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Brasil llora la pérdida de tradicional museo y 200 años de historia

INCENDIO. Fuego originado el domingo destruyó valiosas colecciones y se culpa al gobierno por la falta de apoyo para la mantención del edificio. CATÁSTROFE. Varios edificios históricos han sufrido los efectos de las llamas, con pérdida de importante material.
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El humo salía ayer del Museo Nacional de Brasil un día después de un devastador incendio, mientras surgían las recriminaciones sobre quién es el responsable de la tragedia que destruyó al menos parte de los archivos más ricos de Latinoamérica, piezas históricas y documentos.

Las llamas devoraron durante seis horas el edificio, uno de los más vetustos de Brasil con unos 200 años de antigüedad, por causas aún desconocidas y entre críticas de sus responsables por la falta de recursos del Gobierno del presidente Michel Temer para mantener su patrimonio.

El recinto tenía una colección de 20 millones de objetos -incluyendo piezas grecorromanas y algunos de los primeros fósiles hallados en el continente- en el que alguna vez fue el palacio de la familia real portuguesa.

Se desconoce qué piezas había cuando el lugar comenzó a incendiarse el domingo en la noche.

El incendio rápidamente generó críticas por la deteriorada infraestructura y los deficits presupuestarios mientras los brasilenos se preparan para votar en las elecciones nacionales de octubre.

"Llorar no resuelve nada", dijo el director del museo, Alexander Kellner, a los periodistas en medios de las ruinas. Se conmovió al mencionar los fondos y el apoyo que dijo que ahora "exigiría" a las autoridades para salvar lo que quedaba de la colección y reconstruir el museo. "Tenemos que actuar", reclamó

Kellner agregó que la institucion acaba de obtener la aprobación de fondos para una renovación, incluida una actualización del sistema de prevención de incendios. "Que ironía, el dinero ya está allí, pero se acabó el tiempo", dijo.

Roberto Robadey, un portavoz del departamento de Bomberos, dijo que se tardaron en comenzar a combatir las llamas porque los grifos más cercanos al museo no funcionaban. En cambio, tuvieron que enviar camiones a traer agua de un lago cercano.

Kellner dijo que había extintores en el lugar, pero no estaba claro si había rociadores, ya que son problemáticos para los museos porque el agua puede dañar los objetos.

El edificio todavía estaba en pie ayer por la mañana, pero gran parte parecía destruido. Unas cientos de personas se agolparon en las puertas del sitio, algunos llorando por lo que estaban viendo.

En el enorme sitio donde se encuentra el museo, la valla estaba en ruinas, las piedras tenian grietas y los jardines parecian descuidados.

"El fuego es lo que los políticos brasilenos le hacen a la gente", dijo Rosana Hollanda, una maestra de secundaria de 35 años, que lloraba en las puertas del museo ayer. "Están quemando nuestra historia y nuestros sueños".

Roberto Leher, el rector de la Universidad Federal de Rio de Janeiro -de la cual forma parte el museo- dijo que el edificio necesitaba una remodelación en sus sistemas eléctricos y de agua y un nuevo plan de prevención de incendios.

"Todos sabíamos que el edificio se encontraba en un estado vulnerable", señaló y agregó que las autoridades han trabajado con los bomberos para reducir los riesgos.

"Para un incendio de esta magnitud, lamentablemente así lo demostró la realidad, necesitabamos una intervención sistemática", indicó.

Cuestionado por un reportero sobre por que un desastre de este tipo no ocurre en instituciones culturales de otros paises, Kellner, el director del museo, respondio: "Preguntate eso. Es una buena pregunta, haztela".

El pais mas grande de Latinoamerica ha batallado para salir de su peor recesion en decadas. El estado de Rio de Janeiro ha sido de los mas afectados en los ultimos anos debido a la combinacion de la caida de los precios mundiales del petroleo --una de sus principales fuentes de ingresos-- la mala gestion y la corrupcion masiva.

El museo estaba cerrado al público al momento del incendio, indicó el recinto en un comunicado. Agregó que no había reportes de heridos.


Seguidilla de siniestros que han afectado a recintos brasileños

Según señala la Agencia Brasil, el pasado mes de agosto una explosión de pequeñas proporciones en el laboratorio de metalurgia del Instituto Alberto Luiz Coimbra dejó tres heridos. Dos meses antes, en junio, uno de los pisos del Hospital Universitario Clementino Fraga Filho, también salió en llamas sin que se registrasen víctimas.

En agosto de 2017, hubo cuatro heridos en otro incendio en una residencia estudiantil de la universidad fluminense, que, con más de medio siglo de antigüedad, nunca pasó por una reforma y no contaba con salidas de emergencia.

En octubre de 2016, la octava planta de la Rectoría de la UFRJ también fue calcinada y dos años antes, un cortocircuito en aire acondicionado provocó incendio en el Centro de Ciencias de la Salud de la entidad.

El almacén de la Facultad de las Letras quedó parcialmente destruido por las llamas en 2012, mientras que en 2011 el Palacio Universitario, de la UFRJ y situado en playa Vermelha, también fue pasto de las llamas, que devoraron la capilla y la Facultad de Educación.

Además de esta serie de desgracias que han afectado a la Universidad Federal de Río de Janeiro, estado bajo una grave crisis de seguridad y económica, agravada por los escándalos de corrupción, otros museos y edificios destinados a la promoción de la cultura en Brasil también han sido afectados por incendios. En 2010, otro siniestro afectó al laboratorio de reptiles del Instituto Butantan, en Sao Paulo y sede de una de las principales colecciones de cobras de Latinoamérica.

En 2013, el auditorio del Memorial de América Latina, en el que se encontraba expuesto un enorme panel de la centenaria artista nipo-brasileña Tomie Ohtake en Sao Paulo, obligó a los bomberos a actuar en el local, proyectado por el célebre arquitecto Óscar Niemeyer.

En 2015, dos incendios en Sao Paulo consumieron el acervo del Liceo de Artes y Oficios y el Museo de la Lengua Portuguesa, en cuyas labores de extinción falleció además un bombero.

Este último era un museo único en su género en Brasil de un edificio construido en 1867, declarado patrimonio de la ciudad. Por aquel entonces también se denunciaron los recortes acumulados destinados a la Secretaría regional de Cultura.

En 2016, las llamas quemaron cerca de 300 películas guardadas en uno de los depósitos de la Cinemateca Brasileña, en la zona sur de Sao Paulo.

Por otro lado, el Museo de Ipiranga, dependiente de la Universidad de Sao Paulo (USP), está cerrado desde hace cinco años mientras se culminan una serie de reformas después de que un informe alertara sobre el riesgo de derrumbamiento del edificio, también de un gran valor arquitectónico e histórico.