¿Qué tienen en común la apertura del borde costero de Barón, el aeropuerto de Torquemada y la extensión del metro a Limache? Que todas son iniciativas para la misma ciudad. Sí, una ciudad de más de un millón de habitantes, compuesta por seis comunas totalmente integradas, donde sus limites administrativos tienen poca o ninguna importancia para quienes las habitamos diariamente, ya que nos desplazamos entre una y otra constantemente, por razones de trabajo, estudio o descanso.
¿Qué importancia tiene esto? Las ciudades son un motor económico fundamental. En ellas se concentra la mayor parte de los intercambios sociales y de los empleos. Pero también concentran la mayoría de los problemas que hoy tenemos como sociedad, y que superan los limites administrativos de cada comuna, como la pobreza, segregación, congestión y contaminación. Esta ciudad, llamada Gran Valparaíso o Valparaíso Metropolitano, tiene virtudes inigualables; el desarrollo residencial de Quilpué y Villa Alemana, la integración con el medio ambiente de Limache, la vocación comercial y turística de Viña del Mar y Concón, la actividad universitaria e imagen internacional de Valparaíso, son sólo algunas de ellas. Todas estas cualidades forman parte de una misma identidad, que se ha ido construyendo a través de la historia por las migraciones de familias entre sus comunas. Esto no es trivial ya que, como hemos escuchado hasta el cansancio, debemos competir con Santiago (conformada por 36 comunas) en atracción de inversiones para nuevas fuentes de empleo, y la principal herramienta que tenemos es capitalizar nuestras virtudes.
A su vez, nuestro Valparaíso Metropolitano cuenta con déficit importantes a raíz de la poca capacidad que hemos tenido para concebir proyectos estructurales de gran escala y de largo plazo que generen más y mejores empleos, y que mejoren la calidad de vida de sus habitantes. Diseñar un sistema de transporte público integrado, digno y eficiente; repensar qué hacemos con nuestros deshechos domiciliarios e industriales; implementar una política integral y sostenida para los campamentos, son algunos de los ejemplos mas evidentes. Sin embargo, esto no es suficiente. Debemos fortalecer al Gran Valparaíso generando mejores espacios para el desarrollo industrial, ampliando su matriz productiva con una política de atracción de inversiones; realizar una estrategia de promoción turística integrada, capitalizando las playas de Viña del Mar, los barrios históricos de Valparaíso y el valle de Casablanca; y pensar en una red de espacios públicos que permita abordar la enorme desigualdad de áreas verdes que tienen las distintas comunas.
El reciente estudio sobre calidad de vida, elaborado por el Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Católica, trae buenas noticias, ya que se destacan los avances de Concón y Valparaíso en esa línea. Sin embargo, se requiere llevar a cabo proyectos estructurales, que ayuden a mejorar de manera significativa la calidad de vida de quienes habitamos en ellas. Reconocernos como parte de una sola gran ciudad, manteniendo la identidad propia, autonomía y prioridades locales de cada comuna, es una tarea ineludible. El desafío es ponerlo en marcha con decisión política, buenos proyectos y recursos.