"Chalecos amarillos" protestan contra la violencia policial
FRANCIA. Manifestaciones se replicaron en varias ciudades del país galo. AYUDA HUMANITARIA. La embarcación "Sea Watch 3", retenida en Italia, era la última que quedaba hasta ahora en el Mediterráneo.
Los "chalecos amarillos", el movimiento contestatario que ha agitado la política francesa desde que comenzó en noviembre de 2018, se volcó ayer a las calles para denunciar la violencia policial en varias protestas como la de París, en la que se registraron momentos de tensión.
La manifestación parisina vivió altercados entre manifestantes y la policía, que lanzó gases lacrimógenos y pelotas de goma en la céntrica plaza de la República.
Allí se reunieron miles de participantes procedentes de la plaza de Daumesnil, desde donde había comenzado a las 12 horas locales (11.00 GMT) la marcha que recorrió unos seis kilómetros por la capital francesa.
Según el ministerio del Interior, en toda Francia hubo 17.400 "chalecos amarillos" a las 14 horas locales (13.00 GMT), menos que el sábado anterior, cuando se contabilizaron 22.000.
La duodécima jornada de protesta también ha tenido eco en ciudades francesas como Valence, Toulouse, Nantes, Burdeos y Rouen, entre otras. "El tema es la violencia policial. Nos prohíben manifestarnos y nos disparan sin ninguna razón. Hay una gran represión. Hay muchos heridos. Nacimos como un movimiento pacifista y no se entiende esa violencia", dijo a Efe M. Leduc, de 36 años, uno de los integrantes de la protesta de París.
ONG se quedan sin barcos para rescatar a migrantes
El bloqueo por parte de Italia de la embarcación de la ONG alemana Sea Watch en el puerto de Catania (Sicilia, sur) deja al Mediterráneo, por el momento, sin barcos de organizaciones humanitarias que socorrían a migrantes.
La embarcación "Sea Watch 3" está paralizada en el puerto siciliano, después de que las autoridades italianas detectaran una serie de "irregularidades", y no podrá volver a salir al Mediterráneo hasta que no se esclarezca la situación. La Fiscalía de Catania ha abierto una investigación, que por el momento no va dirigida contra nadie en concreto, después de que esa ONG desembarcara el 31 de enero a 47 migrantes que había asistido en el mar doce días antes.
Esas personas esperaron durante casi dos semanas a que se les concediera el acceso a algún puerto, hasta que Italia indicó a la embarcación que podía dirigirse a Catania, tras haber acordado la reubicación de los salvados con otros siete países europeos.
La investigación se ha abierto con la hipótesis de supuesta asociación criminal dirigida a facilitar la inmigración ilegal y, según medios italianos, el fiscal Carmelo Zuccaro quiere determinar si la actuación de la tripulación fue legal en todo momento e identificar a posibles traficantes de personas.
Zuccaro es conocido en el país porque ya ha emprendido varias causas contra las ONG que operaban en el Mediterráneo central y ha acusado en el pasado a estas organizaciones de complicidad con las redes de tráfico de personas.
Para la ONG alemana, la decisión de bloquear su barco no es más que "un pretexto técnico para detener las actividades de socorro en el mar".
El "Sea Watch 3" era el último que quedaba hasta ahora en el Mediterráneo para rescatar a los migrantes que intentan llegar a las costas europeas en barcazas inestables.
En enero, la ONG española Proactiva Open Arms denunció que las autoridades españolas impedían al "Open Arms" salir del puerto de Barcelona, pues la Capitanía Marítima, que depende del Ministerio de Fomento, no le concedía autorización para zarpar hacia el Mediterráneo central.
El fundador y director de esta ONG, Óscar Camps, aseguró entonces que su organización cumplía "con todos los requisitos legales".
Hoy, Camps lamentó, en declaraciones a EFE, la "persecución" que viven desde hace dos años las ONG que salvan vidas en el mar, una campaña que comenzó con la acusación de que hacían "efecto llamada", después se atacó a sus fuentes de financiamiento y más tarde se procedió al adiestramiento de los guardacostas libios.
Ahora, los Estados están aislando a los barcos en sus puertos con bloqueos administrativos "incomprensibles" que, en su opinión, buscan dejar el Mediterráneo sin testigos. "Todo hace pensar que es una decisión política que intenta echar del Mediterráneo" a las ONG "que llevan a bordo políticos, periodistas, que ponen luz y taquígrafos en el Mediterráneo central y que dan fe de lo que están ocurriendo", como devoluciones en caliente por parte de los guardacostas libios y la inacción de países europeos, apuntó.
"Todo hace pensar que es una decisión política que intenta echar del Mediterráneo"
Óscar Camps, fundador y director de la ONG Proactiva Open Arms"
Las otras naves que dejaron de operar
Tampoco opera ya el "Aquarius", después de que en diciembre las ONG SOS Méditerranée y Médicos sin Fronteras anunciaran el fin de la misión de una embarcación que desde que zarpó por primera vez en febrero de 2016 del puerto de Marsella había asistido a casi 30.000 personas en aguas internacionales. Desde junio está retenido el "Lifeline", de la homónima ONG alemana, en Malta, donde afronta una investigación por su situación administrativa, después de que desembarcaran en La Valeta unos 230 inmigrantes socorridos seis días antes. La pequeña ONG alemana Jugend Rettet también vio incautado su barco "Luventa" por parte de las autoridades italianas en agosto de 2017, el mismo mes en el que la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) canceló las operaciones de "Prudence" y Save the Children hizo lo mismo con el "Vos Hestia".