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La apuesta por la maternidad de la chef Carolina Bazán

AGENDA MUJER. Con seis meses de embarazo, la reconocida cocinera chilena detalla los desafíos que deberá enfrentar. ESTUDIO. Esto, según informe de la ONG Oxfam Intermón.
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La chef chilena Carolina Bazán, nacida en 1980, decidió tener a su primer hijo en la "cúspide de su carrera", cuando a los 35 años se encontraba al mando del restaurante familiar Ambrosía, catalogado como uno de los 50 mejores de Latinoamérica en la lista de San Pellegrino.

Una decisión arriesgada en un entorno laboral altamente exigente que nació de su manera de concebir el éxito como una relación entre lo profesional y lo familiar apoyada por su pareja, la sommelier Rosario Onetto, con quien reparte las tareas del cuidado del pequeño Iñaki.

"Si no lo hacía en ese momento, ¿cuándo? No podía esperar. Si a esa edad estoy en lo alto de mi carrera, ¿quiere decir que luego todo va en bajada?", explicó Bazán a Efe, en modo irónico.

La chef planteó la maternidad como una "pausa" en su carrera que al final nunca fue, ya que, un año después de dar a luz se embarcó en una nueva empresa al abrir el Ambrosía Bistró, un local más personal situado en la zona financiera de Santiago y con el que se "independizó" del primer restaurante que abrió con su madre al acabar sus estudios de cocina, a los 23 años.

Prioridad

Una experiencia de la cual se siente "satisfecha", continuó, a pesar de que significara el tener que renunciar "a unos diez viajes para cocinar o dar charlas en el extranjero", ya que le ha permitido dar "prioridad" a su familia, que se ampliará en los próximos meses cuando nazca su hija.

La idea original de esta pareja era que primero Bazán tuviera un hijo con un procedimiento de fecundación in vitro y que luego fuera Onetto la que quedara embarazada, pero esto último no resultó.

Bazán está repitiendo la experiencia de forma más "tranquila" sin saber todavía cómo se organizará tras el parto, que supondrá un cambio total en el "panorama".

En estos momentos, la chef trabaja en los turnos de almuerzo y cena del restaurante, donde Onetto también la acompaña por las noches.

"Ahora que mi hijo -de tres años y medio- tiene una jornada escolar, es más fácil, pero igualmente trabajar seis días a la semana con uno solo de descanso es complicado. Echo de menos bañarlo, acostarlo, dormirme con él", indicó.

A pesar de la pasión que siente por su profesión, la chef reconoce que lo único que no le gusta son "los horarios", que la obligan a recurrir a los servicios de una niñera para que se ocupe de su hijo por las noches, mientras la pareja termina el turno del día.

"Ella llega a las seis de la tarde, comemos todos juntos y luego nos vamos a trabajar. La niñera se ocupa de bañarlo y acostarlo", detalló.

"Lo veo muy distinto"

En este sentido, Bazán es consciente que su caso es "muy distinto" al de otras mujeres que trabajan en el sector gastronómico. "Antes de ser madre no veía mucha diferencia entre los chefs hombres y mujeres, pero ahora que tengo una familia y soy madre lo veo muy distinto", agregó.

En esta profesión con "horarios complicados y sueldos no muy buenos" destacan poco las mujeres, que suelen verse en "cafés o pastelerías".

De hecho, el Ambrosía ha estado en la lista de los 50 mejores en los últimos cinco años, un hito que cabe destacar ya que las cocinas galardonas con esta distinción bajo la dirección de mujeres pueden contarse con los dedos de una mano.

"Sé que tengo la suerte de que este restaurante es mío y que yo pongo las reglas", explicó Bazán, quien desde que abrió su primer local ha mantenido una visión gastronómica basada en una carta abierta que se adapta a los productos frescos y de temporada.

Para ello acude regularmente a La Vega, el mercado más grande de Santiago, donde selecciona personalmente los mejores productos para llevarlos hasta el restaurante, que cuenta con una cocina totalmente abierta que permite a los comensales sentados en la barra ver todos los pasos que realizan los cocineros antes de servir su plato.

Una labor a la que se sigue dedicando en la actualidad con sus seis meses de embarazo, que compagina con la dirección de la cocina y la supervisión del trabajo de un total de 18 empleados a los que está "preparando" para cuando llegue el nacimiento de su hija.

Con un pie en el ambrosía

"Mi idea es mantenerme activa. Personalmente me puedo matar sin trabajar seis meses, pero sí quiero dedicarle el tiempo que se merece un bebé recién nacido", explicó Bazán sobre el permiso de maternidad que se tomará tras el parto.

Aunque rebajará el ritmo, la chef continuará trabajando por una "cuestión económica", ya que la compensación posnatal en Chile no cubre la totalidad del sueldo. "Iré de vez en cuando al restaurante, veré nuevos platos y mantendré una asesoría desde casa, como hice con mi primer hijo", dijo.

"Aun así, quiero aprovechar esta oportunidad, aunque signifique perder parte de mi carrera, ya que quizás el día de mañana pueda retomarla al más alto nivel", concluyó Bazán.

"Antes de ser madre no veía mucha diferencia entre los chefs hombres y mujeres, pero ahora que tengo una familia y soy madre lo veo muy distinto"

Carolina Bazán, Chef"

"Me puedo matar sin trabajar seis meses, pero sí quiero dedicarle el tiempo que se merece un bebé recién nacido"

Carolina Bazán, Chef"


La paz es más duradera cuando la mujer participa

La presencia de la mujer en los procesos y conversaciones de paz ayuda a que ésta sea más duradera y efectiva, según el informe "Mujeres en zonas de conflicto" que la ONG Oxfam Intermón presentó ayer en Madrid.

"Está demostrado que en la resolución de los conflictos en los que ellas participan, la paz es hasta 15 años más duradera y además se implementa de forma más efectiva", explicó Paula San Pedro, responsable de Incidencia Humanitaria de la ONG y autora del documento.

En la investigación, centrada en tres países diferentes -Irak, Yemen y Territorios Palestinos Ocupados- queda claro que los conflictos aumentan la desigualdad de género y que sus efectos en las mujeres son "multiplicadores", pues además de sufrirlas como civiles, se suma la discriminación ya existente.

A pesar de esas trágicas circunstancias "las mujeres han logrado tener su propia voz, movilizarse y reclamar sus derechos", algo que muestra una "enorme poder de resiliencia".

Apoyo

En ese proceso de empoderamiento, el papel de la comunidad internacional es fundamental como "fuerza de apoyo, de acompañamiento en ese camino" hacia la conquista de sus derechos.

Se trata de empoderar a la mujer con instrumentos que van desde la cooperación hasta lograr "abrir espacios en la Unión Europea (UE), en el Comité de Derechos Humanos e incluso la ONU", donde el Consejo de Seguridad puede lograr que esa sea una tarea fundamental de los enviados especiales de Naciones Unidas a las zonas de guerra.

Los conflictos han llevado a las mujeres a convertirse en muchos casos en jefas de familia: en Irak se ha doblado y en Yemen triplicado el número de mujeres que se encarga de mantener económicamente el núcleo familiar.

"Estos ingresos les han permitido participar en la toma de decisiones" y "aliarse con sus maridos, que las respetan", explicó San Pedro.

Mediadora

También se ha incrementado su faceta de mediadoras, que llevan a cabo en sus comunidades, pues "se las percibe con un rol más neutral", dijo, al citar como ejemplo la presencia femenina en varias campañas para la liberación de presos en Yemen.

Sin embargo, en la resolución de los conflictos son apartadas, explicó la responsable humanitaria, al mencionar que en la última ronda negociadora sobre Yemen, en diciembre pasado en Suecia, sólo participaron dos mujeres, cuando se había aprobado una cuota de presencia femenina del 30%.

En el informe también se destaca que las guerras han frenado bruscamente muchos de los avances que las mujeres habían logrado en la lucha por sus derechos.

"Es necesario que se hable más de todo esto. Queremos que los políticos lo debatan, es lo más importante, la visibilización, porque está claro que las sociedades que cuentan con la mujer son más pacíficas e igualitarias", aseguró.

"Está demostrado que en la resolución de los conflictos en los que ellas participan, la paz es hasta 15 años más duradera y además se implementa de forma más efectiva"

Paula San Pedro, Autora del informe"