies a la llamada 'Era del hielo' hace 700 millones de años, en donde los antepasados de aves y mamíferos -aún no clasificados así- reaccionaron con la aparición de estas estructuras para aislar el cuerpo de las bajas temperaturas.

El calentamiento global

Pero todas estas evoluciones, sigue Pérez, responden a períodos extensos de años, algo muy distinto a lo que vivimos en la actualidad por efectos como el cambio climático y el calentamiento global.

El biólogo sostiene que este escenario afecta a nivel zoológico dejando registros para siempre. "Lo que estamos viendo hoy, es que los cambios se están acelerando. Esta rapidez que se ve en los cambios también determinará la capacidad de las especies de adaptarse a ellos o no. Cuando más rápido es el cambio, hay menos tiempo de adaptarse, de manera que sobrevivirían especies con capacidades más generalistas, que las especialistas", adelanta.

Sobre el cómo hizo de la biología su vida, el doctor explicó que toda la vida ha sido su objeto de estudio, más aún los vertebrados. "Siempre son los más atractivos, porque están en la calle, en tu casa. Si pides a un persona que te nombre diez animales, ocho será vertebrados", dijo.

Japón planea lanzar satélites que monitoreen la basura espacial evitando colisiones con otros aparatos en órbita y que comenzarían a usarse a partir de 2028, según adelantó el diario económico Nikkei.

Se trata de uno de los primeros sistemas de seguridad para controlar desechos en el espacio, objetivo en el que trabaja el Ministerio de Defensa de Japón, que planea poner en marcha las primeras medidas concretas para esta iniciativa en 2023.

El aumento de la basura espacial en la órbita terrestre supone un riesgo importante para los satélites que se encuentran en los alrededores y que en caso de colisión quedarían inoperables, interfiriendo en la comunicación y recopilación de datos.

Para el presupuesto fiscal de 2019, el Ministerio japonés de Defensa ha solicitado un fondo específico que será destinado al lanzamiento de satélites que vigilen los residuos en el espacio y eviten así choques con satélites activos.

En particular, se pretende destinar dinero para adquirir un sistema radar capaz de observar el espacio en alturas que superen los 5.800 kilómetros y que se ubicará en la ciudad japonesa de Yamaguchi.

Aún está por decidir cuándo exactamente estará operativo este sistema y más detalles del mismo, así como el número de satélites que habrá con esta función, lo que dependerá de las conversaciones entre la Oficina del Gabinete del Ejecutivo y el Ministerio de Ciencia.

Hasta el momento, para realizar las labores de vigilancia espacial, Japón se basa en gran medida en la información que le proporciona el ejército de EEUU, gracias a su estatus de aliado, algo que no le garantiza tener acceso a todos los datos.

El objetivo del país asiático es contar con su propio sistema y suministro de información, aunque estos datos serán limitados debido a que las condiciones climáticas y la ubicación geográfica de Japón condicionan sus capacidades.

Otra de las medidas que ha tomado Japón y que debutará en 2019 es un sistema de limpieza en el que un satélite, al que va adherido un compuesto adhesivo, recolectará escombros y posteriormente, se deshará de ellos.

El uso de la alta tecnología, con pequeños robots todoterreno, ha permitido sacar a la luz posibles sacrificios humanos de hasta 3.000 años de antigüedad en el templo de Chavín de Huántar, en Perú, el primer gran centro de religioso y de peregrinación en la historia de Suramérica.

Los "Chavín Rover", como fueron bautizados por el equipo de arqueólogos que los usó en una de las ruinas más antiguas de Perú, se adentraron por angostos conductos que comunican las galerías del complejo, que aún permanecen en gran parte ocultas, hasta llegar al hallazgo más importante de este sitio en los últimos 50 años.

Estos vehículos de tracción en las cuatro ruedas dirigidos por control remoto y equipados con cámaras y sistemas de iluminación llevaron a descubrir por primera vez entierros de la propia época Chavín, milenarias escenas funerarias intactas de los mismos hombres que construyeron el templo, algo de lo que no había registro.

"Lo interesante es que no son gente de alto rango. Son gente probablemente sacrificada, pero eso está por ver con estudios posteriores", explicó a Efe el arqueólogo estadounidense John Rick, director desde hace casi 25 años de las excavaciones, que financian el Ministerio de Cultura de Perú, la U. de Stanford (EE.UU.) y la minera Antamina.

Al arqueólogo estadounidense le llamó poderosamente la atención la posición de los cuerpos, sepultados boca abajo con un cúmulo de piedras, lo que considera como un contexto "no muy honorable".

"Así resolvemos en parte el gran misterio de dónde enterraban en Chavín a sus muertos. No creo que fuera una costumbre hacerlo en las galerías pero de vez en cuando lo hicieron", apuntó Rick, quien lleva dos meses sin prácticamente salir de las ruinas, enclavadas en un remoto valle de los Andes, a 3.100 metros sobre el nivel del mar.

El especialista está convencido de que puede encontrar al menos otros tres entierros, pues tiene ubicadas sendas galerías similares a estas, situadas entre el costado izquierdo del templo mayor y la plaza redonda del complejo, declarado patrimonio cultural de la humanidad en 1985 por la Unesco.

Esas nuevas salas pueden tener el mismo patrón, con restos humanos acompañados de otras ofrendas consistentes en fragmentos de conchas marinas y finas piezas de cerámica que replican la iconografía de las divinidades de Chavín, rostros feroces de rasgos monstruosos, colmillos afilados y ojos saltones.

Ciencia

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