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ENTREVISTA. Javier Macaya, diputado y candidato a la presidencia de la Unión Demócrata Independiente (UDI):

"La UDI tiene que empezar a proponer y ser influyente, como en sus mejores momentos"

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Mauricio Mondaca L.

Como parte de una "generación intermedia" que puede asegurar el éxito de la Unión Demócrata Independiente (UDI). Así se siente el diputado Javier Macaya, quien el próximo 2 de diciembre confrontará su opción de ponerse a la cabeza del gremialismo con la de la actual presidenta del partido, la senadora Jacqueline Van Rysselberghe. Ambos quieren dirigir los destinos de uno de los partidos más importantes de la coalición de Gobierno y del escenario político nacional.

Representante en la Cámara Baja por la Región de O'Higgins, el abogado gremialista asegura contar con el apoyo de cinco ex presidentes de la colectividad y con parte importante del elenco de diputados de su tienda. Sobre sus objetivos en caso de llegar a la mesa como nuevo timonel del colectivo, Macaya plantea "proyectar a la UDI hacia el futuro".

En esta entrevista, Macaya critica el viaje de la senadora Van Rysselbergue a Brasil para reunirse con Jair Bolsonaro, el candidato presidencial generalmente descrito de ultraderecha, algo que el brasileño, en todo caso, rechaza ser. Además, evidencia sus dudas respecto al proceso de descentralización y adelanta que le interesa una política tributaria "más focalizada y eficiente" respecto de los territorios.

- ¿Cuáles son los objetivos principales de su candidatura a presidir la mesa de la UDI?

- Estamos en una necesidad de proyectar a la UDI hacia el futuro y de darle continuidad al proyecto político más exitoso desde la vuelta a la democracia a nuestro país. Creo que esta es una generación intermedia que asegura el futuro de la UDI. Estamos trabajando en unidad y somos, como dice la canción, la amalgama entre experiencia y juventud. Trabajamos con muchas personas que han representado el núcleo histórico y fundacional de la UDI, pero también con las nuevas generaciones del partido. Mi postulación está recibiendo el apoyo de cinco ex presidentes del partido, que por razones de fondo y futuro se han incorporado a trabajar en este proyecto.

- ¿Cuáles han sido las debilidades y puntos altos que, a su juicio, ha tenido la mesa que dirige la senadora Van Rysselberghe, quien postula a mantenerse al mando del partido?

- Creo que ella tuvo una responsabilidad importante en un momento en que la UDI estaba sacando la nariz debajo del agua. Fueron momentos en que la directiva de Ernesto Silva y luego Hernán Larraín lograron recuperar el partido. La senadora tuvo la capacidad de dirigir el partido y de sortear exitosamente ese momento en un proceso que era muy difícil para la UDI. Creo que una nueva etapa requiere una nueva conducción porque, cuando tienes una mirada de futuro, se necesita una nueva conducción, que sea más inclusiva y constructiva; no fragmentaciones, a pesar de que el partido no tiene hoy la unidad que tuvo en su momento. Yo tengo las capacidades de unirlo de mejor manera, con un discurso más inclusivo y que suma. Cuando yo hago la crítica a su conducción no lo hago de manera personal. Creo que las decisiones de la mesa de la UDI se tienen que tomar de manera horizontal y colectiva. La UDI no está acostumbrada a liderazgos que toman decisiones solo por una o dos personas. Y pongo como ejemplo la decisión inconsulta que tomó la directiva respecto del viaje de la presidenta del partido a ver al candidato Jair Bolsonaro a Brasil.

-¿Qué opinión tiene del liderazgo que mantuvo la presidenta del partido respecto de los momentos en que el partido fue vinculado al financiamiento ilegal de la política?

- En ese caso rescato enormemente el rol que le tocó jugar, por ejemplo, a Hernán Larraín. No hay que olvidar que antes de la actual presidenta estuvo Hernán Larraín haciendo un esfuerzo muy importante también por sacar adelante al partido. Con Jacqueline fuimos parte de un proceso exitoso de acompañar al Presidente Piñera en la elección presidencial y tuvimos una elección parlamentaria que nos hizo dejar de ser el partido más grande de Chile. Eso es una realidad que tenemos que ser capaces de revertir. Y para revertir eso no tengo ninguna duda de que es fundamental tener una mirada más de futuro, que tenga la capacidad de hablar de los temas del futuro. La UDI no puede seguir guardando silencio en temas como el medio ambiente o la cultura, para seguir reaccionando a la agenda con la que la izquierda siempre nos trata de llevar al pasado. La izquierda nos trata de llevar a la política en código de 1973 o del Sí y el No (por el plebiscito de 1988). La UDI tiene que empezar a proponer y a ser un partido influyente, como lo fue en sus mejores momentos, cuando le disputábamos palmo a palmo a la izquierda los votos en el mundo popular. Tenemos que tener la capacidad de volver a ser el partido más grande de Chile.

- ¿Cuáles van a ser los planteamientos en materia valórica por los que usted se va a jugar, en caso de que llegue a dirigir la UDI?

- Tengo bastante coincidencia con las ideas de la UDI en la defensa de la familia, de ser un partido con inspiración cristiana. Pero creo que hay maneras de acercarse a esos temas con mayor empatía y compasión, donde las formas importan. La UDI es un partido esencialmente conservador y yo no tengo ningún problema en representar eso. Creo que es importante representar eso, pero hay que hacerlo con una sintonía más actual. Lo pongo en código de pasado: la UDI, en su momento, estuvo en contra de la Ley de Divorcio, cuando el partido no se caracterizaba porque los temas diarios estuvieran en una agenda de este tipo. Teníamos la capacidad de tener nuestros temas de agenda principalmente en el ámbito de la seguridad, en el mundo social y popular. Esa era una diferencia que caracterizaba a la UDI exitosa e influyente en su momento.

- ¿De qué forma cree que se ha ido desarrollando la agenda descentralizadora?

- Creo que Chile está al debe en la descentralización. Yo soy parlamentario por una región y todavía veo una nebulosa en cómo se va a implementar, por ejemplo, el proceso de elección popular de gobernadores regionales. Hay muchas dudas respecto de cómo va a ser la administración de recursos y la complementariedad que se debe dar entre una autoridad elegida por el nivel central y una electa en la región. Puede terminar siendo el peor de los mundos. Creo que es un tema que el Gobierno debe mirar con atención.

- ¿Estaría usted por la idea de generar tributos territoriales?

- Depende de la actividad y de los lugares. Tengo la impresión de que la administración tributaria puede ser más focalizada y eficiente en la medida de que tengamos menos burocracia. Si le ponemos a esto más burocracia y malos actores, se pueden terminar perdiendo recurso en el camino. Yo estoy por la descentralización de los recursos, pero con menos burocracia. Y eso requiere más control del gobierno central y un nivel de complementariedad.

- ¿Qué opinión tiene del rol que ha jugado la UDI en estos primeros meses del segundo Gobierno del Presidente Piñera?

- Separo el rol del partido del que individualmente han jugado las autoridades que están en la administración central por su historia, méritos y conexión con el Presidente. En los ministerios y subsecretarías está el semillero de la UDI y el futuro de nuestro partido. Las personas que incluso no son militantes ojalá quieran seguir en lo público y ver en la UDI una forma de servir a Chile. La UDI, en el primer Gobierno del Presidente Piñera, marcó una agenda social en temas como el postnatal de seis meses, el ingreso ético o la agenda del Ministerio de Desarrollo Social. Y creo que han faltado ejes que se enmarquen en lo que es la UDI. El partido no es solo agenda valórica, es también agenda social y de integración que tan bien ha marcado no solo el partido, sino que gente como el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, que ha tenido la capacidad de conectar con las necesidades del Chile real.

- En caso de llegar a liderar a uno de los partidos de Gobierno se va a encontrar en el escenario de tener que dialogar con una oposición que se ha mostrado dura con La Moneda. ¿Cree que se puede mantener un trabajo constructivo con la oposición o, al menos, con parte de ella?

- Yo soy un convencido de que la izquierda no ha tenido convicción democrática y todavía se están poniendo de acuerdo en la forma en que quieren ser oposición. A ocho meses o un poco más de la instalación del Gobierno del Presidente Piñera, la oposición sigue absolutamente golpeada y no tiene claro cómo pararse para ser oposición. Desde la presidencia de la UDI puedo generar diálogo y estoy por ofrecer diálogo. Cualquier persona que se dedique a la política debe dejar de lado barreras ideológicas y debe estar dispuesta a conversar. Creo que en eso podemos también marcar un estilo de liderazgo distinto dentro de la UDI.

- ¿Ve factible el diálogo con toda la oposición o con parte de ella?

- Creo que hay una agenda que debe unir, que es la agenda social. Es cómo somos capaces de derrotar la pobreza, de mejorar los niveles de seguridad en La Araucanía, de conectarnos con la necesaria mejora del sistema público de salud. Tenemos una agenda que no debiera generar grandes complejidades y que debiera hacernos remar para el mismo lado. Si podemos hacer eso sin querer ganar pequeños triunfos políticos, se puede generar algo potente para el futuro del país. La oposición no puede ser mezquina a la hora de entender que si al Gobierno le va bien, al país le va bien.

- ¿Cree usted que hay ansiedad por hacer de Jair Bolsonaro un factor en la centroderecha, con la presidenta de la UDI y el ex candidato José Antonio Kast de visita en Brasil, esta semana, para reunirse con él?

-Lo primero que quiero decir es que es inconveniente usar la política interna de un país amigo, con todas sus particularidades, para generar una posición en la política interna o para remontar una elección. Creo que es parte de lo que podemos estar viviendo estos días. Nosotros fuimos muy críticos con la ex Presidenta (Michelle) Bachelet cuando corría a encontrarse con Fidel (Castro) o Raúl Castro. Bolsonaro, con todas sus particularidades y en un país que está destruido, es la opción para derrotar a la izquierda.Si yo fuese brasileño, probablemente tomaría esa opción, pero creo que Chile no es Brasil. Y espero que Chile no necesite un Bolsonaro, porque sería que tenemos asesinatos por miles, corrupción a destajo y un nivel de polarización de ese tipo.

"La UDI no puede seguir guardando silencio en temas como el medio ambiente o la cultura, para seguir reaccionando a la agenda con la que la izquierda siempre nos trata de llevar al pasado. La izquierda nos trata de llevar a la política en código de 1973 o del Sí y el No"."

"La UDI tiene que empezar a proponer y a ser un partido influyente, como lo fue en sus mejores momentos, cuando le disputábamos palmo a palmo a la izquierda los votos en el mundo popular. Tenemos que volver a ser el partido más grande de Chile"."