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Creando un ecosistema para el emprendimiento y la innovación social

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G.A. / R.V.

Es política de Estado propiciar proyectos y pymes que beneficien a personas y comunidades. Por eso, con iniciativas como los Prototipos de Innovación Social, de Corfo, y la incubabora Gen-E, de la PUCV, la Región de Valparaíso se suma a la creación de sinergia público-privada a partir de ideas novedosas y autosustentables.

El proyecto se llama Valparaíso Vuelve al Mar y desde su partida, en 2017, ha permitido que más de un millar de porteños sin experiencia previa puedan recorrer la bahía como navegantes de veleros, tras la instrucción de rigor.

A simple vista es sólo un servicio turístico, pero en su génesis y puesta en marcha tiene un ingrediente extra. "Hay gente con discapacidad que está navegando semanalmente con nosotros, y hemos tenido a gente de 86 años navegando", cuenta Aldo Ilardi, presidente de Fundación Naútica para Todos, la entidad que lo implementó tras adjudicarse, por parte de Corfo regional, un fondo como Prototipo de Innovación Social, con propósitos inclusivos y de valoración patrimonial "Nosotros demostramos que cualquier persona que se prepara un poco puede navegar. Esto es rentable socialmente; o sea, uno puede ganar plata, pero también haciendo algo social (…) La proyección que tenemos es repetir este modelo en caletas de pescadores, para que así ellos puedan generar ingresos por otras vías que no sea la pesca. Tenemos conversaciones avanzadas con dos o tres caletas de la Región", agrega el gestor.

Las regiones de Valparaíso y Antofagasta se cuentan entre las primeras donde se lanzó, en 2016, el concurso de Prototipos de Innovación Social, que pone el acento en la búsqueda de nuevas ideas para proyectos que generen beneficio e impacto social, lo que va desde crear nuevas oportunidades de empleo y de generación de capacidades y tecnologías, hasta el fomento de espacios de encuentro para la comunidad.

"El resultado de las iniciativas apoyadas por estas líneas de financiamiento tienen la particularidad de haber sido co-creadas con la comunidad, y estos resultados se pueden traducir en la generación de nuevos productos o servicios, nuevos procesos o bien sentar las bases de una nueva política pública", explica Rodrigo Sánchez, coordinador regional del Programa de Innovación Social de Corfo. "El apoyo generado a través de subsidios, en este tipo de programas y líneas de financiamiento, tiene un mayor efecto multiplicador sobre la economía debido a que fomentan la colaboración y la participación ciudadana desde su etapa de diseño hasta su fase de ejecución, aumentando la probabilidad de éxito en el logro de sus objetivos".

Aunque tiene un rol protagónico, no es Corfo el único organismo público que aporta fuerte al emprendimiento social en la Región de Valparaíso.

Sercotec -que también depende del Ministerio de Economía- ha invertido en los últimos cinco años más de $ 1.700 millones en su Fondo de Desarrollo de Ferias Libres, que entrega apoyo financiero para mejorar la infraestructura y equipamiento de las mismas y capacita a comerciantes y trabajadores en temas como gestión comercial, y valor agregado en productos y servicios.

"La innovación está presente en muchos de estos proyectos, en la introducción de nuevos o mejorados servicios", señala el director regional de Sercotec, Cristian Mella. "Algunos proyectos apoyados a nivel regional destacados en esta línea son iniciativas que fomentan emprendimientos sociales e innovación a través de la creación de cooperativas que luego se vuelven unidades productivas y económicas rentables para sus asociados, permitiéndoles crecer y acceder a nuevos mercados, como la Cooperativa agrícola de reciclaje y valorización de residuos agroindustriales y comunitarios Weltun Mapu, organización formada por 10 agricultores de Limache", ejemplifica.

La diferencia probablemente está en el énfasis ecosistémico puesto por Corfo, de acuerdo a los principios de su Política de Emprendimiento 2014-2018, que no sólo subsidia iniciativas que surjan y se proyecten de manera autosustentable. La apuesta es por 'emprendimientos dinámicos' que se convierten en tales por constituirse en una cadena donde intervienen instituciones públicas, actores sociales, ONGs y empresas del sector privado, entre otros.

Por ahí también va la apuesta de Gen-E, la incubadora social nacida en 2013 en la Dirección de Innovación y Emprendimiento (DIE) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. "Esto nace como derivación del Ciclo del Emprendor, que la universidad crea para fomentar el emprendimiento en personas en situación de vulnerabilidad social, de escasos recursos o sin estudios que buscan mejorar su calidad de vida o mejorar sus ingresos, pero de a poco fue sumando también a personas en situación de discapacidad, adultos mayores, el apoyo a escolares y a personas que tiene ideas de innovación que pueden tener impacto social", explica Andrés Vega, gerente de la incubadora.

Gen-E tiene programas como el mentado Ciclo del Emprendedor y los Clubes de Emprendimiento Escolar, que son financiados por la PUCV aunque implican un trabajo de coordinación con gobiernos sectoriales, municipalidades y establecimientos escolares para su desarrollo. Por otro lado, la iniciativa trabaja en varios programas que van desde el apoyo al microemprendimientos a proyectos de inclusión social de menores o de cuidado medioambiental, muchos de los cuales son financiados por Corfo y su fondo SSAF-S (Subsidio Semilla de Asignación Flexible para el Apoyo de Emprendimientos de Innovación Social).

En su trabajo la incubadora acoge ideas que ayuda a desarrollar con asesoría y seguimiento, y también se involucra a nivel regional con entidades públicas como Fosis y Senadis. La idea es generar proyectos que crezcan y permanezcan con beneficios más allá de lo meramente económico. "Por ejemplo, con los adultos mayores hay programas como Renova, donde se generan emprendimientos que ayudan tanto a la sustentabilidad económica como en temas como el abandono y la soledad; en la Región muchas veces se asocian personas de la tercera edad de distintas comunas que generan vínculos entre ellas".

La reducción de las desigualdades es un Objetivo de Desarrollo Sostenible que se ha vuelto relevante en las políticas públicas sobre emprendimiento social. Ello acentúa el trabajo que entidades como el Servicio Nacional de Discapacidad (Senadis), dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, realizan en la Región.

"Un de nuestras líneas de trabajo es con el Fondo Nacional de Proyectos Inclusivos (Fonapi), un fondo concursable que este año tuvo una inversión de mil millones y donde se destinaron 81 millones a esta zona", indica María Isabel Zurita, directora regional de Senadis. "Se adjudicaron seis iniciativas en la Región y por primera vez a Rapa Nui con un proyecto de inclusión laboral, un área donde hemos tenido varias experiencias exitosas, con personas que forman sus microempresas".

Para la directora, el emprendimiento social es importante en una Región donde "hay un gran porcentaje de personas que no está inscrito en el Registro Nacional de Discapacidad, y donde según la última encuesta Casen hay una población en creciente aumento de edad. Entonces tenemos que estar preparados para una población demandante en términos de discapacidad".

El objetivo es promover conductas y acciones responsables con el medioambiente, por lo que 50 familias del sector Altos del Miramar, en San Antonio, resultaron beneficiadas con la adquisición de 200 contenedores para la separación de los residuos domiciliarios según el tipo de elemento: plástico, papel, tetrapack y desechos orgánicos.

Lo anterior es uno de los proyectos que Esval viene apoyando desde 2014 gracias a "Contigo Gota a Gota", fondo concursable regional que acaba de cerrar su convocatoria anual, con un monto total de $ 100 millones y 397 proyectos presentados que representan un incremento del 22% respecto al período anterior. "Todos los años buscamos un factor diferencial en nuestros fondos concursables. El año pasado sumamos con éxito el ámbito de 'Infraestructura Comunitaria', y esta vez quisimos incorporar proyectos relacionados con 'Inclusión Social' y 'Participación de la Mujer', para iniciativas especialmente orientadas a la equidad de género y diversidad, con el fin de apoyar al desarrollo de capital humano de nuestra comunidad, aportando a reducir así las brechas laborales y sociales", explica José Luis Murillo, gerente general de la sanitaria.

El trabajo de Esval representa otra dimensión del emprendimiento social en la Región, con el aporte que empresas públicas y privadas hacen para el desarrollo de las comunidades en temas como infraestructura, educación y capacitación, y el apoyo financiero para la creación de pymes. Algo que el mismo ejecutivo define como "una muestra de cómo buscamos relacionarnos con los vecinos: generando valor compartido, estando atentos a sus necesidades y apoyando su propio esfuerzo, capacidad de gestión y organización".

En el caso de AES Gener, a través de su fundación homónima, cuenta con un programa para que las organizaciones sociales de las comunidades aledañas a la Central Ventanas puedan mejorar su entorno, recuperar espacios públicos y generar microemprendimientos. La iniciativa va en su cuarta versión y cada año apoya una treintena de proyectos con impacto directo en unas 2.400 personas.

La empresa tiene 12 planes permanentes en esa línea y en 2017 invirtió $ 1.450 millones en proyectos sociales y de infraestructura. "Todos nuestros programas se desarrollan en base a tres pilares: educación y capacitación, infraestructura comunitaria y empleabilidad y fomento productivo", explica Judith Fernández, jefa de Gestión Comunitaria del Complejo Ventanas.

Transferir herramientas, capacidades y conocimientos a los empresarios gastronómicos y turísticos de Concón es, por el lado de ENAP, el propósito de su Programa de Promoción de Turismo Sostenible, que ya va en su tercera edición y que contó con apoyo de Corfo en las dos primeras.

La iniciativa, que tiene entre sus logros la creación de la Asociación Gremial de Turismo de Concón, busca consolidar una oferta innovadora y competitiva de la ciudad como destino turístico. Este año, el programa pone el énfasis en tres temas: asociatividad empresarial, asesoría y capacitación para las empresas, y promoción y difusión de la oferta turística en la zona.

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