Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Vida Social
  • Espectáculos
  • Cartelera y Tv
  • Clasificados
  • Deportes
ENTREVISTA. eduardo santa cruz, profesor del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile:

"Nos guste o no, no podemos volver al esquema del fútbol chileno del siglo XX"

E-mail Compartir

Nicolás Reyes A.

Cuando se habla de cultura popular y su relación con el fútbol, Eduardo Santa Cruz es palabra autorizada.

Desde los años '80 el profesor del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile ha dedicado buena parte de su tiempo a estudiar el impacto que el fútbol ejerce en la sociedad.

En el marco de su participación en el III Congreso de la Red Chilena de Estudios Sociales del Deporte, en Viña del Mar, Santa Cruz explica cómo los grandes grupos económicos se han adentrado en nuestro fútbol, un proceso que, según sus palabras, "es sumamente perverso, porque no hay regulación ni control externo sobre los clubes. Son ellos mismos, a través del Consejo de Presidentes, quienes ponen las reglas para su propio funcionamiento, sin que el Estado haga algo por ponerle un alto".

Santa Cruz ve con preocupación la transformación que han tenido los clubes chilenos bajo el formato actual de privatización, entendiendo por sobre todas las cosas que "el fútbol está relacionado a cosas que lo superan a sí mismo. Se involucra con cuestiones sociales y culturales que son simbólicas. La identidad que supone y la cantidad de capital simbólico que significa para la ciudad de Valparaíso el Santiago Wanderers, por ejemplo, no se mide en plata".

Para el académico, el sistema actual bajo el cual se rige el fútbol chileno, aunque deja grandes ganancias para los empresarios y los clubes, no resiste más. Entre las razones que entrega es que ha malgastado una gran cantidad de recursos, además de crear una prensa deportiva exitista y transformar al hincha, creando a los barra brava, a quienes define como "verdaderos simios".

Junto con lo anterior, Santa Cruz también hace hincapié en las transformaciones sociales que ha producido el actual sistema en Chile, las cuales van desde la "aparición" de un nuevo aficionado, hasta la pérdida de identidad y arraigo de fanáticos y futbolistas.

Respecto de la privatización que ha sufrido el balompié nacional, indica que "es algo que sigue en desarrollo, es posible que este proceso aún no haya alcanzado su punto más alto. Más allá de que nos guste o no, no podemos volver al esquema que tenía el fútbol chileno en el siglo XX, lo cual no quiere decir que tengamos que aceptar acríticamente lo que está sucediendo, por el contrario".

- Según usted, ¿cuáles son los principales efectos que ha traído la privatización del fútbol chileno?

- Existe un desarraigo, porque se pierden las raíces sociales, culturales, geográficas y simbólicas de los clubes nacionales, varios de los cuales tienen una larga vida, y eso inevitablemente va a traer una crisis. Y si no la hay ahora es porque hay recursos. Creo que se ha generado un sistema que monopolizó el uso del capital simbólico de cada club, y esa monopolización se hizo pensando en repartirse una torta, igual que la Isla de Tortuga de los piratas.

- ¿Cree que el actual sistema de sociedades anónimas deportivas es perfectible?

- Las sociedades anónimas deportivas como tal, son perfectibles en la medida que se generen mecanismos de regulación y de transparencia. Al ser muchas de ellas sociedades anónimas cerradas, no tienes acceso a su funcionamiento económico y tampoco puedes comprar acciones, porque no están tranzadas en la bolsa, a menos que el dueño quiera venderlas. El mecanismo bajo el cual funcionan clubes como Universidad de Chile, Colo Colo, Magallanes o Santiago Wanderers, es muy perverso, donde el club como tal se mantiene y es administrado por una sociedad anónima. Yo generaría otro tipo de propiedad, como las cooperativas.

- ¿Cuál es el rol que debiese jugar el Estado en esta materia?

- Algo clave, sobre todo luego del escándalo asociado a Sergio Jadue, que trataron de tapar con tierra, es que el Estado debe generar un mecanismo de control y regulación. Debiese existir una especie de Superintendencia o algo similar, exterior al fútbol, que regule y controle cómo funcionan las directivas y cómo se reparten las platas.

- ¿Cree que los clubes se han alejado de su rol social?

- Por supuesto, porque están dentro de una gran transnacional productora de espectáculos como lo es la FIFA, a quien sólo le interesa producir y que el espectáculo sea lucrativo. Entonces, van a querer continuar con ese rol social en los colegios o los barrios, pero en función de encontrar un talento que en un par años sea exportable, teniendo trece o catorce años. Y en función de esa mercantilización es que hay una serie de roles sociales que han sido abandonados, como los clubes de barrio.

- ¿Cómo evalúa casos como el de Everton, donde el capital es extranjero?

- La verdad, creo que tanto el capital extranjero como nacional está expuesto a que el día de mañana cualquiera puede pensar "esta cuestión no funcionó, ¿vayámonos?". Y lo que puede ocurrir ahí, aunque suene estrambótico, es que pretendan llevarse el club y refundarlo o fusionarlo con otro. Lo que puede pasarle a Everton o a cualquier club es que le pueden cambiar los colores, la insignia, llevarlo a otra ciudad, porque no hay ningún tipo de regulación sobre estas sociedades anónimas.

- ¿Cree que dicho modelo afecta la relación que tienen los hinchas con el club?

- El sistema ha pretendido crear a un hincha que no piensa y que es pura pasión, lo cual es totalmente falso, pero lógicamente no van a querer cambiar eso. Y no lo quieren hacer porque después va a querer dar su opinión. Eso se puede retomar del siglo XX, la participación de los hinchas, ya que con las tecnologías actuales, tienes muchas formas de hacerlo partícipe. Los socios pueden discutir, ellos también pueden pensar.

- ¿Cómo vislumbra el futuro de Santiago Wanderers con la potencial venta de las acciones del máximo accionista, Nicolás Ibáñez?

- Lo que podrían hacer es que los socios se organizaran y compraran las acciones de forma equitativa, una acción, un socio. En Alemania, por ejemplo, hay un límite de acciones que puede adquirir un socio, con el fin de no monopolizar los clubes. Aunque también puede llegar cualquier pelafustán, poner plata sobre la mesa y decir "el Wanderers es mío" debido a la poca regulación existente.

"Lo que significa simbólicamente para Valparaíso Santiago Wanderers, no se mide en plata".

Eduardo Santa Cruz, Académico de la U. de Chile

Una actividad que se ha vuelto comercial

Eduardo Santa Cruz ve con recelo la forma en que se maneja el fúbol en un contexto globalizado y cómo impacta en la sociedad, sobre todo en los jóvenes y sus familias, que ven en el fútbol una forma de mejorar su estatus socioeconómico. El académico señala que "la actividad del fútbol se ha vuelto netamente comercial. Un cadete de cualquier club chileno no está pensando en llegar a Primera y luego a la selección nacional, sino que está mirando altiro a Barcelona. Ahora toda la familia se ha volcado en esa dirección, buscando que el chico llegue al extranjero, como (Arturo) Vidal o (Alexis) Sánchez. Entonces, la movilidad social no está enfocada en tener un trabajo estable, sino en que ojalá el niño se vaya a Juventus y lleve a toda la familia a Italia. Es muy raro que alguien se quiera quedar toda su vida en el equipo de su vida, lo que entra en la lógica del sistema".

"No hay ningún sistema en Chile donde quienes participan de él creen sus propias reglas".

Eduardo Santa Cruz, Profesor de laU. de Chile

el año en que comienza a regir el actual sistema de Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales. 2005

ingresa Santa Cruz como profesor del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile. 1999