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ENTREVISTA. marco moreno, Director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central:

"El Presidente Piñera tiene una obsesión por asumir un liderazgo regional"

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Paola Passig

El escenario que se está viviendo en la frontera de Venezuela y Colombia es incierto. Por lo tanto, sostiene el analista político y director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, el Presidente Piñera, al viajar a una zona donde no controla las variables, podría exponerse a una experiencia "bochornosa".

-A su juicio ¿qué motiva al Presidente a viajar hasta Cúcuta para apoyar en la entrega de ayuda humanitaria?

-Creo que la decisión responde a dos objetivos. Lo primero es poder alinear a su sector y a quienes lo apoyaron en la elección. Es un mensaje que va dirigido a su electorado, y no precisamente a la oposición, ya que va en contra de un principio de la política exterior que se mantenía en Chile desde el principio de la democracia: que las relaciones exteriores son una política de Estado, esto implica que hay acuerdo entre gobierno y oposición ante los temas internacionales. Con esta decisión se rompe ese principio implícito. Lo segundo es que este viaje tiene que ver con una suerte de obsesión del Presidente por ocupar un liderazgo regional y ser reconocido a nivel de la región. Él aprovecha esta coyuntura porque esto no es un intento humanitario, ni una posición de solidaridad, sino que es un cálculo porque él busca equipararse al liderazgo que tiene la ex Presidenta Bachelet en materia internacional.

-¿Cómo así?

-Es que hay como una pulsión en el Presidente respecto a compararse con Bachelet. Es muy curioso, pero hay una necesidad de permanentemente querer igualar o superar a Bachelet. Ya lo consiguió en el plano interno, ya que los dos han sido dos veces elegidos, pero le faltaba este reconocimiento internacional. Sin embargo, existe una dificultad porque hay dos liderazgos en América Latina que él no puede contrarrestar: por un lado el de Jair Bolsonaro, que es el socio natural de EE.UU. y Manuel López Obrador, en la centroizquierda. Creo que esta aventura del Presidente Piñera no le va a rendir los frutos que él espera en materia internacional.

-Usar la política internacional es recurrente en mandatarios que buscan esconder conflictos internos. ¿Hay algo de eso también?

-Históricamente los presidentes echan mano a los conflictos externos cuando tienen dificultades internas. Pero este no es el caso. En Chile no hay una situación de conflictividad interna todavía. Está marcando bien en las encuestas, había enfrentado situaciones complejas con las lluvias y el terremoto en el norte, la oposición no existe o parece estar de vacaciones, y el ciclo de movilizaciones comienza en marzo. Entonces, echar mano a la agenda internacional parece un exceso. Me parece que el Presidente se pasó un poco tres pueblos, se sobregiró. Ha dicho que lo van a acompañar ocho presidentes de América Latina y todavía no sabemos cuáles son. Por eso hay que leer esto en estas dos dimensiones: buscar liderazgo internacional y querer compararse con Bachelet.

-¿Cuáles pueden ser las consecuencias?

-Tiendo a pensar que la política exterior, la visión sobre Venezuela, y la manera cómo el Presidente está buscando usar las relaciones exteriores para conseguir réditos internos dejando de lado la política de Estado, puede alinear a la oposición. Por lo tanto, si hay un elemento que logre aglutinar, cohesionar detrás de un objetivo claro a la oposición, es justamente esta actuación, esta puesta en escena. Porque esto no es producto del azar, aquí hay una construcción de un relato. Lo señalaba el ministro del Interior, Andrés Chadwick, remarcando que esto respondía a lo que establecía la Constitución. Y si bien es cierto que la Constitución establece que la política exterior la llevan los presidentes, siempre había sido con acuerdo de la oposición. Entonces todo esto está permitiendo alinear a la oposición, ya que si bien son pocas las cosas sobre las cuales se puede articular la oposición, una de ésas es esto.

-En este contexto ¿es oportuno anunciar el término de la Unasur para reemplazarla por Prosur?

-En los últimos años en América Latina hemos asistido a una proliferación de referentes internacionales: el Grupo de Lima, Unasur, Alba, Alca, Mercosur…y ninguno ha logrado resultados objetivos. Por tanto, esto parece un intento por justificar su decisión de crear un referente, porque además ninguno de los países de la región ha apoyado este tipo de iniciativas.

-Mencionaba que evidentemente hay un vacío de liderazgo en la región. ¿Piñera se adelanta a Bolsonaro?

-Exacto. Sabemos que el Presidente es un jugador, siempre está apostando, siempre está haciendo jugadas, porque esto forma parte de su naturaleza. Aquí hizo una apuesta; se dio cuenta que había una oportunidad y como buen jugador, juega para aprovechar este vacío. Bolsonaro está recién instalándose, ha tenido algunos problemas internos y no está jugando su rol todavía. Recordemos que Trump señaló que él era su principal aliado en la región. Piñera, entonces, se adelanta a la jugada pero con bastante incertidumbre porque no sabemos cómo puede terminar esto.

-¿Cuál es el riesgo del viaje a Cúcuta?

-En el cálculo de riesgo no ha entrado bien el Presidente. La entrega de ayuda se está complicando. Maduro está montando un show en el puente que marca la frontera entre Colombia y Venezuela, y Guaidó otro show, y por lo tanto, todo es impredecible porque hay poco control de las variables. Hay un riesgo porque el Presidente se expone a una situación compleja sobre la que no tiene control. Está en un territorio que no es el suyo; no sabemos cómo se está moviendo la diplomacia internacional -estoy pensando en EE.UU., Rusia, China- para contrarrestar lo que está ocurriendo y que pueda resultar algo impredecible. Creo que Piñera no evaluó bien los costos; apostó a la oportunidad y a la jugada, pero hay poco control sobre lo que pueda ocurrir el sábado. Eso es lo incierto, lo complejo, y eso es lo que lo hace exponerse a una situación que puede resultar bastante bochornosa.

"La política exterior, la visión sobre Venezuela, y la manera cómo el Presidente está buscando usar las relaciones exteriores para conseguir réditos internos, puede alinear a la oposición. Si hay un elemento que logre cohesionar es esta puesta en escena""

"Quiere ser reconocido y equipararse a Bachelet en materia internacional. Sin embargo, existe una dificultad porque hay dos liderazgos en América Latina que él no puede contrarrestar: Bolsonaro y López Obrador""

ENTREVISTA. marco moreno, Director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central:

"El Presidente Piñera tiene una obsesión por asumir un liderazgo regional"

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Paola Passig

El escenario que se está viviendo en la frontera de Venezuela y Colombia es incierto. Por lo tanto, sostiene el analista político y director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, el Presidente Piñera, al viajar a una zona donde no controla las variables, podría exponerse a una experiencia "bochornosa".

-A su juicio ¿qué motiva al Presidente a viajar hasta Cúcuta para apoyar en la entrega de ayuda humanitaria?

-Creo que la decisión responde a dos objetivos. Lo primero es poder alinear a su sector y a quienes lo apoyaron en la elección. Es un mensaje que va dirigido a su electorado, y no precisamente a la oposición, ya que va en contra de un principio de la política exterior que se mantenía en Chile desde el principio de la democracia: que las relaciones exteriores son una política de Estado, esto implica que hay acuerdo entre gobierno y oposición ante los temas internacionales. Con esta decisión se rompe ese principio implícito. Lo segundo es que este viaje tiene que ver con una suerte de obsesión del Presidente por ocupar un liderazgo regional y ser reconocido a nivel de la región. Él aprovecha esta coyuntura porque esto no es un intento humanitario, ni una posición de solidaridad, sino que es un cálculo porque él busca equipararse al liderazgo que tiene la ex Presidenta Bachelet en materia internacional.

-¿Cómo así?

-Es que hay como una pulsión en el Presidente respecto a compararse con Bachelet. Es muy curioso, pero hay una necesidad de permanentemente querer igualar o superar a Bachelet. Ya lo consiguió en el plano interno, ya que los dos han sido dos veces elegidos, pero le faltaba este reconocimiento internacional. Sin embargo, existe una dificultad porque hay dos liderazgos en América Latina que él no puede contrarrestar: por un lado el de Jair Bolsonaro, que es el socio natural de EE.UU. y Manuel López Obrador, en la centroizquierda. Creo que esta aventura del Presidente Piñera no le va a rendir los frutos que él espera en materia internacional.

-Usar la política internacional es recurrente en mandatarios que buscan esconder conflictos internos. ¿Hay algo de eso también?

-Históricamente los presidentes echan mano a los conflictos externos cuando tienen dificultades internas. Pero este no es el caso. En Chile no hay una situación de conflictividad interna todavía. Está marcando bien en las encuestas, había enfrentado situaciones complejas con las lluvias y el terremoto en el norte, la oposición no existe o parece estar de vacaciones, y el ciclo de movilizaciones comienza en marzo. Entonces, echar mano a la agenda internacional parece un exceso. Me parece que el Presidente se pasó un poco tres pueblos, se sobregiró. Ha dicho que lo van a acompañar ocho presidentes de América Latina y todavía no sabemos cuáles son. Por eso hay que leer esto en estas dos dimensiones: buscar liderazgo internacional y querer compararse con Bachelet.

-¿Cuáles pueden ser las consecuencias?

-Tiendo a pensar que la política exterior, la visión sobre Venezuela, y la manera cómo el Presidente está buscando usar las relaciones exteriores para conseguir réditos internos dejando de lado la política de Estado, puede alinear a la oposición. Por lo tanto, si hay un elemento que logre aglutinar, cohesionar detrás de un objetivo claro a la oposición, es justamente esta actuación, esta puesta en escena. Porque esto no es producto del azar, aquí hay una construcción de un relato. Lo señalaba el ministro del Interior, Andrés Chadwick, remarcando que esto respondía a lo que establecía la Constitución. Y si bien es cierto que la Constitución establece que la política exterior la llevan los presidentes, siempre había sido con acuerdo de la oposición. Entonces todo esto está permitiendo alinear a la oposición, ya que si bien son pocas las cosas sobre las cuales se puede articular la oposición, una de ésas es esto.

-En este contexto ¿es oportuno anunciar el término de la Unasur para reemplazarla por Prosur?

-En los últimos años en América Latina hemos asistido a una proliferación de referentes internacionales: el Grupo de Lima, Unasur, Alba, Alca, Mercosur…y ninguno ha logrado resultados objetivos. Por tanto, esto parece un intento por justificar su decisión de crear un referente, porque además ninguno de los países de la región ha apoyado este tipo de iniciativas.

-Mencionaba que evidentemente hay un vacío de liderazgo en la región. ¿Piñera se adelanta a Bolsonaro?

-Exacto. Sabemos que el Presidente es un jugador, siempre está apostando, siempre está haciendo jugadas, porque esto forma parte de su naturaleza. Aquí hizo una apuesta; se dio cuenta que había una oportunidad y como buen jugador, juega para aprovechar este vacío. Bolsonaro está recién instalándose, ha tenido algunos problemas internos y no está jugando su rol todavía. Recordemos que Trump señaló que él era su principal aliado en la región. Piñera, entonces, se adelanta a la jugada pero con bastante incertidumbre porque no sabemos cómo puede terminar esto.

-¿Cuál es el riesgo del viaje a Cúcuta?

-En el cálculo de riesgo no ha entrado bien el Presidente. La entrega de ayuda se está complicando. Maduro está montando un show en el puente que marca la frontera entre Colombia y Venezuela, y Guaidó otro show, y por lo tanto, todo es impredecible porque hay poco control de las variables. Hay un riesgo porque el Presidente se expone a una situación compleja sobre la que no tiene control. Está en un territorio que no es el suyo; no sabemos cómo se está moviendo la diplomacia internacional -estoy pensando en EE.UU., Rusia, China- para contrarrestar lo que está ocurriendo y que pueda resultar algo impredecible. Creo que Piñera no evaluó bien los costos; apostó a la oportunidad y a la jugada, pero hay poco control sobre lo que pueda ocurrir el sábado. Eso es lo incierto, lo complejo, y eso es lo que lo hace exponerse a una situación que puede resultar bastante bochornosa.

"La política exterior, la visión sobre Venezuela, y la manera cómo el Presidente está buscando usar las relaciones exteriores para conseguir réditos internos, puede alinear a la oposición. Si hay un elemento que logre cohesionar es esta puesta en escena""

"Quiere ser reconocido y equipararse a Bachelet en materia internacional. Sin embargo, existe una dificultad porque hay dos liderazgos en América Latina que él no puede contrarrestar: Bolsonaro y López Obrador""