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ENTREVISTA. Iván MOreira, senador (UDI) y miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores:

"El pueblo brasileño no quiere a un Presidente que sea dirigido desde la cárcel por Lula da Silva"

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Paola Passig

"No me preocupa". Con estas palabras, el senador Iván Moreira (UDI) se refiere a los polémicos dichos del candidato Jair Bolsonaro durante su campaña, ya que, afirma, "se está haciendo una caricatura, porque cuando Bolsonaro llegue a la presidencia de Brasil, le aseguro que va a tener una visión de Estado". Así, el parlamentario se suma a los elogios entregados por los expostulantes a La Moneda José Antonio Kast y Manuel José Ossandón. Lo que tiene claro Moreira es que "Bolsonaro va a ser el próximo Presidente de Brasil, salvo que hubiese alguna sorpresa que no creo que haya".

- ¿Cuáles serían las implicancias para la región?

- ¿Qué significa esto? No es que la izquierda esté girando hacia la derecha -porque esta elección no es una cuestión ideológica-, sino que es el pragmatismo del pueblo brasileño de votar por quien les dé confianza de que hará una buena gestión. Esto muestra que los brasileños no quieren más corrupción, no quieren más gobiernos de izquierda, porque han sido administraciones donde los únicos que han perdido son los brasileños y ellos buscan una alternativa distinta. Por eso digo que no hay que sacar cuentas alegres desde el punto de vista ideológico, porque no es la izquierda o la centroizquierda que haya dado un giro, sino que es sólo pragmatismo. La derecha en Latinoamérica ha ganado fundamentalmente porque hay confianza, sensación de seguridad de que la derecha hace buenos gobiernos. Y no hay que mirar sólo el caso de Brasil, sino que a nivel latinoamericano y en el mundo.

-¿Se trata de fenómenos pendulares?

- Sí, diría que sí. Algo está pasando que la izquierda se está cayendo a pedazos en el mundo fundamentalmente por malos gobiernos. Lo que los ciudadanos esperan es una buena gestión, una mejor calidad de vida, más oportunidades, seguridad y orden. Esto es importante para la gente y creo que eso es lo que generó el tremendo apoyo a Bolsonaro.

- ¿No le preocupa que salga electo en un país tan importante como Brasil un presidente que ha discriminado a las mujeres, a los homosexuales, a la gente de color, y que considera que Pinochet "debía haber matado a más gente"?

- No me preocupa. ¿Y sabe por qué no me preocupa? Porque de esto se está haciendo una caricatura, porque cuando Bolsonaro llegue a la presidencia de Brasil, le aseguro que va a tener una visión de Estado, una actitud republicana y la voluntad de ser el Presidente de todos, independiente de las opiniones que haya tenido en el pasado. Y no es que quiera hacer comparaciones, pero cuando llegó Ricardo Lagos a La Moneda muchos pensaban que había llegado una izquierda dura; incluso se dijo que después de los gobiernos democratacristianos volvíamos a la Unidad Popular por los dichos permanentes de Ricardo Lagos. ¿Y qué pasó al final? Que Ricardo Lagos se terminó convirtiendo en el Presidente de los empresarios. Entonces, lo que uno puede decir o haya dicho en el pasado y en campañas, cuando se llega al gobierno hay una actitud totalmente distinta.

- Desde la oposición cuestionaron el apoyo dado a Bolsonaro por parte de los senadores Manuel José Ossandón y José Antonio Kast, ambos con aspiraciones presidenciales. ¿Qué le parece?

- Mire, aquí lo más importante no son los apoyos de los parlamentarios. Lo más importante para el gobierno de Chile es que en Brasil haya un gobierno de centroderecha que permita mejorar los lazos, la cooperación, el intercambio comercial, el diálogo. Tener en América Latina un bloque con Argentina, Colombia, Chile y quizás Brasil es importante para nuestro sector. Por eso que digo que este es un desafío y una responsabilidad muy grande para todos los gobiernos de centroderecha de que no sólo sean paréntesis en gobiernos de izquierda. Si el gobierno de Bolsonaro y el resto de los países con presidentes de derecha logramos hacer buena gestión, esos gobiernos se van a proyectar en el tiempo. Por lo tanto, el tema de Brasil no hay que considerarlo como una cuestión aislada, sino como parte del fenómeno que está sucediendo en la región luego de los nefastos gobiernos de izquierda.

- ¿Cómo entiende la molestia de los dirigentes de la Convergencia Progresista (PPD y PRSD), quienes le están pidiendo explicaciones a José Antonio Kast y Ossandón?

- Obedece a la desesperación de la izquierda de ver cómo sus gobiernos se están cayendo a pedazos en Latinoamérica y en otros países del mundo.

- ¿Falta autocrítica en la izquierda?

- Tienen cero autocrítica. Y esto sucede porque todo lo ven desde la perspectiva ideológica. La izquierda siempre ha sido ideologizada. El tema es que la gente hace mucho tiempo que dejó de guiarse por las ideologías. La gente se guía buscando un buen gobierno que dé tranquilidad y oportunidades. La aspiración de la gente es que quiere vivir mejor y el gobierno que contribuya a darle felicidad a la gente, va a perdurar en el tiempo.

- Se está comparando Bolsonaro con Trump...

- Las comparaciones siempre pueden terminar siendo odiosas. Puede haber estilos semejantes, pero cada Presidente tiene su estilo. Esas comparaciones me parecen exageradas. Lo que importa es la buena gestión. Si el pragmatismo de los países que han tenido que vivir gobiernos nefastos de izquierda está redundando en que la derecha esté surgiendo como una alternativa de credibilidad y seriedad política.

- ¿Cómo ve este nuevo bloque de derecha en la región con Piñera en Chile, Macri en Argentina, Duque en Colombia y ahora posiblemente Bolsonaro en Brasil?

- Creo que se está generando un nuevo ciclo. La gente se desilusionó de la vuelta de la izquierda, porque los países que tuvieron estas administraciones retrocedieron y esta es la respuesta natural a esa desilusión. La derecha es parte de un ciclo, pero si se fortalece con buenas gestiones se puede proyectar en el tiempo.

- ¿Qué tan factible es que la unión entre Fernando Haddad (PT), con casi un 29%, y Ciro Gomes (PDT), que salió tercero, con un 12,5%, sea una amenaza real para las aspiraciones de Bolsonaro?

- Lo que pasa es que también hay que considerar otro aspecto y es que el pueblo brasileño no quiere a un Presidente que sea dirigido desde la cárcel por Lula da Silva. Y esto también es un ingrediente. Haddad es sinónimo de Rousseff y de Lula. Y no puede ser que el próximo Presidente brasileño esté gobernando en la cárcel.

- Dilma Rousseff no logró redimirse y salió cuarta. ¿Qué le parece?

- Es un castigo ciudadano por la corrupción, por el mal gobierno, por la pobreza, por la violencia que existe en ese país. ¿Por qué perdió Bachelet? Entre otras cosas nosotros ganamos porque el gobierno de la Presidenta y la NM fue nefasto y porque Piñera había hecho un buena gestión en su primer periodo. Por eso es importante mirar este proceso que está pasando en la región con mucha atención.

"No hay que sacar cuentas alegres desde el punto de vista ideológico, porque no es la izquierda o la centroizquierda que haya dado un giro, sino que es sólo pragmatismo""

"Tener en América Latina un bloque con Argentina, Colombia, Chile y Brasil es importante para nuestro sector. Este es un desafío y una responsabilidad muy grande para todos los gobiernos de centroderecha de no ser sólo un paréntesis en gobiernos de izquierda""

"Se está generando un nuevo ciclo. La gente se desilusionó de la vuelta de la izquierda. Los países que tuvieron esos gobiernos retrocedieron. Esta es la respuesta natural a esa desilusión""