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ENTREVISTA. Cristián Varela, gerente general de COP25:

"Nuestro desafío es llevar la cumbre del cambio climático a cada rincón de Chile en diciembre"

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Patricio Tapia

Así como Chile se enteró hace medio año que tendría que organizar la próxima cumbre internacional sobre cambio climático, falta apenas otro medio año para que todo deba estar listo. Queda poco tiempo. De ahí la urgencia para que la organización resulte bien.

La historia de estas cumbres se remonta a un cuarto de siglo (Berlín 1995). Desde entonces, el cambio climático se ha convertido en el principal problema ambiental que enfrenta el mundo. Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) continúan creciendo, acumulándose en la atmósfera, y la temperatura global promedio del planeta sube. Tan grave es todo esto que las Naciones Unidas acordaron una Convención Marco sobre el Cambio Climático y reuniones anuales para reforzar la conciencia pública mundial sobre tales problemas.

Estas reuniones son las llamadas COP, sigla por Conferencia de las Partes (las firmantes del convenio). Los foros o cumbres se vienen realizando desde 1995, alcanzando algunos acuerdos de importancia, como el Protocolo de Kioto (1997) o el Acuerdo de París (2015) sobre, respectivamente, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o limitar el aumento de la temperatura media del planeta, los que no siempre cumplen sus plazos y han tenido algunos reveses, como el retiro del Acuerdo de París por Estados Unidos tras la llegada de Donal Trump a la presidencia.

Con todo, las COP constituyen sin duda el mayor foro internacional para avanzar en las acciones de protección ambiental de la Tierra. En la última de tales reuniones, la COP24, realizada en Polonia en diciembre pasado, Brasil, país que había sido designado como anfitrión de la siguiente, anunció que no lo haría. Chile entonces aceptó ocupar su lugar. De ahí que, contrarreloj, el país se prepare para realizar la cumbre entre el 2 y el 13 de diciembre de este año, en el Parque Bicentenario de Cerrillos.

El encargado de la organización del evento, o gerente general de COP25, es el ingeniero Cristián Varela, quien debe enfrentar una serie de asuntos clave, que van desde el financiamiento, solo parcialmente sustentado por el sector público, hasta consideraciones sobre la capacidad hotelera a efectos de alojamiento o las formas de transporte, además de lograr tener la infraestructura adecuada para recibir a decenas de miles de personas.

Una dificultad adicional es que un mes antes, en noviembre, Chile será sede de otra reunión multilateral, el Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico, Apec. Pero Varela, lejos de estar angustiado, confía que todo llegará a buen puerto y a tiempo. Aquí explica por qué.

-La organización de la cumbre parece una carrera contra el tiempo. ¿Cómo va el avance, se podrá cumplir con los plazos?

-¿Qué implicancias tiene para el país esta cumbre y qué expectativas hay al respecto?

-Una de las críticas a la COP25 en Chile es que implica un gasto importante de recursos. ¿Es justificada esa crítica?

-¿Con ese presupuesto aprobado para financiarla no alcanza, ya que se ha pedido aportes, por ejemplo, de empresarios?

-¿Y cuál es el costo aproximado total que tendrá?

-¿Y cómo podría tener esta reunión algún efecto en las regiones del país?

-¿Por qué se optó por Cerrillos para que funcione allí la cumbre?

-¿Y cómo se logrará tener esa infraestructura? Por plazos, no se podrá construir un edificio, ¿no?

-¿Se calcula cuántas personas pasarán por la cumbre en el tiempo que durará?

-Transporte y alojamiento serán puntos críticos, probablemente. ¿Cómo se solucionará esto?

-El sistema hotelero, ¿logrará hacerse cargo de esta concurrencia? ¿No hay peligro de que colapse?

-Ya que el clima es el tema, ¿habrá medidas para que las emisiones de carbono no se multipliquen con tantas visitas?

-¿Hay alguna consideración sobre cuáles son las mayores amenazas para Chile como consecuencia del cambio climático?

-Estamos trabajando intensamente, pero tenemos confianza en que seremos capaces de cumplir con los plazos. Vamos al día con nuestra planificación y estamos alineados con las exigencias de la Secretaría del Cambio Climático de las Naciones Unidas, que estuvo esta semana en Santiago. También con la productora internacional con la que trabajaremos en este desafío. Entonces, estamos tranquilos respecto de que vamos a lograrlo, pero eso requiere un trabajo muy intenso hasta diciembre.

-Indudablemente para Chile es un tremendo honor, primero, que nos hayan entregado esta responsabilidad. Es un gran reto la organización de la cumbre más grande que realiza anualmente Naciones Unidas. Pero, en segundo término, es una gran oportunidad, porque nos permite poner en la agenda nacional el enorme desafío que tenemos al frente, el de combatir el cambio climático y poner la acción climática entre las preocupaciones y en la mente de la ciudadanía y que tomemos conciencia de la responsabilidad que cada estamento de la sociedad tiene para actuar en esta materia.

-Yo creo que no. Efectivamente el Estado de Chile va a gastar recursos. Sin ir más lejos, se aprobó por ley -lo que es de público conocimiento- un aporte de US$ 35 millones. Pero nosotros estamos absolutamente convencidos de que este es un esfuerzo que vale la pena. Estamos hablando de probablemente la amenaza más grande que estamos enfrentando a nivel planetario.

-Así es. Estos fondos no son suficientes para todo lo que queremos hacer en torno a la cumbre. Por eso hemos dicho que este es un proyecto país que requiere del esfuerzo integral y especialmente del sector privado, de quienes hemos tenido una gran recepción por lo que significa la COP para Chile y porque entienden que el desarrollo solo es viable si es sustentable. La otra parte del financiamiento viene de otros países e instituciones internacionales, lo que también es usual en este tipo de cumbres donde apoyan a los países organizadores. Ahora con mayor razón, dado que Chile tomó la posta de la organización de manera extraordinaria, luego que Brasil decidiera renunciar a la cumbre a último momento.

-Queremos desarrollar una cumbre que tendrá un costo total de 90 millones de dólares. Eso abarca muchísimo más que el evento en Santiago, concretamente en Cerrillos, que se va a desarrollar en diciembre. Tenemos una agenda ambiciosa que pretende llevar la cumbre a todo el país. El desafío es llevar la cumbre del cambio climático a cada rincón de Chile para que el país completo se sienta partícipe, se involucre y se comprometa con esta causa.

-Estamos atareados en esto y tenemos un equipo especial trabajando en una agenda ciudadana que va a llevar el mensaje de la cumbre durante el año a lo largo de todo el país. Esperamos que esta iniciativa ya comience a operar y podamos ir anunciando algunos hitos relevantes en las próximas semanas. Estamos diseñando una programación con los gobiernos locales, universidades regionales, la comunidad científica y la sociedad civil para poner en el tapete la problemática del cambio climático.

-Después de analizar distintas alternativas de sede para esta actividad nos convencimos de que Cerrillos cumplía con todos los requisitos necesarios, tanto de seguridad y logística como de extensión de superficie para cumplir con los requerimientos de una cumbre de esta envergadura. Estamos muy tranquilos de que en Cerrillos vamos a ser capaces de levantar este recinto para albergar la cumbre de manera adecuada.

-En la explanada se va a construir un centro de eventos, algo que no existe en nuestro país: 100.000 m2 construidos. Los encargados son expertos que han levantado la infraestructura de varias cumbres anteriores en distintas partes del mundo, también hacen eventos globales como la Fórmula 1, mundiales de fútbol, etc.

-Sí. Nuestra expectativa es que sea del orden de 25 mil personas las que vengan como miembros de las delegaciones que van a participar de la cumbre. Eso se va a distribuir a lo largo de las más de dos semanas que va a durar la cumbre. Y esperamos una afluencia diaria de delegados cercana a las 10 mil personas.

-Estamos trabajando en eso de manera coordinada con todos los estamentos involucrados, las empresas, los ministerios correspondientes y los gobiernos locales. Y aunque no somos responsables del alojamiento de todas las delegaciones, sí estamos facilitando y ayudando a elegir dentro de las alternativas disponibles, pero hay capacidad de sobra. También estamos planificando la logística interna en la ciudad con la Intendencia, los alcaldes, el Ministerio de Transportes, Metro, el aeropuerto, las autopistas… la lista es larga.

-Estimamos, después de conversar con los especialistas en la materia, que no debería haber problemas. Se va a estar a una capacidad muy alta, pero hay alternativas suficientes para albergar a toda esa gente en Santiago en esas fechas.

-Por supuesto. Eso es un punto clave en nuestro proyecto. Estamos desarrollando un plan integral que nos permita neutralizar las emisiones que se generen producto de esta cumbre.

-Es sabido que Chile cumple con siete de los nueve criterios establecidos por las Naciones Unidas para definir la vulnerabilidad de un país frente al cambio climático. Por eso es importante para Chile, más que para nadie, abordar el tema de cómo enfrentarlo y cómo adaptarse a los hechos que él supone. La adaptación es probablemente uno de los desafíos centrales que tenemos como país porque ya hay cambios sustanciales en el clima de distintos sectores del país (prolongada sequía que afecta a gran parte de la población, incendios forestales, etc.) y tenemos que aprender a vivir con ellos. Es uno de los puntos más relevantes a tratar.

cedida