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ENTREVISTA. Marcela Cubillos, ministra de Educación:

"Los padres de la educación pública tienen derecho a elegir proyectos educativos"

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Patricio Tapia

El que alguna vez fuera un plácido ministerio cuyos asuntos y proyectos , fundamentales en todo país, parecían ocurrir entre los bastidores de la política, que tenía sus luces puestas en otros escenarios más inmediatos, se volvió un ámbito central, crítico, en la discusión pública e incluso en la participación ciudadana, al punto de obligar a la clase política a volcar su atención hacia esos temas y a los gobiernos a tenerlos en el corazón de su agenda.

Históricamente hubo en Chile, durante el Siglo XX, diversos proyectos de reforma educativa (algunos tan debatidos, con movilizaciones de protesta y de apoyo, como fue el de la Escuela Nacional Unificada en el gobierno de la Unidad Popular), pero fueron las manifestaciones estudiantiles de 2011, quizá por primera vez, las que cambiaron el orden de los factores: no eran los planteamientos de los gobiernos los que hacían responder a la ciudadanía, sino que las demandas ciudadanas las que obligaban a reaccionar a aquéllos y al mundo político en general.

La constatación del menoscabo de la educación pública y la exigencia de calidad en ella generó una serie de reformas en el sistema educativo, entre las cuales estuvo la Ley de Inclusión escolar (2015), una de las más importantes del segundo gobierno de Michelle Bachelet y que acabó, en los establecimientos que reciben financiamiento estatal, con el lucro, el co-pago y la selección académica, además de establecer un sistema de admisión escolar centralizado de postulación a través de una plataforma en internet, cuya implementación ha sido gradual. Una educación pública de calidad es lo que todo el mundo quiere, pero los métodos para lograr eso son los que generan divergencias.

Siendo Educación un ministerio complejo y dada su centralidad en la agenda gubernamental, que pretende reformar el sistema de admisión escolar para que exista selección por mérito, probablemente se requería de una personalidad tan enérgica como avezada en las lides políticas como la de Marcela Cubillos (1967), abogada, de amplia trayectoria (fue diputada y también ministra de Medioambiente en el actual gobierno, antes de ser nombrada en Educación) para llevar adelante la reforma, que se ha llamado Admisión Justa. La entrevista se realizó poco antes de terminar su gira por diversas localidades para conocer casos de familias descontentas con el sistema de acceso escolar creado por el gobierno anterior.

- ¿Qué está bien y qué está mal en el sistema de admisión escolar?

-El sistema de admisión escolar que nos tocó aplicar el año pasado en todo Chile, salvo en la Región Metropolitana, produce situaciones de mucha injusticia, como el caso de los alumnos que postulan a partir de séptimo básico y que, teniendo todos los méritos académicos, no quedan en los liceos de su preferencia. Por otra parte, en general, es un sistema que está alejando a las familias de los colegios. Nosotros queremos devolver a los padres el derecho a elegir y revalorizar el mérito por sobre el azar.

- ¿Esto de no quedar es algo generalizado o son casos aislados?

- Cuando se dice que el cuarenta por ciento no quedó en su primera prioridad es un porcentaje muy alto, considerando que cuando se discutió la Ley de Inclusión, cualquier encuesta que se hacía a los padres decía que más del noventa y tres por ciento sí quedaba en su primera opción; por lo tanto, es un retroceso en esa materia. Y como nos dicen las familias: uno tiene una o dos opciones donde quiere ingresar a su hijo, de manera que si quedo en la sexta opción que el sistema me sugiere poner, eso no es quedar en un colegio de mi preferencia.

- Ha causado polémica el proyecto de reforma de la Ley de Inclusión. ¿Seleccionar, en un país como Chile, es una discriminación?

- Lo que nos alegan muchas mamás es que con el pretexto de no discriminar se les está discriminando a ellas y a sus hijos. Se está discriminando a niños que con un tremendo esfuerzo han terminado la educación básica con todos los méritos para poder elegir un liceo de su preferencia y eso no se está considerando. En Talca, una chica de octavo básico me señalaba que era su derecho el que se estaba violando, su derecho a elegir el liceo por el cual ella había trabajado los últimos años para obtener un buen promedio y poder acceder a él. Bajo este discurso de no segregar se está segregando injustamente a jóvenes que tenían todos los méritos para quedar en el liceo de su elección.

- ¿Es válido cualquier criterio selectivo?

-No, lo que nosotros planteamos en Admisión Justa es que los alumnos a partir de séptimo básico que postulan a un liceo de alta exigencia académica en el que hay más demanda que vacantes se haga un proceso objetivo de selección que el colegio elija y sea ecuánime: prueba de admisión, considerar los antecedentes académicos u otros. Pero nos parece que cuando hay más demanda que vacantes en esos colegios es más justo considerar el mérito de esos niños más que el azar del sistema. El proyecto plantea también mérito con inclusión, porque siempre se va a garantizar en esos liceos un 30% para los alumnos prioritarios.

- En todo caso, esto se refiere sólo a un grupo de colegios dentro de la educación pública.

-Sí, pero no es lo único que plantea Admisión Justa. También plantea mejorar los criterios de priorización que hoy día se establecen, por ejemplo, que se considere hermanos a todos los que viven bajo un mismo techo aunque no sean consanguíneos; en segundo lugar, si hay un colegio cuyo proyecto educativo nace para educar a niños vulnerables y tiene buenos resultados, que no esté limitado a que se le asegure sólo un 15%, que es lo que establece el sistema, sino que pueda acoger a muchos más, si así lo estima; y en tercer lugar, dejamos un porcentaje de un 30% para que se pueda postular a colegios conforme a sus propios proyectos educativos. Nos parece que los padres de la educación pública tienen derecho a elegir proyectos educativos tal como lo tienen los padres de la educación particular pagada.

-¿A esto responde la idea de ampliar los liceos "bicentenario"?

-A nosotros nos interesa tener el máximo de liceos y colegios con los mejores estándares de calidad y para eso estamos trabajando. Queremos que haya educación pública de calidad en todos los niveles, que es la gran reforma pendiente del gobierno anterior en que se puso mucho esfuerzo en la educación superior y en reformas más bien estructurales, pero no en la calidad, no en la sala de clases y en el aprendizaje. A nosotros nos interesa potenciar esto y que ojalá en todas las regiones y en todas las comunas pueda haber establecimientos de alta exigencia.

-Volviendo a la selección, ¿se premia el mérito o el talento? Pues no son lo mismo: hay gente talentosa sin ningún esfuerzo.

- El mérito es un concepto amplio. De lo que se trata es de permitir a esos colegios que puedan establecer un sistema objetivo. Hoy día estuvimos en un liceo en que muchos padres querían que sus hijos quedaran y no quedaban. Cuando uno le preguntaba a la directora cómo lo hacían antes de este sistema de admisión decía que un porcentaje era por rendimiento y otro porcentaje era por otros talentos: deportivos, artísticos, teatrales o lo que fuera. Nos parece lógico que en liceos que tienen alta demanda haya un sistema que no sea el azar. Los padres no entienden por qué niños que hace un año, sin este sistema de admisión, hubieran quedado en el liceo de su preferencia, hoy día no queden porque se mete un sistema del Estado entremedio.

-Pero, ¿es tan positiva la selección? Si se pone como condición para entrar a un club medir más de metro ochenta, no hay mucho de qué jactarse que todos allí sean altos, ¿no?

-Es que eso es discriminatorio. La Ley Heneral de Educación hoy día prohíbe que cualquier forma de selección tenga criterios que sean discriminatorios. Por lo tanto, que haya un sistema que pueda establecer discriminaciones arbitrarias está prohibido por ley. Nadie pretende eso. Lo único que se está diciendo es que cuando se postule a partir de séptimo básico a liceos de alta exigencia, que hoy día tienen más demanda que vacantes, se pueda establecer un sistema de selección objetivo y nosotros como gobierno creemos que es más justo considerar el mérito que el azar. Al final, si hay menos cupos que demanda siempre habrá alguna forma de selección. Este sistema lo hace por azar y nosotros lo queremos reemplazar por mérito.

- Claro, pero me refería más bien a que tales liceos no necesariamente educan bien, sino que seleccionan bien o mucho. Si se concentran los mejores estudiantes de la educación pública, ¿qué pasa con el resto, que además es la mayoría de los alumnos?

- Partí por decir que nuestro desafío es mejorar la educación pública en todos los niveles. Llegar a que todos los liceos y colegios sean de excelencia. Pero no nos parece que en el camino, por parte de algunas personas que inventaron este sistema, se pueda disponer de la trayectoria educativa de determinados jóvenes y decidir a qué colegio deben ir. El niño que ha hecho el esfuerzo y posee los méritos tiene derecho a elegir su liceo.

-¿Qué les diría a quienes sostienen que la educación no debería ser cuestión de mérito, sino justamente permitir igualar condiciones para que, una vez educadas, las personas compitan y sólo entonces importen los méritos, talentos o lo que fuere?

-Necesitamos escuelas y educación pública de calidad para todos, pero nos parece lógico que a partir de séptimo básico o primero medio los alumnos puedan elegir el liceo al que quieren asistir y que sienten que les va a abrir muchas oportunidades. ¿Qué sucede hoy día con este sistema? Llega a tal extremo, que hay niños que quieren ir a la universidad, que tienen un excelente rendimiento en educación básica, y el sistema sólo los manda a un liceo técnico-profesional, que no es su objetivo. Por tanto, pretendemos recuperar el derecho a elegir. Muchos de los que plantean lo que usted me señala en la pregunta no le aplicarían un sistema así a ninguno de sus hijos. Creo que tenemos que volver a que sean los padres los que elijan y, sobre todo, a partir de séptimo básico, que sean los propios jóvenes los que tengan el derecho a decidir.

- Visto en general, no sólo la educación pública, ¿considera que el sistema escolar chileno es inequitativo? Si hay una educación para quien tiene medios y otra para quien no, pareciera serlo.

-Nosotros nos estamos preocupando y es nuestra responsabilidad del noventa y dos por ciento que estudia en la educación pública, que es la inmensa mayoría de los chilenos. No vamos a gastar un peso del Estado en la educación particular pagada donde va el ocho por ciento de la población. En la educación pública, ¿qué es lo que nos encontramos? Con papás y mamás que dentro de las opciones que tienen también exigen y con razón el derecho a elegir el colegio al que quieren mandar a sus hijos. Pero ellos no tienen, hoy día, ese derecho a elegir. Muchas mamás, a lo largo de todo Chile, en las regiones que he recorrido, lo que te dicen es: yo sé mejor que el Estado lo que le conviene a mi hijo; yo sé el colegio, dentro de mis posibilidades, al que quiero que ingrese.

"Nos parece que cuando hay más demanda que vacantes en esos colegios (de alta exigencia académica) es más justo considerar el mérito de esos niños que el azar del sistema"."

"Queremos que haya educación pública de calidad en todos los niveles, que es la gran reforma pendiente del gobierno anterior""

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"tenemos que volver a que los padres elijan y, a partir de séptimo básico, lo hagan los jóvenes".

OSCAR RAVANAL N.

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