DANIEL GOYA LEÓN
Los anuncios de Trump, de incrementar los impuestos a las importaciones chinas han dominado los titulares económicos durante los últimos meses. ¿Qué hay realmente detrás de esta "guerra comercial"? Por un lado, están las razones que declara Trump: el déficit comercial de Estados Unidos con China, y las "prácticas injustas" que impone China a las empresas extranjeras. Por otro lado, existen motivaciones políticas que podrían explicar su retórica.
El déficit comercial
El déficit comercial significa que China exporta a Estados Unidos más de lo que Estados Unidos exporta a China. ¿Es esto un problema? No necesariamente. Los consumidores norteamericanos se favorecen de consumir bienes chinos baratos y de cada vez mayor calidad, y el hecho de que el país importe más de lo que exporta es en parte una indicación de la fortaleza de su economía. Y es un lujo que pueden darse ya que les es relativamente barato endeudarse en dólares (para que un país importe más de lo que exporta, necesariamente debe endeudarse con el resto del mundo). Si consideramos que esa deuda alcanza niveles peligrosos, ¿son los aranceles la forma de abordar el problema? En ningún caso. Los aranceles a productos chinos disminuirán la capacidad de consumo de los estadounidenses, y al afectar productos que son insumos importantes para otros sectores, como el acero y el aluminio, encarecerán todos los productos que se fabrican en Estados Unidos utilizando estos insumos. Eso no sólo aumentará los precios para los consumidores locales, sino que hará menos competitivos los productos estadounidenses en los mercados internacionales, lo que terminaría incrementando el déficit comercial que se pretende reducir. En resumen, imponer aranceles para reducir el déficit es una pésima idea.
Prácticas "injustas"
Trump argumenta que el gobierno chino utiliza prácticas comerciales "injustas" en temas relativos a propiedad industrial.
China se encuentra implementando el plan "Made in China 2025", que tiene como objetivo convertir al país en líder en los sectores económicos del futuro, como: vehículos eléctricos, energías renovables, inteligencia artificial y biotecnología. Con un gasto en I+D, que como porcentaje del PIB ya superó a la Unión Europea y se acerca al nivel de Estados Unidos, China se está convirtiendo en un peligro para los países líderes en desarrollo tecnológico. Por poner un ejemplo, la china Huawei recientemente superó a Apple en ventas de teléfonos.
Es cierto que el gobierno chino ha ideado una serie de métodos para intentar apropiarse de la tecnología desarrollada por empresas de otros países, y así acelerar su transformación en una potencia no sólo económica, sino que también tecnológica. Por ejemplo, si una empresa quiere vender sus productos en el enorme mercado chino, en ciertos casos le exigen a cambio que transfiera su tecnología a empresas chinas. Pero poniendo estas prácticas en perspectiva histórica, los países ahora desarrollados utilizaron en su momento todo tipo de políticas públicas que podrían calificarse de "injustas" para desarrollar sus industrias.
Si las negociaciones logran que China elimine alguna de esas prácticas, podría ser beneficioso para Estados Unidos, al disminuir la velocidad del avance tecnológico chino. Pero considerando que Trump ha mostrado tener una visión muy cortoplacista, por ejemplo, fomentando las energías fósiles por sobre las renovables, es difícil pensar que temas de largo plazo como éste sean su principal motivación.
Razones políticas
Trump podría estar generando un gran conflicto, para después desactivarlo antes de que pase a mayores y mostrarlo como un logro, similar a lo que ocurrió con Corea del Norte. Es posible también que las amenazas sean en parte una estrategia de negociación, y pretenda que el conflicto se acabe antes que se noten todos los efectos negativos.
En noviembre habrá elecciones parlamentarias en Estados Unidos, y muchas predicciones indican que los Republicanos perderían el control de la Cámara de Representantes. La retórica de Trump contra China podría ayudarle a mantener el apoyo de parte de los votantes que lo llevaron al poder. Además, el crear un conflicto externo le ayuda a distraer a la opinión pública de sus escándalos personales y tributarios, y de la investigación por la injerencia rusa en la elección que lo llevó a la presidencia.
Un análisis más profundo de la guerra comercial, preparado por un equipo de economistas de la Escuela de Negocios y Economía de la PUCV, puede descargarse en tiny.cc/aranceles.